Biblia que salvó a un soldado en la primera guerra mundial (20 de agosto de 1915)
Ahora
pensemos un poco.
¿Cuántas veces la palabra me preservó de caer en la muerte?
¿Cuántas guerras se detienen con la palabra?
Podríamos
decir con el salmista:
“Lámpara para mis pasos es tu palabra” y yo
agregaría: “y el más fuerte chaleco anti balas”.
Me
protege de los encendidos dardos del enemigo.
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