Estar unidos junto a la familia, junto a nuestros seres amados.
Por: Mauricio Ochoa Urioste | Fuente: Catholic.net
En estos tiempos para muchos millones de
habitantes ciertamente aciagos y llenos de desesperanza frente al Coronavirus,
he visto la película “Los dos Papas”, una
realización cinematográfica que recomiendo a todos para sonreír y no perder de
vista que la luz del mundo es Cristo, nuestro Señor.
He visto durante el último tiempo por las
calles, mucha gente con barbijos y otras medidas de seguridad. Y hace pocas
horas, el Santo Padre, Papa Francisco, nos recordó la importancia de hablar con
Dios acerca de nuestros pecados y el perdón.
Cristo es la luz del mundo. En tiempos de
tinieblas, es nuestro Señor quién se alza a la vista de todos para ser motivo
de esperanza y de equilibrio emocional y espiritual. ¡Cuántos
de nosotros habíamos caminado por terrenos lúgubres! Pues bien, así como
en el filme “Los dos Papas”, tenemos que
visualizar nuestra conciencia en el mundo después de la vida terrenal, esto es,
en la vida que es Cristo Jesús, Rey de Reyes, y junto a Dios Padre y Espíritu
Santo, Dios bondadoso y misericordioso.
He leído por Whatsapp y Facebook innumerables
preocupaciones y un estado colectivo de tristeza. ¿Pero
acaso la humanidad no se alimenta de igual manera de los dones que hemos
recibido de Dios? Entonces, yo os invito a no dejar de lado el servicio
por la humanidad, los carenciados, los “descartados”,
y al mismo tiempo, no desperdiciar nuestro tiempo aunque vivamos en una
casa de cuatro por cuatro metros. Sonreír, sí. Estar unidos junto a la familia,
junto a nuestros seres amados, y a la vez, rezar profunda e intensamente aunque
sean pocas las palabras.
Alimentarnos en definitiva del Espíritu de Dios,
nos hace más fuertes, y por ello en esta próxima Semana Santa, que será para
muchos un tiempo diferente, no dejemos nunca, pero nunca de lado al Dios de la
vida, al Dios del amor, al Dios de la sonrisa, al Dios de la misericordia
eterna.
Amados hermanos, escribo estas palabras con el
ánimo de que estén todos mejor en espíritu. Ruego por todos vosotros quiénes
leen estas líneas para que no pierdan la fe, porque aunque no sea para muchos
evidente, en Cristo Jesús nos regocijamos. Él y sólo Él, es la luz del mundo,
fuente de toda Santidad y alabado por siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario