Saludos
hermanos. Me gustaría escribir más acerca de la evangelización bailonga de
monjas y curas en Tik Tok y por qué me parece que no es el camino
adecuado. ¿Es bailar un modo de plantear que la vida del consagrado no es
aburrida? Hoy quiero hablarnos de eso, pues eso mismo a veces algunas
monjas y curas lo ponen en los vídeos bailando, algo tal que: “para que luego
digan que la vida religiosa es aburrida”.
Este mensaje puede estar diciendo
sibilina mente dos cosas: la primera es que parece necesaria una
justificación de por qué hay que bailar: para
demostrar algo. La segunda es una idea de fondo que transmite: la
gente piensa que la vida consagrada es aburrida. Vamos a hablar de estos
puntos.
La primera cosa: ¿Es necesario demostrar que la vida religiosa no es
aburrida? Yo me planteo una cosa antes: ¿lo
es? Yo desde luego poco es lo que me aburro, imagino que cualquier
consagrado que le preguntéis os dirá esto.
Pero y si a veces una persona se aburre: ¿qué
problema hay? Aburrirse no es nada malo, le pasa a toda persona:
enfermeras, policías, profesores… ¿Tú no te
aburres nunca o qué? Aprender a aburrirse es parte de la vida, hay que
aprender a vivirlo. Luego hasta lo echas de menos. El sacerdote y la monja
se aburren a veces, y no pasa nada.
¿No será entonces
que puede haber detrás un complejo de lo que los consagrados somos y tenemos
necesidad de justificarnos para parecer más “atractivos” al mundo y “encajar”? Yo diría que este complejo se da, y más de lo que parece.
Vamos a pensarlo en frío,
hermanos, ¿tenemos algo que demostrar los
consagrados? Pues no. Lo que somos ya es una maravilla. Elegidos
por Dios, preciosos a sus ojos. Estamos en una comunidad de hermanos con la que
caminamos y a los que aprendemos a querer. Valiosos por el hecho de existir. Ya
está.
Otra cosa es que haya en monjas y
sacerdotes con heridas y carencias que les pueden llevar a pensar que tienen
algo que demostrar. No pasa nada, heridas y carencias tenemos todos y todos
tenemos que sanarlas o aprender a vivir con ellas. Esto puede ser abrazar la
cruz, vaya. Pero tratar de justificar lo que somos como si lo que somos no
fuese bastante indica complejos, y además no sale bien, porque los likes, los
comentarios y los seguidores en las RRSS son como el dinero en el monopoly: parece que es algo pero no es nada.
Es peligroso fundamentar la vida
ahí, pero como le pasa a tanta gente hoy, las monjas y los curas no estamos
libres de poner nuestro valor en seguidores y likes, y hacer cosas cada vez más
absurdas bajo la justificación de que es para llevar a la gente a Dios (y
entonces adiós). No nos engañemos, hermanos. Nuestra vocación es ser para
Dios, y aprender vivir en profundidad con los hermanos. La superficialidad de
las RRSS se termina. Hoy tienes mucho feedback y mañana nada. Si no sabe uno
donde estar cimentado se le cae la casita, que recordad es de barro.
Repito: No
tenemos nada que demostrar, solo vivir nuestra vocación. ¿Quieres saber si
tienes el corazón apegado a likes y seguidores? Haz la prueba: desinstálate las redes sociales un mes. ¿Qué te sucede
cuando te lo planteas seriamente?
Seguimos con la segunda cosa
detrás del mensaje en los bailes de Tik Tok: ¿La
gente piensa que la vida religiosa es aburrida?
Seguro que habrá quien lo piense, claro. Ya he dicho antes que no es malo
aburrirse. Aquí de fondo puede haber complejos de ser nosotros los que
pensamos que la consagración tiene que ser otra cosa. Me pregunto, y esto es
extensible a quien quiere dar la vuelta a la doctrina de la Iglesia: una monja,
un cura, una novicia, un seminarista, en los 20, 30, 40 ó 50 años de vida que
tengan, ¿saben más que la Iglesia en 2000 años?
Si no amamos a la Iglesia por la Madre que es, amémosla al menos por la
sabiduría de anciana que tiene, siendo a la vez joven. Toda pasa. Las modas de
hoy son viejas mañana, necesitamos construir en lo sólido que permanece
siempre. Sin duda nuestra forma de vida auténtica lo es.
Pensamos que la gente nos ve aburridos
y tenemos que hacer algo como bailar cierta música para que crean que no es
así. En el fondo le estamos diciendo al joven que nuestra vida es eso, es
chachi chupi. Pero los jóvenes no son tontos. A muchos simplemente les hará
gracia, otros se avergonzarán. Alguno puede llegar a confundir la vocación con
eso que ve en los bailes, pues toca sus heridas, y eso si es preocupante,
porque, ya dije, eso no es la vocación.
Entonces a lo mejor la pregunta
es: ¿tenemos que hacer el Evangelio más atractivo?
¡Pues no! El Evangelio ya es atractivo de por sí. ¿O qué significa atractivo? Que atrae. El
Evangelio ya tiene por sí solo la fuerza de atracción que necesita, la del
Espíritu Santo. Lo que tenemos no es que hacer atractivo el Evangelio sino
vivirlo atractivamente, esto es, sin quitar una coma, sin cambiar o suavizar
nada porque a nosotros nos parece mejor. No se pueden dulcificar el amor hasta
dar la vida, ni el abrazar la Cruz cada día, ni el perdonar a tus enemigos, ni
que Cristo ha muerto y resucitado por ti. Dulcificar algo del Evangelio es
aguarlo y aguarlo es destrozarlo: deja de atraer, no es más que una parodia, un
meme.
Me da la sensación que a veces
pensamos que la pastoral con jóvenes, no solo en las RRSS, es “convencerles” de algo. En medio de tantas
opciones que tienen hay que convencerles de que esta es la mejor. Y si en Tik
Tok todo el mundo baila reggaeton y trap o infantiliza las situaciones
cotidianas, pues nosotros también tenemos que hacerlo. Bailemos trap y
reggaeton e infantilicemos nuestra vida. Vaya plan…
Ni que decir tiene que esto es un error. No hay que convencer a nadie de
nada. Solo convertirse y creer en el Evangelio. Y vivirlo y predicarlo con
radicalidad. Lo que me pregunto entonces es: si pensamos que hay que
presentar un Jesús distinto, más “cómodo” para
las personas de nuestro tiempo, ¿realmente tenemos
fe?
A consagrados, laicos y a mí,
pregunto que, si nos hemos creído que hay que hacer lo que todo el mundo hace
para caer bien y que crean: ¿Eso ha ayudado a
la gente a acercarse a Dios? ¿Ha sido atrayente de verdad, o simplemente
nos han dicho que somos muy majos?
Y hasta aquí el artículo para
reflexionar y pensar. No pretendo juzgar y machacar sino abrir caminos para
pensar en la evangelización y en nuestra vocación.
Como siempre digo, rezad por mí y por mi conversión. La
paz.
P. Patxi Bronchalo
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