“El alma debe ser fiel a la oración, a pesar de las tribulaciones y la aridez y las tentaciones, porque de tal plegaria en gran medida depende a veces la realización de los grandes proyectos de Dios” (Diario de Sor Faustina, 872).
ORACIÓN PARA SER MISERICORDIOSO
“Oh
Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti.
Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a
través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame,
oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás recele o juzgue
según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y
acuda a ayudarla.
Ayúdame,
oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las
necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame,
oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente
de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame,
oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para
que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más
difíciles y más penosas.
Ayúdame,
oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a
socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio.
Ayúdame,
oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los
sufrimientos de mi prójimo.
Que Tu misericordia, oh Señor
mío, repose dentro de mí”.
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