domingo, 29 de mayo de 2022

CUANDO NO SEPAS CÓMO AFRONTAR UNA CRISIS, CONTEMPLA LOS DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA

La Virgen “nos enseña a afrontar la crisis” y una manera de aprender de María es contemplando los dolores por los que tuvo que pasar, explicó en una reciente charla el P. Astolfo Moreno, presidente de la oficina en Colombia de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

El sacerdote dio esta recomendación durante la ponencia que dirigió en el Congreso Mariano Nacional que se realizó en Pereira y Medellín el 21 y 22 de mayo, respectivamente, bajo el título “En tiempos de crisis, bajo el amparo de María”.

“Ahora, ¿cómo afronta María la crisis?, creo para todos nosotros que tenemos una cierta devoción mariana es bastante cercana la contemplación de los dolores de la Virgen”, práctica realizada por la Iglesia a lo largo de los siglos y que “nos hablan de cómo María enfrenta la crisis”, indicó el P. Moreno.

El presidente de ACN Colombia se refirió a la antigua tradición cristiana de contemplar los dolores de la Virgen, que recuerdan momentos de la vida de María en los que compartió de modo singular la profundidad de sufrimiento y de amor por el sacrificio de su Hijo Jesús.

En ese sentido, se refirió al primer dolor de María y que ocurrió durante la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén, donde el anciano Simeón le profetizó “que este Niño está puesto para ser piedra de escándalo, piedra de tropiezo para muchos, y que una espada atravesará el corazón de la Virgen, pero ese Niño tiene la misión de ser un salvador”.

“Cuando nos anuncian algo que es difícil, ¿cómo se planta María frente a una profecía?, ¿se llena de angustia?, ¿se llena de desesperación?”, preguntó.

“María sabe que hay una dificultad que afrontar, pero no huye de ella”, indicó el sacerdote. En ese sentido, invitó a las personas a preguntarse: “¿Cómo estás afrontando la posibilidad de un futuro adverso?, ¿a punta de desesperación o de paranoia?, ¿o con la serenidad de la Virgen?”.

Luego, recordó la adversidad que María tuvo que enfrentar cuando Herodes ordenó asesinar a todos los niños de Belén, menores de dos años. La huida a Egipto, a una tierra desconocida, “fue parte de lo que ella afrontó y aceptó, y fue parte del misterio de la salvación. Ella también tenía que llevar al Salvador a este lugar”, indicó.

Después está el momento en que el Jesús se pierde y es hallado en el templo de Jerusalén. “Este niño que la desconcierta, que la de da respuestas que no logra comprender: ‘Tenía que estar en las cosas de mi Padre’. ¿Cuántas veces los mismos cercanos a nosotros nos desconciertan? El no querer controlar todo, el no pretender que todo funcione según mis planes, y aun los que tenga cerca”, expresó.

Ya con Cristo adulto, María sufre el dolor de verlo siendo flagelado y cargando la cruz. “Como dice la tradición de la Iglesia, se encuentra con Jesús en el vía crucis, en la cuarta estación. Jesús se encuentra con su santísima Madre. Era necesario que el Mesías padeciera”.

El P. Moreno dijo a los participantes del congreso que “a veces parece que nosotros somos cristianos que queremos vivir un cristianismo sin cruz. Que pretendemos con una especie de mentalidad protestante que el estar con Cristo suponga salud, dinero y aprobación de parte de los demás; pero Jesús para resucitar tenía que morir”.

“Y tampoco se trata de acoger una especie de fatalismo o de una especie de destino ciego frente al cual no se puede actuar, pero sí se trata que el cristiano está llamado con Cristo a la cruz y no simplemente intentar manipular los poderes temporales”, explicó.

Luego se refirió al momento en que “María recibió el cuerpo de Jesús bajado de la cruz. Este dolor de encontrarse con un cadáver”. “Siempre hay un punto como de oscura noche, que parece que nada puede aclarar; y parece que es necesario que tengamos que pasar por allí porque es el único momento en el que nos podemos despojar de todo, de toda seguridad humana, de toda referencia humana y solamente confiar en Dios”, afirmó.

Finalmente, señaló, está cuando el cuerpo de Jesús es sepultado, “que al final supone como abandonarlo allí en la tumba a la espera de que Dios actúe”. “Hay momentos en que se nos puede acabar todas las posibilidades humanas y solo nos queda que Dios haga algo (…), como lo han tenido que enfrentar también los santos”, recordó.

Al recordar las persecuciones y crisis de la Iglesia primitiva, narrado en los Hechos de los Apóstoles, el P. Moreno señaló que “la manera como Dios conduce la historia, no es la manera como ellos (los discípulos) la esperan”.

“La manera como Dios conduce la historia pasa por la adversidad, y la adversidad es instrumento de santificación”, afirmó.

POR EDUARDO BERDEJO | ACI Prensa

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