jueves, 30 de diciembre de 2021

MULTIMILLONARIO MORMÓN ABANDONA LA SECTA Y EXPONE PARTE DE SU LADO OSCURO

 El ejecutivo Jeff T. Green, de 44 años de edad, presidente de la firma de tecnología publicitaria The Trade Desk y el hijo nativo de Utah más rico de Estados Unidos (con una fortuna estimada por Forbes en 4.900 millones de dólares), renunció públicamente a su afiliación a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD), criticándola fuertemente por su enfoque en la acumulación de riqueza y por su historial en materia de derechos humanos, según informa Univisión.

Green, que actualmente reside en el sur de California, había dejado la secta de los mormones en términos pragmáticos desde hace más de una década, ya que dijo que no creía en ella, ni asistía a sus servicios, ni practicaba sus mandatos.

Recordamos a nuestros lectores que pueden saber más sobre la IJSUD, su historia y actualidad, sus doctrinas y sus ritos (también todo lo que la secta oculta al gran público) en el libro Los mormones. ¿De verdad sabes quiénes son?, escrito por Vicente Jara y Jorge Núñez.

UN GRUPO QUE HACE DAÑO

Green, que se comprometió en noviembre a donar al menos el 90 por ciento de su riqueza, también envió una carta al presidente de la IJSUD, Russell Nelson, en la que explica que si bien cree que la mayoría de los miembros son “buenas personas que intentan hacer lo correcto”, también cree que “la iglesia está activa y actualmente haciendo daño en el mundo”.

La carta de Green acusa al liderazgo de la IJSUD de “no ser honesto acerca de su historia, sus finanzas y sus causas”, agregando que cree que la secta mormona “ha obstaculizado el progreso global en los derechos de las mujeres, los derechos civiles y la igualdad racial, y los derechos LGBTQ +”.

Green dice que donará 600.000 dólares a Equality Utah, y que “casi la mitad del dinero se destinará a un nuevo programa de becas para ayudar a los estudiantes LGBTQ + en Utah”, incluidos los que “puedan necesitar o desear irse”, refiriéndose a la Universidad Brigham Young, y afirma que el único contacto que desea de la IJSUD “es una carta de confirmación para informarme de que ya no estoy en la lista como miembro”.

AUSENCIA DE UNA AYUDA REAL

En su carta al presidente Nelson, Green aclara que “aunque tengo un profundo amor por muchos mormones y gratitud por muchas cosas que han llegado a mi vida a través del mormonismo, no me he considerado miembro durante muchos años, y me gustaría dejarles en claro a ustedes y a los demás que no soy miembro.

En su misiva, Green exige que la IJSUD haga “más para ayudar al mundo y a sus miembros”, explicando que los mormones, “a menudo pobres”, dan dinero a la secta “esperando las bendiciones del cielo”, y agregaó que “en cambio, creo que la iglesia ha explotado a sus miembros y su necesidad de esperanza para construir templos, construir centros comerciales y ranchos ganaderos, en lugar de aliviar el sufrimiento humano dentro o fuera de la iglesia”.

Según un informe de The Washington Post, en 2019 el fondo de inversión de la IJSUD fue objeto de una denuncia ante el Servicio de Impuestos Internos (IRS), que la acusaba de haber acumulado 100.000 millones de dólares en donaciones destinadas a fines benéficos.

EL RECHAZO SUFRIDO POR SU FAMILIA

Green, que tiene tres hijos, deja la secta junto con 11 miembros de su familia y un amigo. Su hermana, Jennifer Gaerte, le dijo a The Salt Lake Tribune que tenía “esa familia mormona perfecta” hasta que murió el hermano de su esposo, lo que la llevó a entrar en “modo de supervivencia”.

Su esposo no asistió a la IJSUD mientras se encontraba en duelo por la muerte de su hermano, lo que provocó que la familia de Gaerte fuera rechazada, y otros niños a veces les arrojaban piedras a los suyos, tal como informa The Independent.

Gaerte fue a ver a un líder de la secta y solicitó que la liberaran de la organización juvenil Mujeres Jóvenes de la IJSUD. El líder de le dijo que se convertiría en una miembro inactiva si la liberaban del grupo. “Si no me libera, yo misma lo haré”, dijo.

Un primo de Green, Doug Whittemore, dijo que su educación había sido “maravillosa”, pero que partes de la IJSUD le molestaban. “Algo no me cuadraba conmigo y mi instinto”, dijo Whittemore. “Fue pragmático, pero nunca pude creer en los conceptos [religiosos], y las enseñanzas eran tan inverosímiles como te las imaginas.

Cuando decidió no convertirse en misionero, su familia lo rechazó“Muchos de ellos no me hablaron durante años y eso aún persiste hasta el día de hoy”. Whittemore ahora vive en Dallas, Texas.

Green también dijo que su infancia había sido buena y su fe había sido importante para él a medida que crecía. “La parte más positiva de nuestra infancia no fue la fuerte conexión que teníamos con nuestros padres, sino con la comunidad”, dijo a The Salt Lake Tribune“Estoy de verdad agradecido con esa comunidad y su gente increíble, incluidos mis antepasados que hicieron grandes sacrificios en el nombre de Dios y de la comunidad”.

Secretaría RIES

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