jueves, 14 de octubre de 2021

CARTA DE UNA ANCIANA ENCERRADA EN UN ASILO

 Esta carta representa el balance de mi vida.

Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 metros cuadrados.

Ya no tengo casa y tampoco mis cosas amadas, pero tengo quien me ordena la habitación, me prepara para comer y me hace la cama, me controla la presión y me pesa.

Ya no tengo las risas de mis nietos, ya no puedo verlos crecer, abrazarse y pelear; algunos de ellos vienen a visitarme cada 15 días; otros cada tres o cuatro meses; otros, nunca.

Ya no hago las croquetas ni los huevos rellenos y tampoco los rollos de carne picada, ni el punto de cruz. Todavía tengo un pasatiempo que hacer y el sudoku me entretiene un poco.

No sé cuánto tiempo me quedará, pero debo acostumbrarme a esta soledad; hago terapia ocupacional y ayuda en lo que puedo quien está peor que yo, aunque no quiero encariñarme demasiado: desaparecen frecuentemente. Dicen que la vida es más larga. ¿Por qué? Cuando estoy sola puedo mirar fotos de mi familia y algunos recuerdos que me traje de casa. Y eso es todo.

Espero que las próximas generaciones entiendan que la familia se construye para tener un mañana (con los hijos) y pagar a nuestros padres con el tiempo que nos regalaron para criarnos.

Laura Isabel Pancorbo

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