Los profetas, obedeciendo a Dios, denuncian el pecado.
Fuente: El Observador de la actualidad
Profeta, del griego prophetes, significa “el que
habla por” o “el que habla con anticipo”. Para
el caso del cristianismo, es el que habla en nombre de Dios pues ha sido
elegido por Él para dar a conocer la voluntad y secretos divinos a fin de
alejar el pecado y acercar la salvación.
En el Antiguo Testamento los
profetas se designan con las palabras hebreas nabí’
(“profeta”), ro’eh (“vidente”), hozeh (“visionario”) o ‘is ‘Elohim
(“hombre de Dios)”.
Cuando Eldad y Medad comenzaron a
profetizar porque el Espíritu de Dios descendió sobre ellos, Moisés dijo: “¡Quién me diera que todo el pueblo de Yahveh profetizara
porque Yahveh les daba su Espíritu!” (Números 11, 29), y el profeta Joel
anunció: “Yo derramaré mi Espíritu sobre todo
mortal y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas” (Joel 3, 2ss), lo
que empieza en Pentecostés (cfr. Hechos 2, 14ss), pero que ha llevado, en
interpretaciones teológicas modernas, a creer que todos los bautizados son, sin
más, profetas, lo que no concuerda con Efesios 4, 11 y I Corintios 12, 27-30. Y
llega a creerse que una postura contra el capitalismo, los ricos, la jerarquía
eclesiástica, la raza blanca, etc., es automáticamente un acto “profético” que el Espíritu Santo está suscitando,
sin importar si el supuesto “profeta” propaga
herejías e ideas de violencia, división y odio, como son las alineadas con el
marxismo y su “lucha de clases”.
Pero es un hecho que el mensaje
de los profetas del Antiguo Testamento tiene un carácter político, porque es a
través de la política como los gobernantes arrastran a pueblos enteros hacia el
pecado y la catástrofe. De ahí que la Palabra divina de entonces siga siendo
actual.
ADVERTENCIA SOBRE EL MAL
Los profetas, obedeciendo a Dios, denuncian el pecado, el cual siempre es contrario a la ley moral y, por tanto, a la ley divina:
·
“Tus jefes,
revoltosos y aliados con bandidos. Cada cual ama el soborno y va tras los
regalos” (Isaías 1, 23).
·
“¡Ay, los que
juntáis casa con casa, y campo a campo anexionáis, hasta ocupar todo el
sitio…!” (Isaías 5, 8).
·
“¡Ay, los que
despertando por la mañana andan tras el licor; los que trasnochan, encandilados
por el vino!” (Isaías 5, 11).
·
“¡Ay, los que
llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por
oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo!” (Isaías 5, 20).
·
“¡Ay, los que
absuelven al malo por soborno y quitan al justo su derecho!” (Isaías 5, 23).
·
“¡Ay! los que decretan decretos inicuos (…),
excluyendo del juicio a los débiles, atropellando el derecho de los míseros de
mi pueblo” (Isaías 10, 1-2).
·
“¡Ay de quien
amontona lo que no es suyo!” (Habacuc 2, 6).
·
“¡Ay de quien gana
ganancia inmoral para su casa!” (Habacuc 2, 9).
·
“¡Ay de quien
edifica una ciudad con sangre, y funda un pueblo en la injusticia!” (Habacuc 2,
12).
·
“¡Ay de los
pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos! (Jeremías
23, 1-2).
LLAMADO
A VIVIR EN LOS PRINCIPIOS ÉTICOS
·
“Desistid de hacer
el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido,
haced justicia al huérfano, abogad por la viuda” (Isaías 1, 17).
·
“Si apartas de ti
todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad, repartes al hambriento tu
pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y
lo oscuro de ti será como mediodía. Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los
sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como
manantial cuyas aguas nunca faltan” (Isaías 59, 9-11).
·
“El que es justo y
practica el derecho y la justicia, (…) no oprime a nadie, devuelve la prenda de
una deuda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento y viste al desnudo, no
presta con usura ni cobra intereses, aparta su mano de la injusticia, dicta un
juicio honrado entre hombre y hombre, se conduce según mis preceptos y observa
mis normas, obrando conforme a la verdad, un hombre así es justo: vivirá sin
duda, oráculo del Señor Yahveh” (Ezequiel 18, 5-9).
·
“Celebrad juicios
justos, practicad entre vosotros el amor y la compasión” (Zacarías 7, 9).
· “Se te ha hecho saber, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh quiere de ti: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios” (Miqueas 6, 8).
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