TODO LO QUE DEBES SABER SOBRE LA GRAN FIESTA DEL NACIMIENTO DE CRISTO
La Navidad,
que los católicos celebran el 25 de diciembre, es una de las
grandes fiestas para los cristianos y fuente de un gran número de tradiciones
que se llevan celebrando desde hace siglos. El nacimiento de Cristo cambió el
rumbo de la historia y transformó la humanidad. Como dijera San Juan Pablo II
en 1998, "desde la noche de Belén hasta hoy, la Navidad continúa
suscitando himnos de alegría, que expresan la ternura de Dios sembrada en el
corazón de los hombres. En todas las lenguas del mundo se celebra el
acontecimiento más grande: el Emmanuel, Dios con nosotros para siempre".
-¿QUÉ
ES LA NAVIDAD?
La Navidad es la
gran fiesta con la que se conmemora el nacimiento de Jesucristo, por lo que es un día de gran
importancia para los cristianos. De este modo se celebra, tal y como recoge el
Credo Niceno-Constantinopolitano que Jesucristo, el Hijo de Dios “por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó
del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se
hizo hombre”.
-¿CUÁL
ES EL ORIGEN DE LA PALABRA NAVIDAD?
En español la palabra Navidad
procede del latín tardío “natitivitas, -atis”, cuyo
significado es nacimiento. La Navidad es, por tanto, la festividad del
nacimiento de Cristo, pero también el tiempo que comprende entre la noche del
24 de diciembre hasta la Epifanía, la manifestación del Señor al mundo.
-¿QUÉ
DICEN LOS EVANGELIOS SOBRE LA NAVIDAD?
De los cuatro evangelios sólo dos de ellos, el de Mateo y el de Lucas, hacen mención al nacimiento
de Jesús, mientras que los de Juan y Marcos no entran en este
momento de la vida de Cristo.
En el Evangelio de Lucas, en el
segundo capítulo, el evangelista escribe: "Sucedió
que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se
empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo
gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad
de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David para empadronarse
con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban
allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo
primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían
sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos
pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su
luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: ‘No temáis, pues os anuncio una
gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad
de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal:
encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre’. Y de pronto
se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: ‘Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en
quienes él se complace’. Y sucedió que cuando los ángeles,
dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: ’Vayamos,
pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado’. Y
fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el
pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel
niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les
decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su
corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo
que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho”.
Por su parte, Mateo recoge el
relato de la Navidad en los capítulos primero y segundo de su Evangelio: "La generación de Jesucristo fue de esta manera: su
madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos
ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como
era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así
lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le
dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo
engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás
por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados’. Todo esto
sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved
que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel,
que traducido significa: ‘Dios con nosotros’. Despertado José del sueño, hizo
como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la
conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús”. Y a
continuación añade que Jesús nació “en Belén de Judea, en tiempos
del Rey Herodes”.
-
¿QUÉ DICE EL CATECISMO SOBRE LA NAVIDAD?
El Catecismo de la Iglesia
Católica, que expone de manera oficial la fe, la doctrina y la moral de la
Iglesia, recoge en sus puntos 525 y 526 el “Misterio
de la Navidad”. De este modo, indica que “Jesús
nació en la humildad de un establo, de una familia pobre (cf. Lc 2, 6-7); unos sencillos pastores son los primeros testigos del
acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria
del cielo (cf. Lc 2, 8-20). La Iglesia no se cansa de cantar
la gloria de esta noche” y para ello cita a San Romano Melodo: “Hoy la Virgen da a luz al Transcendente. Y la tierra
ofrece una cueva al Inaccesible. Los ángeles y los pastores le alaban. Los
magos caminan con la estrella: Porque ha nacido por nosotros, Niño pequeñito el
Dios eterno”.
Además, el Catecismo señala que “‘hacerse niño’ con relación a Dios es la condición para
entrar en el Reino (cf. Mt 18, 3-4); para eso es necesario
abajarse (cf. Mt 23, 12), hacerse pequeño; más todavía: es
necesario "nacer de lo alto" (Jn 3,7), "nacer de Dios" (Jn 1, 13)
para ‘hacerse hijos de Dios’ (Jn 1,
12). El misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando
Cristo ‘toma forma’ en nosotros (Ga 4,
19). Navidad es el misterio de este ‘admirable intercambio": ‘¡Oh
admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando cuerpo y alma,
nace de la Virgen y, hecho hombre sin concurso de varón, nos da parte en su
divinidad’ (Solemnidad de la Santísima Virgen María, Madre de Dios, Antífona
de I y II Vísperas: Liturgia de las Horas)”.
-¿POR
QUÉ LA NAVIDAD SE CELEBRA EL 25 DE DICIEMBRE?
Los Evangelios no dicen nada sobre la fecha de nacimiento de Jesús, por lo
que se ha estudiado e investigado mucho sobre qué día pudo haber nacido. Hasta
el siglo III no hay constancia sobre la fecha, y los primeros testimonios
señalan, de hecho, días diferentes.
Acerca del 25 de diciembre, fecha
en la que los católicos y otros muchos cristianos celebran la Navidad, el
primer testimonio indirecto que cita la natividad este día lo ofreció Sexto
Julio Africano en el año 221. Por su parte, la primera
referencia directa de su celebración es la del calendario litúrgico filocaliano
del año 354 (MGH, IX,I, 13-196): VIII
kal. Ian. natus Christus in Betleem Iudeae (“el 25 de diciembre nació Cristo en
Belén de Judea”). A partir del siglo IV los testimonios de este día como
celebración del nacimiento de Cristo son comunes en la tradición occidental,
pero no tanto en Oriente, donde prevalecía, y a día de hoy sigue siendo así
entre los ortodoxos, el 6 de enero.
-¿QUÉ
ES LA MISA DE GALLO?
Uno de los elementos más
característicos y que da inicio a la Navidad es la que se conoce popularmente
como la Misa de Gallo, que
se celebra a medianoche y que según se cree tiene su origen en el Papa Sixto
III en el siglo V. La tradición cuenta que este pontífice introdujo en Roma la
costumbre de celebrar una vigilia nocturna previa a la
Navidad en la capilla del pesebre, en la basílica romana de Santa María la
Mayor.
Esta misa recibe este peculiar
nombre porque se celebraba “mox ut gallus cantaverit”, en
seguida de cantar el gallo, pues para los antiguos romanos este era el momento
en el que daba inicio un nuevo día.
-¿POR
QUÉ EL PAPA IMPARTE LA BENDICIÓN “URBI ET ORBI” EN NAVIDAD?
Otra de las tradiciones más
conocidas y arraigadas para los católicos en Navidad es la tradicional bendición “Urbi et Orbi” que imparte el Papa cada 25 de diciembre. Proviene de los
términos en latín que significan “a la ciudad (en
este caso Roma) y al mundo”, pues era la fórmula habitual con las que se
iniciaban las proclamas en el Imperio Romano.
En estos momentos, esta bendición
solemne es impartida por el Santo Padre a la ciudad de Roma, de la cual es
obispo, y al mundo entero. Únicamente se imparte al año en
dos ocasiones: el día de Navidad y el Domingo de Pascua de Resurrección. En otros momentos, esta bendición también es
ofrecida por el Papa en el momento de su elección.
La bendición “Urbi et Orbi” se lleva a cabo desde el balcón de
las bendiciones de la basílica de San Pedro. Con ella, los fieles católicos que la reciben obtienen la remisión por las penas de
los pecados ya perdonados. La culpa por el pecado es remitida por el
Sacramento de la Reconciliación, de manera que la persona vuelve a estar en
gracia de Dios, por lo cual se salvará si no vuelve a caer en pecado mortal.
Dado que la indulgencia plenaria remite completamente esa pena debida el
fallecido, sin haber caído nuevamente en pecado no ha de pasar por el
purgatorio y accede directamente al cielo.
-¿CUÁNDO
COMENZÓ LA TRADICIÓN DE COLOCAR EL NACIMIENTO EN NAVIDAD?
Sin ningún género de dudas, la
colocación del Belén es una de las tradiciones más importantes y extendidas de
la Navidad. Y todo ello se debe a
San Francisco de Asís, uno de los santos más importantes y relevantes de
la Iglesia.
Su origen data concretamente de
1223 en Greccio (Italia), donde se sitúa uno de los cuatro santuarios que
fundaría el santo de Asís. En este pueblo cercano a Rieti Francisco se detuvo
para ver a Giovanni Vellita, amigo y seguidor suyo. Al ver las cuevas
que había allí se le vino a la mente la imagen de Belén, pueblo que visitó
cuando peregrinó a Tierra Santa.
San Francisco, inspirado a
celebrar la memoria del “Niño que nació
en Belén”, expresó este
deseo a su amigo y organizó lo que fue el primer Nacimiento. En una cueva
colocaron un pesebre, así como un buey y un asno de carne y hueso. Seguidores
de Francisco y vecinos se dieron cita el 25 de diciembre en torno a este
escenario llevando flores y antorchas. Y allí junto a la Virgen, San José
y el niño conformaron lo que hoy se coloca en multitud de hogares.
-¿EL
ÁRBOL DE NAVIDAD ES DE ORIGEN CRISTIANO?
Sí, el árbol de
Navidad tiene una significación cristiana, aunque tradicionalmente
no ha sido tan común en los países católicos mediterráneos o iberoamericanos
como en los países centroeuropeos. Sin embargo, fue San Juan Pablo II quien
introdujo en 1982 la tradición de colocar un gran árbol de Navidad en la Plaza
de San Pedro del Vaticano, costumbre que han seguido adoptando tanto Benedicto
XVI como Francisco.
En 2004, el Papa polaco afirmaba:
“En invierno, el abeto siempre verde se
convierte en signo de la vida que no muere […] El mensaje del árbol de Navidad es,
por tanto, que la vida es ‘siempre verde’ si
se hace don, no tanto de cosas materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en el afecto sincero, en la ayuda
fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca”
(Audiencia, 19 de diciembre de 2004).
El origen de esta tradición se
remonta al siglo IV cuando San Bonifacio evangelizó el territorio que hoy es
Alemania. El escritor y periodista Luis Antequera, colaborador de ReL, lo
explicaba así en Trece TV: “Existía una tradición
de veneración y adorno de los árboles por parte de los celtas. San Bonifacio,
preso de un ataque de indignación, liquida uno de estos árboles, y lo
sustituye por un pino de hoja perenne, como perenne es el mensaje de Jesucristo”. Además, los adornos tienen
también una simbología: “Primero se colocaban
manzanas, que representan el pecado, ahora sustituidas por las famosas bolas
del árbol. Y segundo las luces, que empezaron siendo velas y representan la luz
de Cristo”.
-¿HUBO
UN BUEY Y UNA MULA EN EL LUGAR EN EL QUE NACIÓ JESÚS?
En los Evangelios de Lucas y
Mateo, que son los que se hacen eco del nacimiento de Jesús, sí que son citados
ya sean los pastores o los magos, pero no así el buey y la mula. Sin embargo, estos animales están
siempre presentes en los nacimientos que se colocan en millones de hogares e
iglesias de todo el mundo, tal y como ya hiciera San Francisco.
El buey y la mula forman parte de
una tradición muy arraigada y son específicamente estos animales porque son
mencionados en el evangelio apócrifo de Pseudomateo. "Los
Evangelios son breves al narrar la realidad histórica del nacimiento de Jesús,
por lo que la tradición añade información que complementa desde un punto de vista
humano el momento del nacimiento del Niño en Belén",
explica la doctora y profesora de Historia del Arte de la Universidad CEU San
Pablo, Sirga de la Pisa. Recuerda además que "el
buey y la mula están mencionados en el Evangelio Apócrifo del Pseudomateo,
texto no considerado canónico por la Iglesia, escrito en el siglo VII por un
autor desconocido".
En Isaías 1, 3 se dice: “Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su
amo; pero Israel no conoce, mi pueblo no discierne”. La profecía del
profeta se relaciona con el nacimiento humilde de Jesús y por tanto con estos
animales que la tradición ha introducido en el portal de Belén. Pero De la Pisa
recuerda igualmente que los textos apócrifos "no
pretenden ser históricos sino que atienden la curiosidad popular que quería
conocer la vida cotidiana de la Sagrada Familia en todos sus detalles".
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