lunes, 12 de septiembre de 2022

ENTONCES DIJO ALMITRA: HÁBLANOS DEL AMOR…

Y él levantó la cabeza, miró a la gente, una quietud descendió sobre todos y con gran voz expuso:

Cuando el amor los llame, seguirlo, aunque sus caminos sean duros y difíciles.

Y cuando sus alas los envuelvan, entréguense a él-aunque la espada entre ellas escondida los hiera.

Y cuando les hable, creer en él, aunque su voz destroce nuestros sueños así como el viento del norte devasta el jardín.

Y cuando les hable, creer en él, aunque su voz destroce nuestros sueños así como el viento del norte convierte al jardín en hojarasca.

Porque, así como el amor corona, crucifica.

Así como hace crecer, también poda.

Así como asciende a lo más alto y acaricia nuestras más tiernas ramas que tiemblan al sol, así descenderá hasta sus raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra.

Como espigas de trigo, los cosecha.

Los apalea para desnudarlos.

Los trilla para librarlos de su paja.

Los muele hasta dejarlos blancos.

Los amasa hasta que sean flexibles, luego los entrega a su fuego, y los transforma en pan sagrado para el festín de Dios.

Todas estas cosas hará el amor por ustedes para que puedan conocer los secretos de su propio corazón, y con este conocimiento se conviertan en un fragmento del corazón de la vida.

Pero si en su temor sólo se busca la paz del amor, el placer del amor, las mieles del amor…

Entonces es mejor que cubran su desnudez y se aparten de la senda del amor, para que entren en el mundo sin estaciones, donde reirán, pero no con todas sus risas, y llorarán, pero no con todas sus lágrimas.

El amor sólo da de sí y nada recibe sino de sí mismo.

El amor no posee y no quiere ser poseído porque al amor le basta con el amor.

Cuando amen no vayan a decir: "Dios está en mi corazón", sino más bien: "Estoy en el corazón de Dios".

Y no piensen que pueden dirigir el curso del amor, porque el amor, si los halla dignos, dirigirá sus corazones.

El amor no tiene más deseo que el de alcanzar su plenitud.

Pero si aman y van a tener deseos, que sean estos: De diluirse en el amor y ser como un arroyo que canta su melodía a la noche.

De conocer el dolor de sentir demasiada ternura.

De ser herido por la comprensión que se tiene del amor.

De sangrar de buena gana y alegremente.

De despertarse al alba con un corazón alado y dar gracias por otra jornada de amor.

De descansar al mediodía y meditar sobre el éxtasis del amor.

De volver a casa al crepúsculo con gratitud, luego dormirse con una plegaria en el corazón por el bien amado, y con un canto de alabanza en los labios.

TOMADO DE: EL PROFETA, AUTOR: KAHIL GIBRAN.

Alejandro Smith Bisso

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