Ayer charlaba con un amigo oscense por teléfono, mientras el paseaba por el Pirineo y yo por un parque, tomando el sol; la vitamina D. En un momento dado, me comentó que me veía muy puesto en Derecho Constitucional. Le dije que sí, que desde hacía años había leído lo que había podido sobre el tema porque me preguntaba a mí mismo, una y otra vez, qué se podría hacer para mejorar la democracia.
Desde hace
más de un mes, he llegado a la conclusión de que lo ideal sería que el
parlamento por consenso escogiera a un presidente de gobierno que no fuera un
político. La pertenencia a un grupo partidista con sus propios intereses
distorsiona las decisiones que se han de tomar en la consecución del bien
común.
Los
representantes del Pueblo deberían consensuar una lista de individuos de
inmenso prestigio capaces de regir la nación: un
empresario filántropo, un gran intelectual de inmenso prestigio, un académico
que sea un sabio. El debate a puerta cerrada debería ser valorar las
cualidades de cada uno para llegar a un acuerdo. Pero a sabiendas de que todos
los candidatos de la lista son dignos y adecuados para el cargo.
Ese
presidente, a su vez, debería escoger unos ministros alejados de la política.
Su elección debería estar basada en los méritos. Y ese consejo de ministros
debería tener muy claro que, con prudencia y gradualidad, ha de buscar el bien
de la nación, no la popularidad. Por supuesto que haciendo ciertas concesiones
a la popularidad, pero con la vista bien puesta en el fin del buen gobierno.
Por supuesto
que alguien nos repetirá que un ministro tiene que ser un poco un relaciones
públicas, un personaje colocado de cara a la opinión pública y todo ese tipo de
falacias que se pueden repetir para convencernos de que está bien escoger a
individuos menos aptos y hasta ineptos para los puestos. Por supuesto que hay
que buscar alguna excusa para justificar lo evidente: la poca aptitud.
Alguien
objetará que un gobierno así sería un gobierno sin ideología. Bueno, con el
cuento de la ideología llevan las naciones sufriendo a ineptos desde hace
generaciones. Creo que ya va siendo hora de darle una oportunidad al mérito, al
gobierno que busque la eficacia y no unos propósitos etéreos que son mera
propaganda electoral.
P. FORTEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario