El Papa celebra su último Ángelus antes de viajar a Congo y Sudán del Sur: "Las personas no se pueden tirar, ¡nunca! Cada uno es un don sagrado y único, en toda edad y en toda condición. ¡Respetemos y promovamos la vida siempre!".
El Papa Francisco celebró este domingo el habitual rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el
último antes de su viaje al Congo y Sudán del Sur. Durante
sus palabras estuvo acompañado de
dos niños, con motivo de la "Caravana
por la paz" convocada por Acción Católica.
"En la
Liturgia de hoy se proclaman las bienaventuranzas según San Mateo.
La primera y fundamental es: 'bienaventurados los pobres de espíritu, porque de
ellos es el Reino de los Cielos'. ¿Quiénes son los 'pobres de
espíritu'? Son aquellos que saben que no se bastan consigo mismos,
que no son autosuficientes, y viven como 'mendicantes de Dios': se sienten
necesitados de Él y reconocen que el bien viene de Él, como don,
como gracia", comenzó diciendo el Papa.
CADA
UNO ES UN BIEN
"Quien es
pobre de espíritu atesora lo que recibe; por eso
desea que ningún don se desperdicie. Hoy quisiera detenerme sobre este aspecto
típico de los pobres de espíritu: no desperdiciar. Jesús nos muestra la
importancia de no desperdiciar, por ejemplo, después de la
multiplicación de los panes y de los peces, cuando pide que se recoja la comida que
ha sobrado para que nada se pierda", explicó.
Algo que está ligado con el trato
a los demás. "No desperdiciar nos
permite apreciar el valor de nosotros mismos, de las personas y de las
cosas. Pero lamentablemente es un principio a menudo desatendido, sobre todo
en las sociedades más ricas, en las que domina la cultura del derroche y
del descarte", afirmó el Papa.
En este sentido, Francisco
propuso tres desafíos. "Primer desafío: no
desperdiciar el don que somos. Cada uno de nosotros es un bien,
independientemente de las cualidades que tiene. Cada mujer, cada hombre es rico
no solo de talentos, sino de dignidad, es amado por Dios, vale, es
valioso. Jesús nos recuerda que somos bienaventurados no por
lo que tenemos, sino por lo que somos. La verdadera pobreza,
entonces, es cuando una persona se deja ir y se tira, desperdiciándose.
Luchemos, con la ayuda de Dios, contra la tentación de considerarnos
inadecuados, equivocados, y de compadecernos a nosotros
mismos", comentó.
A continuación, enunció el
segundo desafío, dedicado a no desperdiciar la comida y diversos bienes
materiales. "Finalmente, tercer desafío: no descartar
a las personas. La cultura del descarte dice: te uso hasta que me
sirves; cuando ya no me intereses o seas un obstáculo para mí, te tiro. Y se
tratan así especialmente a los más frágiles: los niños todavía no nacidos,
los ancianos, los necesitados y los desfavorecidos. Pero las personas no se
pueden tirar, ¡nunca! Cada uno es un don sagrado y único, en toda edad y en
toda condición. ¡Respetemos y promovamos la vida
siempre!", afirmó.
"Con gran
dolor me entero de las noticias que llegan de Tierra Santa, en
particular de la muerte de 10 palestinos, entre ellos una mujer,
asesinados durante acciones militares antiterroristas israelíes en Palestina y
de lo sucedido cerca de Jerusalén el viernes por la noche, cuando 7
judíos israelíes fueron asesinados por un palestino y tres
resultaron heridos cuando salían de una sinagoga", dijo Francisco tras el rezo del Ángelus.
"La espiral
de muerte que aumenta día a día no hace más que cerrar los
pocos resquicios de confianza que existen entre los dos pueblos. Solicito a los
dos gobiernos y a la comunidad internacional para que encuentren sin demora otras
vías que incluyan el diálogo y la búsqueda sincera de la
paz", expresó.
"Renuevo
también mi llamamiento por la grave situación humanitaria en
el corredor de Dachin en el Cáucaso meridional. Estoy cercano a todos los que,
en pleno invierno, se ven obligados a hacer frente a estas inhumanas
condiciones. Es necesario desarrollar todo tipo de esfuerzos a nivel
internacional, para encontrar soluciones pacíficas para el bien de las
personas", relató el Papa antes de recordar
a la "martirizada Ucrania" y rezar
por ella.
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