viernes, 31 de diciembre de 2021

LO QUE HE APRENDIDO…

Mi esposo exprime la pasta de dientes del tubo como un niño. Es algo extraño. Debe ser un hábito que nunca dejó de hacer…

Pero yo dejo mis tazas de café y vasos de agua por toda la casa como una adolescente.

A veces escupe su pasta de dientes en el espejo del baño.

Pero yo también dejo los armarios abiertos.

Es muy malo doblando la ropa sucia.

Y yo, Dejo mis libros y cuadernos esparcidos.

Pero después de trece años de matrimonio, entendemos que no vale la pena regañar a la otra persona por estas cosas. No necesitamos mencionarlos ni causar escándalo. Entonces, limpio su pasta de dientes y él toma todos mis vasos y los pone en el lavaplatos.

Y nos agradecemos los unos a los otros por las cosas que apreciamos.

Como mi esposo cerrando las puertas y apagando todas las luces todas las noches antes de acostarse.

O sacando la basura.

Y me agradece (delante de los niños, gracias) por preparar la cena o inscribirlos en sus actividades.

Ser un buen compañero de equipo no significa perfección. Significa aceptar los defectos de los demás por lo que son: los humanos son humanos.

Los seres humanos hacen todo lo posible por amarse unos a otros.

Los humanos cometen errores a diario.

Los humanos se equivocan y luego limpian.

Lo que he aprendido en el matrimonio es que un matrimonio imperfecto también puede ser bastante extraordinario. No a pesar de sus defectos, sino a causa de ellos.

Tomado de: Angela Anagnost-Repke, escritora.

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