domingo, 29 de enero de 2023

MUY FELIZ DÍA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO.

 Santo Tomás de Aquino era grande no por serlo físicamente (también lo era según las biografías). Tampoco era grande por ser un hombre inteligente (era de hecho uno de los hombres más sabios sobre la faz de la tierra, por algo le llaman hoy en día "doctor angélico"). Santo Tomás de Aquino era grande por su humildad y por su caridad hacia el prójimo.

Se cuenta que el fraile Tomás de Aquino estaba leyendo en latín delante de los otros frailes. Nadie leía mejor el latín que fray Tomás. Sin embargo, su superior se tomó el atrevimiento de decirle: "pronunciaste mal esa palabra, pronúnciala de nuevo". Santo Tomás la pronuncia como se lo dice el superior y sigue adelante. Todos los frailes se dieron cuenta que el superior estaba equivocado, y que Tomás había pronunciado esa palabra en latín de manera magistral la primera vez que la había leído. Cuando terminó de leer, uno de los frailes le dice: "Fray Tomás, deberías haberle dicho al superior que el que estaba equivocado era él, tú tenías razón!". Santo Tomás lo mira sonriendo y le dice: "prefiero callar y pasar por tonto antes que hablar y caer en la soberbia. No era una discusión que valía la pena".

Otra anécdota que se cuenta de Fray Tomás es que estaba predicando su homilía cuando viene un hombre, lo empuja fuera del púlpito y comienza a leer un discurso contra la orden dominicana. Este hombre termina su discurso hablando pestes de los dominicos, y se va. Cuando Tomás vuelve al púlpito, todo el mundo esperaba que refutara lo que dijo ese hombre, ya que Fray Tomás refutaba toda clase de errores. Sin embargo, Fray Tomás siguió predicando su homilía sin hacer mención a las palabras de ese hombre. Todos quedaron admirados por su humildad, porque pudiendo haber refutado todo, guardó silencio y se enfocó en su prédica. Santo Tomás predicaba más con su ejemplo que con sus palabras.

Le tocó muchas veces refutar a los herejes maniqueos. Nadie podía rebatir sus argumentos, pues respondía siempre con inteligencia, con verdad y con caridad. Como los herejes no podían refutarlo, lo insultaban y descalificaban con toda clase de adjetivos. Fray Tomás mientras más lo insultaban, con más caridad los trataba, aunque siempre los refutaba. Él decía: "trato a los demás como deseo que otros me traten a mí".

Fray Tomás era un hombre de oración. Pese a ser un doctor en teología, él decía: "aprendí más delante del Santísimo que en mi escritorio lleno de libros". De hecho, cuando no entendía algo, metía la cabeza dentro del tabernáculo.

Entendía perfectamente que su inteligencia era un don de Dios que debía ser usado por amor al prójimo. De hecho, antes de morir tuvo una visión mística y quiso quemar todos sus libros porque decía que, comparado con lo que había visto, sus obras eran menos que un poco de paja que se lleva el viento. Menos mal que su secretario no le permitió quemar sus obras. Hubiese sido una gran pérdida para la Iglesia.

Conocía de memoria la Biblia, de hecho en sus obras había más de 20.000 citas bíblicas. Rescataba lo bueno de todo autor, aún de autores musulmanes como Averróes o Avicéna. Èl siempre citaba a San Gregorio Magno que decía: "la verdad, diga quién la diga, viene del Espíritu Santo". No temía en usar el medio necesario con tal de dar gloria a Dios y buscar la salvación de las almas.

Hay dos frases de él que rescato siempre. La primera es "debes ser lento para hablar y rápido a escuchar". La otra es: "al cielo van aquellos que mas caridad han tenido en esta tierra. Mientras mayor sea nuestro grado de caridad en la tierra (con Dios y el prójimo) mayor será nuestra gloria en el cielo".

Alguno definió a Santo Tomás de Aquino como "el más sabio de los Santos y el más Santo de los sabios". Obviamente, solo Dios sabe quién es el más sabio y santo, eso no lo podemos decir nosotros. Pero de una cosa podemos estar seguros: Santo Tomás de Aquino no nos guiaba hacia él, sino que nos guiaba hacia Jesucristo. Él no buscaba atraer atención hacia si mismo, él buscaba que Cristo sea todo en todos.

Que el ejemplo de este gran santo nos ayude a buscar la gloria de Dios y la salvación de las almas por sobre todas las cosas.

Santo Tomás de Aquino: ruega por nosotros.

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