El clamor contra el esclavismo de siglos pretéritos ha llevado a muchos a preguntarse si habría que compensar en la actualidad por las injusticias del pasado. Creo que la respuesta debe basarse en la razón. Voy a poner dos casos claros, a sabiendas de que la realidad no siempre es tan nítida.
Situación
1: Una parte de la población se enriquece gracias al
trabajo forzado de otra parte. La esclavitud acaba, pero la parte privilegiada
sigue prosperando dos generaciones después, gracias a esa riqueza acumulada;
mientras que la parte pobre sigue estancada en la pobreza.
En un caso
así está claro que los privilegiados tienen un deber moral de ayudar a los
pobres. Siempre hay que ayudar a los pobres, pero con más razón en una
situación así en que hay una relación directa, clara, entre la riqueza presente
de unos y la opresión pasada de los otros.
Por supuesto
que en una situación así lo mejor no será repartir dinero sin más y olvidarse
del tema, sino crear un plan ambicioso, sostenido en el tiempo, para sacar a
esa parte de la población de una situación de pobreza.
Situación
2: Los privilegiados obtuvieron muchas riquezas del
trabajo forzado, pero ha pasado tanto tiempo que ya no está claro que esa
riqueza actual proceda de la esclavitud. Ya no hay forma de saber qué parte de
esa riqueza se debe a la esclavitud de hace siglo y medio, por ejemplo. La
acumulación de riqueza actual en ese lugar implica tantas causas que ya no se
puede saber qué parte es “heredera” de las
causas de tiempos pretéritos.
En un caso
en que esa causalidad resultara difusa, no objetiva, la responsabilidad
concreta también resultaría difusa y vaga. Habría eso sí la obligación genérica
cristiana de ayudar al necesitado, pero no una obligación concreta hacia
alguien y mucho menos medible.
......................................
Concretemos. ¿Tienen las clases
privilegiadas de Estados Unidos una obligación de ayudar a los pobres de ese
país? Sin ninguna duda. Pero hay que reconocer que si bien las bolsas de
pobreza se han mantenido estables, la circulación de riqueza, la intervención
de muchas causas posteriores y la incorporación de muchas otras personas de
fuera de los lugares esclavistas hacen que no exista una deuda concreta. Existe
una obligación genérica de ayuda a la que se añaden varios capítulos que
refuerzan esa obligación.
Los guetos
de pobreza de Estados Unidos deben ser ayudados, pero no pueden exigir que los
ricos les tengan que dar parte de sus bienes obligatoriamente, pues el tiempo
transcurrido ha hecho que las burbujas de pobreza permanezcan, pero que las
riquezas hayan circulado extraordinariamente y hayan evolucionado.
............................................
El caso de
los conquistadores y América. Cualquier riqueza mal adquirida queda tan lejos
en el tiempo, que apelar a la justicia para exigir algo resulta ridículo. Tan
injusto fue oprimir a algunos en el siglo XVIII, como ridículo pedir
compensaciones ahora a quienes en nada se han beneficiado de esa opresión
concreta. Un señor que vive en Barcelona no tiene obligación de pagar ninguna
compensación a alguien que vive en La Habana.
Mis abuelos
siempre vivieron cultivando sus tierras en Huesca y haciendo crecer unas pocas
ovejas. Ellos no se beneficiaron en nada de las plantaciones que pudiera haber
en Nicaragua. Las pretensiones de algunos políticos son simplemente ridículas.
Si una
familia se enriqueció extraordinariamente con mano de obra forzada hace
cincuenta años en un país africano, sí que deberían moralmente tratar de ayudar
a los pobres de ese país, en general. Los descendientes de unos deberían ayudar
a los descendientes de otros cuando hay una línea tan clara de enriquecimiento
ilícito. Pero en el caso de España en esta época, no. A ver si ahora yo voy a
tener yo que pagar compensaciones a los neandertales por lo que les hicieron
los sapiens. Los políticos son capaces de hacerme pagar alguna tasa por la
reconquista española o por la quema de brujas en Zugarramurdi.
P. FORTEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario