viernes, 25 de noviembre de 2022

DIOS NO DEJA DE SORPRENDERNOS: EL CANON CATÓLICO, PROTESTANTE Y ORTODOXO

 Después del post sobre si un versículo de un salmo pertenecía o no a la Biblia, me gustaría añadir estos dos textos de la sesión IV del Concilio de Trento:

Si alguno, pues, no reconociere por sagrados y canónicos estos libros, enteros, con todas sus partes, como ha sido costumbre leerlos en la Iglesia católica, y se hallan en la antigua versión latina llamada Vulgata.

(…)

Considerando además de esto el mismo sacrosanto Concilio, que se podrá seguir mucha utilidad a la Iglesia de Dios, si se declara qué edición de la sagrada Escritura se ha de tener por auténtica entre todas las ediciones latinas que corren; establece y declara, que se tenga por tal en las lecciones públicas, disputas, sermones y exposiciones, esta misma antigua edición Vulgata, aprobada en la Iglesia por el largo uso de tantos siglos.

Es cierto que amo mucho, muchísimo, la Biblia; pero mi amor hacia las Escrituras es católico.

¿Qué fue antes la Iglesia o la Palabra de Dios? Lo que salía de la boca de la Palabra (Logos) encarnada era palabra de Dios. Esa palabra convoca a la Iglesia. Por eso su palabra precede a la Iglesia, la convoca, la construye, la crea. Dios crea, y su palabra hace surgir esa creación espiritual que es la Iglesia.

Pero es cierto que hubo un tiempo en que existía la Iglesia y todavía no existía la Biblia, todavía no se habían compuesto los cuatro evangelios y ya existía la Iglesia. Pero la Biblia no es otra cosa que expresión de esa palabra de Dios viva, oral, que se proclamó directamente por boca de los profetas (al dar oráculos exactos), del Mesías y de los apóstoles (al repetir las palabras de Jesús). En ese sentido, la palabra de Dios precedió a la Iglesia; pero la Iglesia precedió a la Biblia.

¿Tal o cual versículo pertenece a la Biblia? Pues me someto a lo que diga la Iglesia. Ahora bien, todo parece indicar, por los dos textos mencionados del Concilio de Trento, que ese versículo del que hablé no pertenece, pues no aparece en los LXX ni en la Vulgata, dos traducciones que considero inspiradas.

Valga esto para ciertas discordancias —muy pocas, poquísimas— de varios libros entre el texto masorético (lo que llamamos “texto hebreo”) y la Vulgata.

Martín Lutero en su Sermones sobre Juan, 16 [LW 24], escribió:

Estamos obligados de admitir a los papistas que ellos tienen la Palabra de Dios, que la hemos recibido de ellos, y que sin ellos no tendríamos ningún conocimiento de ésta.

Así que no tengo la más mínima duda de que Tobías, Judit, Macabeos I y II, Baruc, Sabiduría, Eclesiástico; y partes de Daniel y Ester, son partes de la Biblia.

73 libros en el canon católico: número que indica perfección según el simbolismo numérico de las Escrituras. 66 libros en el canon protestante. No hace falta indicar que el 6 simboliza lo que está cerca, pero que no ha llegado a la perfección del 7. Ese simbolismo se ajusta perfectamente a lo que pensamos los católicos del canon protestante.

Es curioso, el canon de las iglesias ortodoxas incluye los mismos libros que el canon católico, más el de 3 Macabeos y 3 Esdras; y divide otro libro en dos. Pero, al fin y al cabo, dos más. lo cual da el número de 75 libros. 7+5 = 12. La misma cifra que 6 + 6, en el número de libros protestantes. Increíble. Según el simbolismo numérico el canon católico sería la perfección, frente a lo humano (12 es un número humano) que o se queda corto o se pasa. También en el número hay un mensaje. Maravilloso.

Después de toda una vida leyendo y amando la Biblia, siempre lo he tenido claro, sin el menor atisbo de duda: ¡Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica!

P. FORTEA

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