Pareciera que un sector del catolicismo se ha estancado en una especie de religiosismo pluralizado.
Fuente: notidiocesis.com
El New Age rechaza al cristianismo (catolicismo
incluido, lógicamente); en su lugar,
promueve una religión panteísta cósmica y hasta extraterrestre donde Dios Padre
es el Todo energizado, personificado lo mismo en un objeto, un árbol o en la
conciencia iluminada a través del tercer ojo. Desconoce a
Cristo Jesús como Dios y es impensable lo proclame como Señor y Salvador de la
humanidad. El Espíritu Santo es el karma, nirvana, chakras, Feng Shui,
vibras, energías: todo eso a la vez.
La Nueva Era no es una religión
institucionalizada, con cimientos históricos, filosóficos y teológicos propios
con base en una revelación divina y personal, por la simple razón de que carece
de todos estos elementos. Sus promotores y adeptos afirman que buscan destruir
el catolicismo porque, según ellos, éste no ha acabado con las guerras, las
injusticias sociales, etc.; entonces, pretenden lograrlo de manera
sistematizada y lenta mediante la disminución de la conciencia moral y los
sistemas de creencias y fe que presentan a quien tratan de enganchar. Si bien la Nueva Era de entrada no dice a una persona que deje de ser católica, sí trata de introducir conceptos para que entre
otras cosas cada quien "saque sus propias
conclusiones".
NI SON TODOS LOS QUE ESTÁN, NI ESTÁN TODOS LOS QUE SON
Algunas conclusiones son: "la Iglesia debe modernizarse celebrando bodas gay,
quitando el aborto del quinto mandamiento y, ¿por qué confesarme con alguien
más pecador que yo?".
Decía San Josemaría Escrivá: "Si la
Misa te parece larga entonces tu amor es corto".
Muchos que se dicen cristianos quieren un
Jesucristo que predica amor, pero que no les incomode ni les hable que una de
las exigencias del Reino es entrar por la puerta angosta (Mt 7,13). Eso sí,
critican poniéndose como voces autorizadas o Big Brother. Algunos publican en
redes sociales reflexiones de ciertos autores como si fueran recetario y verdad
absoluta, sin saber que existen citas de la Biblia o frases de santos que
también hablan de superación personal y tienen más trascendencia porque nos
conducen de manera recta a Dios.
Otros,
aunque frecuenten los sacramentos, ante la acción del mal y su influencia
simplemente esperan que otro haga lo que a ellos les da miedo
para no comprometer su reputación ante los demás.
Hoy, ante el secularismo y la diversidad de
creencias religiosas, para no poca gente resulta
difícil adoptar una postura en cuanto a qué creer y cómo manifestar esa
creencia.
No hace poco cerca del 95% de la población en Latinoamérica eran
bautizados católicos; de ese porcentaje el 10% frecuentaba los sacramentos,
pero sólo el 1% daba testimonio coherente de su fe. Si bien ha aumentado la
población mundial, el porcentaje de católicos ha disminuido, y pareciera que un
sector de éste se ha estancado en una especie de "religiosismo"
pluralizado, lo que es aprovechado por la Nueva Era para proclamar que
todas las sectas y religiones son aceptables mezclándolas y practicándolas
juntas por igual.
LAS DEMÁS RELIGIONES
No se condena a las tradiciones y religiones
históricas tradicionales que no son cristianas, pues hasta para algunas de las
mismas la Nueva Era es una plaga porque pervierte sus bases y principios.
Reflexionemos:
"En los primeros
siglos del cristianismo, Padres de la Iglesia como San Justino y San Clemente
Alejandrino hablaron de las 'Semillas del Verbo' la cual dice que a
todos los hombres ha podido llegar algún fragmento de la verdad que sólo se
encuentra plena en Jesús, el Logos en su totalidad; la idea de la
unión del Hijo de Dios con todo hombre en su encarnación; la dimensión
cristológica de la imagen de Dios. La relevancia salvadora de Cristo no se
reduce a quienes lo conocen, pero sólo en el contexto de la actuación universal
de Cristo y del Espíritu tiene sentido el plantearse el valor y el sentido de
las religiones en orden a la salvación; ésta es la misma para todos los
hombres. No hay economías diversas para los que creen en Jesús y para los que
siguen otra religión o no creen en Él, y no puede haber ningún camino para ir a
Dios que no confluya en el único camino que es Cristo (Jn
14,6).
Esto no significa
relativizar los contenidos de la fe ni que se deje de anunciar la Buena Nueva de Jesucristo a los pueblos no cristianos, con mansedumbre y
respeto por sus convicciones religiosas; aún con sus ambigüedades, sus
elementos de ignorancia, pecado y perversión.
La salvación se obtiene por
el don de Dios en Cristo, pero no sin la respuesta y la aceptación humana. Las
religiones pueden ayudar a esa respuesta, en cuanto impulsan al hombre a la
búsqueda de Dios, y obrar según su conciencia.
La perspectiva cristiana es
la de la salvación como verdad y del estar en la verdad como
salvación". (El Cristianismo y las religiones. CELAM,
Editorial San Pablo, 2012).
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