EL DÍA DE DARWIN ES BUEN MOMENTO PARA RECORDAR A 3 PENSADORES CATÓLICOS QUE SE LE ADELANTARON EN VARIOS ASPECTOS
Cada año, el 12 de febrero, se
celebra el Día de Darwin, en homenaje al autor
de El origen de las
especies. Instituciones
científicas de todo el mundo, incluyendo el Museo Nacional de Ciencias
Naturales (MNCN-CSIC), en Madrid, se suman año tras año a la efeméride.
Este año el MNCN celebra el 213º "cumpleaños" de Charles Darwin con una
gala nocturna, talleres y una lectura pública de su obra ‘El origen de las especies’.
Al final de este
texto, Darwin hacía una consideración teológica respondiendo a los que usaban sus
teorías como argumento contra la existencia de Dios.
"No veo
ninguna razón válida para que las opiniones expuestas en este libro ofendan los
sentimientos religiosos de nadie [...] Un famoso autor y teólogo me ha escrito
que ‘gradualmente ha ido viendo que es una concepción igualmente noble de la
Divinidad creer que Ella ha creado un corto número de formas primitivas capaces
de transformarse por sí mismas en otras formas necesarias, como creer que ha necesitado un acto
nuevo de creación para llenar los huecos producidos por la acción de sus leyes", escribía Darwin en su famosa obra.
DARWIN ERA CRISTIANO
CUANDO LO ESCRIBIÓ
Darwin fue cristiano, hijo de un
pastor anglicano, y el único título universitario que consiguió fue el de
teólogo. Hay evidencias irrefutables de que cuando
enunció su teoría de la evolución era cristiano creyente y practicante.
Por una parte, Paul White, profesor de Historia de la Ciencia en la
Universidad de Cambridge y experto en la
documentación epistolar de Darwin, no duda en afirmar que
cuando escribió “El origen de las especies” era un cristiano creyente, muy alejado de
posturas ateas y materialistas de coetáneos suyos como Thomas Huxley o
Ernst Haeckel.
Por otra parte, y abundando en lo
mismo, tenemos en España los magníficos trabajos de Juan Pablo
Martínez Rica, vicepresidente
de la Real Academia de Ciencias de Zaragoza, investigador del CSIC y
ex-director del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC).
Un seminario impartido por él
mismo con el título ‘Charles Darwin y la religión: historia de un diálogo
entre la ciencia y la fe’ (Fecha de publicación: Pamplona, 8
de abril de 2014) puede ser más que conveniente para cualquiera, mucho más para
profesores de religión, etc.
El propósito del seminario es
presentar las distintas teorías de la evolución, y especialmente el darwinismo,
desde el punto de vista del creyente, destacando los aspectos relacionados con
la experiencia religiosa, pero aludiendo también, ya que es indispensable, a
los aspectos científicos. La charla se centra en la vida y la obra de Darwin,
pero también se aludirá a sus predecesores y a sus sucesores.
Se pretende transmitir unas ideas
fundamentales: que Darwin fue el autor de la mayor
revolución científica y cultural de la historia y que fue un buen cristiano durante una
parte importante de su vida, y una buena persona durante toda
ella. Parte de su contenido está aquí en la web de
la Universidad de Navarra.
TRES CATÓLICOS
PREDECESORES DE DARWIN
El jesuita Leandro Sequeiros San
Román (Sevilla, 1942), doctor en Ciencias Geológicas y catedrático de Paleontología
publicó en 2009 un artículo reivindicando las figuras de tres científicos
católicos anteriores a Darwin que ya adelantaron ideas de evolucionismo y
adaptación de las especies.
El artículo se titula (aquí en PDF en
Comillas): Tres
precursores del paradigma darwinista: José de Acosta (1540-1600), Athanasius
Kircher (1601-1680) y Félix de Azara (1742-1821).
José de Acosta fue un jesuita español, naturalista, misionero y explorador
en América en el siglo XVI, que llegó a la conclusión de que los animales
peculiares de América eran descendientes de animales del Viejo Mundo que habían
llegado al Nuevo y habían cambiado al adaptarse con el tiempo.
Athanasius Kircher
fue un jesuita alemán, un genio del s.XVII, que se interesó por todo tipo de
ciencias. Defendía que en el Arca de Noé no había muchos animales, sino que
muchas especies surgieron después del Diluvio, sobre todo por "la transformación de los animales de las especies
primeras, ya que su constitución ha variado en función del cielo y de los
climas».
Este vídeo en inglés
habla de Athanasius Kircher como de "el último hombre que lo sabía
todo": lo mismo componía música barroca, que traducía jeroglíficos o
inventaba máquinas
Por último, el ingeniero militar
español, Félix de Azara, aportó datos biogeográficos de gran
interés y fue citado por Darwin en sus obras. Azara llegó a Sudamérica para una misión de algunos meses y se
quedó 20 años. Observó la naturaleza, tomó notas y meditó años sobre sus
observaciones.
Por ejemplo, escribió que "en el distrito de Corrientes, nació en 1770 un toro mocho o
sin cuernos. Ha propagado su raza en este país (…). Se ve en
esto lo mismo que en el ganado lanar, es decir, que hay toros y vacas con
cuernos y toros y vacas sin cuernos, como ovejas y carneros carnudos y otros
que no lo son. Se ve igualmente por esto que los
individuos singulares, que la Naturaleza produce alguna vez por accidente, se
perpetúan como los otros». Leandro
Sequeiros alaba esta observación, porque "es
una definición bastante exacta" de lo que nosotros llamaríamos
mutaciones hereditarias.
Como Azara murió en 1821 se
celebran 2 siglos desde su muerte y hay una exposición dedicada a él en la Real Academia Nacional de Medicina de
España, en Madrid.
Leandro Sequeiros ha sido
profesor de Filosofía de la Naturaleza, de Filosofía de la Ciencia y de
Antropología filosófica en la Facultad de Teología de Granada. Es director del
grupo de Granada de METANEXUS, Instituto internacional para el diálogo
Ciencia-Religión. Es autor de numerosos trabajos de investigación en
Paleontología de la Era Secundaria, Historia y Espitemología de la Geología y
aprendizaje de las Ciencias.
Escribió el libro ¿Puede un cristiano ser
evolucionista?’. Parte de su
experiencia y nos dice que no hay oposición entre evolucionismo y fe: Dios crea en la evolución, es el fundamento y la fuente
de todo lo que sucede. Juan Pablo II dijo que la ciencia puede purificar
a la religión del peligro de la superstición y, a su vez, la fe puede purificar
a la ciencia de falsos absolutos, y eso puede ocurrir si se lee con buena
intención esta obra. ¡Feliz Día de Darwin!
Alfonso V.
Carrascosa / ReL
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