Sólo si no hay otras disponibles, los fieles pueden usarlas
Mons. Józef
Wróbel SCJ, obispo auxiliar de Dublin y director del Equipo de Expertos en
Bioética de la Conferencia Episcopal Polaca, ha asegurado que las vacunas de
AstraZeneca y Johnson&Johnson plantean serias objeciones morales pero
pueden ser usadas por los fieles si no tienen posibilidad de usar otras.
(InfoCatólica) «A pesar de que
la tecnología utilizada por AstraZeneca y Johnson&Johnson para producir sus
vacunas plantea serias objeciones morales, pueden ser utilizadas por los fieles
que no tienen la posibilidad de elegir otra vacuna y están
directamente obligados a hacerlo por ciertas condiciones existenciales o
profesionales», escribió
Mons Wróbel en su declaración.
El prlado señaló que, a
diferencia de las primeras vacunas, que utilizaban tecnología basada en el ARNm
y no suscitaban objeciones morales significativas, en la producción de las vacunas de AstraZeneca y Johnson&Johnson se utilizan líneas celulares
creadas a partir de material biológico extraído de fetos abortados. «Este hecho
plantea serias objeciones morales», escribió, y añadió que «los católicos no deberían aceptar ser vacunados con
estas vacunas».
Sin embargo, el obispo Wróbel
señaló que esta posición no excluye la posibilidad de utilizar estas vacunas. «Los fieles, que no pueden elegir otras vacunas y que
están directamente obligados por ciertas condiciones (por ejemplo,
profesionales, de obediencia dentro de ciertos equipos, estructuras, oficinas y
servicios a los que están destinadas las vacunas) pueden utilizarlas sin culpa
moral», subrayó en el documento. Añadió que, no obstante, deben expresar
su oposición al aborto.
La posición del director del
Equipo de Expertos en Bioética de la Conferencia Episcopal Polaca no se refiere a los aspectos formales de la vacunación
con estas vacunas, en particular a la posibilidad de que se produzcan efectos
secundarios graves, causantes y no sólo temporales,
relacionados con la administración. Asimismo, dado que los resultados de la
investigación todavía no son suficientes y los especialistas aún no han llegado
a una opinión consensuada, es demasiado pronto para tomar una posición al
respecto.
OFICINA DE PRENSA DE
LA CONFERENCIA EPISCOPAL POLACA
DIRECTOR DEL EQUIPO DE EXPERTOS EN BIOÉTICA DE LA
CONFERENCIA EPISCOPAL POLACA SOBRE EL USO DE LAS VACUNAS COVID-19 ASTRAZENECA Y
JOHNSON&JOHNSON
1. El 23 de diciembre de 2020,
el Equipo de Expertos en Bioética de la Conferencia Episcopal Polaca publicó un
documento sobre las vacunas. Este documento mantiene toda su actualidad y es
coherente con la enseñanza teológica y moral de la Iglesia Católica.
En ese documento se destacaba
que las vacunas que utilizan ARNm (Pfizer y Moderna) no plantean objeciones
éticas graves porque, en su producción, no se utilizaron líneas celulares
creadas a partir de tejidos de fetos abortados (las líneas celulares no son
necesarias para su producción). El ensayo de estas vacunas con células fetales
no plantea objeciones descalificadoras porque dicho ensayo no forma parte de su
proceso de producción. En el documento mencionado, no se hacía referencia a las
vacunas de terceros porque, en ese momento, no había certeza sobre las
tecnologías utilizadas en su fabricación.
Lamentablemente, las vacunas
de AstraZeneca y Johnson&Johnson se basan en una tecnología que utiliza
células de fetos abortados (las células se utilizan en la multiplicación del
llamado principio activo de la vacuna, el adenovirus no virulento). Este hecho
plantea una seria objeción moral, ya que, en este caso, las células derivadas
de fetos abortados son un eslabón esencial en la tecnología utilizada para
producir estas vacunas. De acuerdo con los principios expuestos en el documento
anterior, los católicos no deberían aceptar ser vacunados con estas vacunas, ya
que existen otras –el mencionado ARNm– que no plantean objeciones morales de
conciencia.
3 Sin embargo, esta posición no
es un juicio moral definitivo sobre la posibilidad de utilizar las vacunas de
AstraZeneca y Johnson&Johnson. Hay que recordar que los fieles, que no
pueden elegir otras vacunas y que están directamente obligados por ciertas
condiciones (por ejemplo, profesionales, por obediencia dentro de ciertos
equipos, estructuras, oficinas y servicios a los que están destinadas las
vacunas) pueden utilizarlas sin culpa moral.
Según la posición del
Magisterio de la Iglesia, la permisibilidad excepcional de estas vacunas se
debe a que su recepción no implica la participación directa, la aceptación o la
coacción del aborto (las líneas celulares utilizadas en su producción no fueron
creadas a petición suya). Además, el vínculo entre el feto abortado y las
vacunas no es un vínculo formal (que sería el caso si el aborto se hubiera
realizado a petición del fabricante de la vacuna y coaccionado por quienes
desean utilizar las vacunas), sino que es un vínculo material (no es un vínculo
intencional o causal; la vacuna está vinculada al aborto sólo por el material
biológico derivado de él).
También se supone que el uso
de la vacuna viene dictado por una auténtica necesidad o por el deber de
proteger la vida y la salud propias o las del prójimo que podría contagiarse
por el contacto con una persona no vacunada. Sin embargo, estas personas deben
manifestar su firme oposición al uso de material biológico inmoral en la
producción de la vacuna, de tal manera que no se considere que están abogando
indirectamente por el aborto (por ejemplo, escribiendo cartas de objeción a las
instituciones que importan o distribuyen la vacuna, o a sus superiores).
4. El presente dictamen no se
refiere a los aspectos formales de la vacunación (en particular a la
posibilidad de que se produzcan efectos secundarios graves y causales, no sólo
temporales, relacionados con la administración de una determinada vacuna), ya
que todavía no existen resultados de investigación fiables y objetivos, y los
expertos no han llegado a una opinión consensuada e incuestionable al respecto.
Esta opinión sólo se alcanzará cuando se hayan aclarado totalmente las dudas.
Sin embargo, siguiendo los
principios éticos, si existe una sospecha fundada de que una vacuna supone una
amenaza para la vida de una persona concreta, no debe administrarse.
Monseñor
Józef Wróbel SCJ
Director
del Equipo de Expertos en Bioética de la Conferencia Episcopal Polaca
Lublin, 14 de
abril del 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario