Mons. Chaput hizo un vínculo entre la huida a Egipto de la Sagrada Familia y la historia de muchos inmigrantes.
Por: Mons. Charles Chaput, Arzobispo de Denver |
Fuente: aciprensa.com
Los fieles católicos “debemos recordar que la
Sagrada Familia también fue alguna vez una familia de inmigrantes y
refugiados”, afirmó Mons. Charles Chaput, por lo tanto, “debemos tratar a los indocumentados con la misma
misericordia y justicia que esperamos para nosotros”.
En un
comunicado, Mons. Chaput hizo un vínculo entre la huida a Egipto de la Sagrada
Familia y las historias de muchos inmigrantes en la actualidad.
“María, – nuestra Madre; la Madre de la
Iglesia – tuvo una comprensión íntima del sufrimiento,
la huida, la falta de un hogar y la incertidumbre”, reflexionó el
Prelado en el texto divulgado con ocasión de la Fiesta de la Virgen de
Guadalupe el pasado 12 de diciembre. Asimismo, agregó que los títulos
honoríficos de la Virgen son “plenamente merecidos”
pero “a veces pueden oscurecer la realidad
humana de la vida de María”.
Ella fue,
expresó el Arzobispo, “una joven muchacha
proveniente de las rocosas colinas de Galilea, embarazada, con una historia
aparentemente inverosímil antes de su matrimonio con José, fue quien dio a luz
a un hijo en el frío de un establo lejos del hogar y luego, perseguidos por
Herodes, se vio obligada a huir hacia Egipto”.
“En Guadalupe, María no se apareció al rico o al poderoso, o incluso al
obispo local, sino al pobre campesino Juan Diego”, continuó el Arzobispo. “Su ternura hacia los
pobres es algo que tenemos que recordar (…), porque nuestra fe cristiana es más
que un conjunto de ideas o palabras bonitas. Supone ser vivida. Supone
transformar nuestro pensamiento y nuestras acciones”.
Si bien
reconoce que el gobierno actual de Estados Unidos, “ha
tomado acciones que un gran número de católicos consideran peligrosas”, Mons.
Chaput defendió la decisión del presidente Barack Obama de aplazar la
deportación para muchos inmigrantes indocumentados y sus familias, señalando
que era la decisión “correcta”.
El 20 de
noviembre, Obama presentó una orden ejecutiva que aplaza la deportación de
ciertos padres inmigrantes indocumentados por un máximo de tres años y les
permite trabajar de forma legal.
Cerca de
cuatro millones de personas cumplen los requerimientos para no ser deportados: Cinco años de residencia en Estados Unidos, tener hijos
que sean ciudadanos estadounidenses o residentes legales, aprobar una revisión
de antecedentes penales y aceptar pagar impuestos.
La orden
también extendió algunos beneficios de residencia temporal a más hijos de
inmigrantes indocumentados. El Presidente dijo que aumentaría los recursos para
la seguridad fronteriza y deportaría a los inmigrantes indocumentados que
habían cruzado recientemente la frontera.
La orden “impide la desintegración de las familias con un estatus
migratorio mixto”, dijo el Arzobispo de Filadelfia. “También protege a los que
fueron traídos a Estados Unidos cuando eran niños y han crecido conociendo nada
más que la vida estadounidense, ignorando todo sobre la tierra natal de sus
padres”.
Mons.
Chaput recordó que durante más de diez años, los obispos de Estados Unidos han
abogado por una reforma “justa y razonable” sobre
las políticas de inmigración. Agregó que los dos partidos políticos principales
del país tienen “una generosa porción de la culpa”
por el fracaso de garantizar una política de inmigración justa”.
“Independiente del tiempo y los motivos de la acción ejecutiva vigente,
aplazar las deportaciones sirve para la supervivencia y la dignidad humana de
las familias involucradas. Y puede, finalmente, obligar a la Casa Blanca y al
Congreso a cooperar fructíferamente”, aseguró.
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