A. Te esfuerzas día a día, trabajas duro en lo que haya, intentas tanto como puedas ser disciplinado con tu tiempo, el poco dinero que te llega a las manos y los talentos innatos que tienes, y con un poco de fe y buena voluntad desde cielo, logras mejorar tu suerte y la de tus hijos (si decide tenerlos).
B.
Vives el resto de tu vida amargado, en constante
envidia de los demás, tratando de tirar hacia abajo a cualquiera que sale de la
pobreza, y exigiéndole al gobierno que le quite a los ricos para dártelo a ti
como si la riqueza de otros fuera tu derecho.
Si
eliges por A, no puedo garantizarte riqueza,
pero sí te puedo decir esto: al final de tus
labores, tendrás satisfacción, pues cualquier cosa que logres, sentirás que te
esforzarte por ello.
Pero
si eliges B, ciertamente puedo garantizarte
que nunca llegarás a la riqueza (pues la envidia y la victimización solo
conducen a una mayor pobreza), y al final de tus días, mirarás hacia atrás con
tristeza y pesar.
Así
que, escoge bien.
* (Y por
cierto, si naciste en pobreza y saliste de ella, por favor, no te olvides de
los que quedan, devuelve el favor generosamente)
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