jueves, 15 de julio de 2021

«EL SER HUMANO ESTÁ HECHO PARA LA LIBERTAD, AL PUNTO QUE NI SIQUIERA SU CREADOR LA VIOLENTA»

SACERDOTE CUBANO, P. ALBERTO REYES: «LA LIBERTAD ESTÁ INSCRITA EN NUESTROS GENES»

El sacerdote lamentó, en una carta publicada en Facebook, que el pueblo haya vivido de esa manera «por años, escondiéndonos, simulando, y huyendo a la primera oportunidad, dejando muchas veces solos y a merced del mal a aquellos que se atrevían a alzar la voz de la libertad, a pesar de que lo hacían en nombre de todos».

(ACI/InfoCatólica) En un emotivo escrito, el P. Alberto Reyes Pías, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey (Cuba), expresó su sentir sobre las masivas protestas del 11 de julio que, según señala, expusieron los «signos de cansancio y hartazgo» del pueblo cubano frente a la dictadura.

«El ser humano está hecho para la libertad, al punto que ni siquiera su Creador la violenta. Al ser humano se le puede reprimir, amedrentar, amenazar… y esto puede hacer que, por un puro instinto de supervivencia, la persona se someta a la esclavitud e incluso llegue a defender al que lo oprime, pero la libertad está inscrita en nuestros genes. Pueden pasar años, generaciones incluso, pero llega un momento en el cual el alma se rebela y dice: ¡Basta!», escribió el sacerdote en un mensaje compartido en su cuenta de Facebook el 13 de julio.

El sacerdote afirmó que «desde hace mucho tiempo, el pueblo cubano viene dando signos de cansancio y de hartazgo» y que «viene avisando que se ha cumplido el tiempo de la esclavitud».

El escrito del P. Reyes se publica dos días después de que miles de personas salieron a las calles de Cuba, en la que fue la manifestación más grande en 62 años desde que Fidel Castro tomó el poder, para exigir libertad, el fin de la dictadura y cambios que saquen al país de la crisis en que se encuentra, y que ha sido agravada por la pandemia del coronavirus.

Aunque el régimen ha intentado un apagón informativo cortando el internet, se supo que las marchas continuaron el lunes y martes, y que actualmente hay una «tensa calma» en Cuba.

En su escrito, el P. Reyes se pregunta: «¿Cómo es posible que hayamos demorado tanto?». A lo que responde: «Porque no nos sometieron de un día para otro. Nos engañaron, nos manipularon, nos deslumbraron, y cuando los primeros empezaron a despertar, los masacraron, los fusilaron impunemente. Y el miedo puso en nuestros corazones y en nuestros hogares su rostro omnipresente».

El sacerdote lamentó que el pueblo haya vivido de esa manera «por años, escondiéndonos, simulando, y huyendo a la primera oportunidad, dejando muchas veces solos y a merced del mal a aquellos que se atrevían a alzar la voz de la libertad, a pesar de que lo hacían en nombre de todos».

También contó que «con el tiempo, los signos de inconformidad y rabia fueron creciendo, pero esos signos fueron despreciados, ridiculizados y subestimados». «Pero se equivocaron, porque la libertad nace del alma, y el alma tiene una fuerza imparable», subrayó.

«Y ahora ya no hay marcha atrás, porque ahora hemos visto el verdadero rostro de aquellos que durante años nos hablaron día a día y machaconamente de lo mucho que nos amaban y querían nuestro bien. Ahora sabemos que todo era mentira, y que no les vacila ni la mano ni la voz a la hora de proclamar destrucción y muerte, y de incitar a la guerra de hermano contra hermano en una lucha cuyas heridas tal vez no sanen nunca», continuó.

El P. Reyes escribió que el desenlace del pueblo cubano «pudo ser diferente», pero «los que nos engañaron y nos esclavizaron decidieron que no fuera diferente, porque ignoraron sistemáticamente a un pueblo que no pudo dar más síntomas de querer un cambio pacífico, y porque el cambio implicaba renunciar al poder absoluto, el cambio implicaba aceptar la libertad, el cambio implicaba la capacidad de amar, y el comunismo no puede admitir el amor porque el amor es contrario a su naturaleza».

Para el sacerdote es difícil saber si el cambio será próximo «o se hará esperar un poco», lo que sí sabe es que «ya nada podrá ser igual».

«No sé si lucharemos hasta el final o nos rendiremos, agobiados por el miedo a la cárcel, a la represión y a la muerte, para resurgir más adelante, pero lo que sí es cierto es que a nuestra libertad las cadenas le pesan demasiado», continuó.

Finalmente, el P. Reyes dijo que «de momento, seguimos, recordando que un gobierno puede reprimir a una persona, en un lugar, en un momento, pero no puede reprimir a todas las personas, en todos los lugares, en todos los momentos».

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