¿ESAS IGLESIAS HORRENDAS LAS HACEN HOMBRES SIN FE O QUITAN LA FE ESAS IGLESIAS? ¿O AMBAS COSAS A LA VEZ?
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¿Alguien cree que
es una casualidad que una época de apostasía como la nuestra se
caracterice por las iglesias más horrendas que han conocido los siglos?
No hay tal casualidad. La apostasía conduce antes o
después al feísmo, porque el apóstata nota inconscientemente que todo lo bello
le recuerda de alguna manera a ese Cristo que ha rechazado. A la vez, el feísmo
imperante termina destruyendo la fe de los que aún la conservan, porque toda
belleza es imagen de Cristo y el que rechaza la imagen acaba por detestar al
modelo de esa imagen. Cuanto más feas son las iglesias, más difícil
resulta conservar la fe y la esperanza y cuanto más se van abandonando la fe y
la esperanza, más feas son las iglesias que se construyen. Es un círculo vicioso que nos va matando poco
a poco.
Aún podemos ir más allá, ¿no resulta llamativo que esos templos horrendos hayan
sido encargados por obispos y sacerdotes católicos? Con las
limosnas de los fieles, por supuesto, porque los experimentos nadie los hace
tirando de su propio bolsillo. No han sido los gobiernos anticatólicos los que
nos han obligado a celebrar la liturgia en fábricas de cemento para escapar a
la persecución, sino que han sido nuestros obispos los que han construido
fábricas y pretenden que las llamemos iglesias, contra lo que nuestros propios
ojos nos dicen. ¿De verdad alguien piensa que esto
no tiene relación con el hecho evidente de que buena parte de nuestros
clérigos no tienen fe católica?
Ten misericordia de
nosotros, Señor, y devuélvenos la belleza que es herencia de nuestra fe
católica.
Bruno
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