Al dirigir el rezo del Ángelus dominical este 19 de diciembre, cuarto Domingo de Adviento, el Papa Francisco animó a imitar a la Virgen María para no “empantanarse ante los problemas” sino caminar con prontitud hacia la Navidad ayudando al prójimo.
“Aprendamos de la Virgen esta forma de reaccionar:
levantarse, sobre todo cuando las dificultades amenazan con aplastarnos. Levantarnos,
para no empantanarnos en los problemas, hundiéndonos en la
autocompasión y en una tristeza paralizante”, invitó el
Santo Padre a los numerosos fieles reunidos en la Plaza San Pedro del Vaticano.
Al reflexionar en el pasaje del Evangelio de San Lucas que narra la
visita de la Virgen María a su prima Isabel, el Papa se centró en el ejemplo de
la Virgen María que después de haber recibido el anuncio del ángel, no se
quedó en casa “pensando en lo sucedido y
considerando los problemas y los imprevistos, que ciertamente no faltaban” sino
que “al contrario, lo primero que hace es pensar
en quien lo necesita, en lugar de quedarse en sus problemas”.
En esta línea, el Papa subrayó que la Virgen María se puso en camino “con generosidad, sin dejarse intimidar por los
inconvenientes del viaje, respondiendo a un impulso interior que la llama a
hacerse cercana y a ayudar. Un camino largo, kilómetros y kilómetros, no había
un autobús, fue caminando” y compartió a Isabel “la
alegría de Jesús, la alegría que llevaba en el corazón y en el vientre. Va donde ella y proclama sus
sentimientos, y esta proclamación de sentimientos después fue una oración, el
Magníficat, que todos conocemos”.
Por ello, el Santo Padre invitó a caminar con prontitud y a levantarnos
de los problemas “¿por qué levantarnos? Porque
Dios es grande y está listo para levantarnos si nosotros le tendemos la mano.
Entonces arrojemos en Él los pensamientos negativos, los miedos que bloquean
todo impulso e impiden ir adelante”.
“Y después hagamos como María: ¡miremos
a nuestro alrededor y busquemos alguna persona a la que podamos ser de ayuda!”,
advirtió el Papa.
Finalmente, el Santo Padre alentó a “cultivar
un sano sentido del humor, como hacían, por ejemplo, Santo Tomás Moro o San
Felipe Neri” y animó a “pedir esta
gracia, la gracia del sano humorismo, hace tanto bien”.
“No nos olvidemos de que el primer acto de caridad
que podemos hacer al prójimo es ofrecerle un rostro sereno y sonriente y
llevar la alegría de Jesús, como hizo María con Isabel. ¡Que la Madre de Dios nos tome
de la mano, nos ayude a levantarnos y caminar con prontitud hacia la Navidad!”,
concluyó el Papa.
POR MERCEDES DE LA
TORRE | ACI Prensa
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