«¿De qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma?» (Mt 16-26)
Perder
el alma es desperdiciar la oportunidad de llenar tu vida de sentido.
Se
puede ganar el mundo con el aplauso y perder la vida con el fracaso.
La
vida es algo que pasa mientras tu mente y tu corazón están distraídos haciendo
cosas.
Corres
el riesgo de que se te pase la oportunidad de vivir sin que hayas experimentado
el placer de un existir.
Epitafio
en la tumba de un hombre frustrado: «Murió sin haber
vivido»
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