«Cáncer», esta palabra nos remueve todo por dentro. Sabemos que es una enfermedad dura, tan difícil de llevar, ¿habrá algo de bueno cuando hablamos de este tema?
Hoy les traemos nuevamente un
capítulo de la serie «Contagiosos» producida por Infinito+1, con un
testimonio ¡simplemente maravilloso! Las
historias que nos trae Cotelo son siempre conmovedoras.
Me sucede que las veo y de
pronto me queda la impresión y las ganas de decir: ¡Pero
esto es solo para santos! Hay que ser gente muy especial para soportar
el cáncer y llevarlo todo la mayor parte del tiempo con una sonrisa.
Luego de ver la historia que
les comparto, me encuentro haciendo el ejercicio de ponerme en los zapatos de
Miquel, nuestro protagonista.
Y reflexionar en cuál podría
ser mi manera de reaccionar en una situación tal, me quedo corta. No me creo
capaz de reaccionar de esa manera.
CUANDO LE ENTREGAS LA VIDA A DIOS
La santidad solemos verla tan
lejana, como de alguien que debe tener poderes sobrenaturales, y nos olvidamos
del componente del presente que tiene la santidad. ¡De ese empezar a
vivirla ahora!
Nos sorprendemos frente a las
acciones heroicas de estas personas y de pronto nos miramos a nosotros mismos
con reproche o con algún tipo de complejo.
De pronto no nos sentimos a la
altura, ni en las propias capacidades, ni en esa fe que parece que realmente
podría mover montañas. Pensamos para
nuestros adentros: «Seguro Dios les dio dones que a mí no».
Y casi cuando ya quiero
voltear la página o más correctamente, seguir haciendo scrolling y
pasar al siguiente video o a la siguiente historia de Instagram, me resuenan las palabras de Miquel
Feliu.
«HOY NECESITO QUE TE ENCARGUES TÚ»
¿Cómo es que, un
joven que recién empezaba a salir al mundo y que justo en la partida se
encuentra con una muralla que pareciera le impide el paso, responda con tanto
aplomo: «Hoy necesito que te encargues tú»?
No recuerdo si yo alguna vez
en la vida le he confiado mi vida por completo a Dios de esa manera, ni en los
momentos más críticos, creo que siempre he puesto mis condiciones antes.
Como quisiera poder decir: «Señor hoy no puedo, hoy necesito que te encargues tú»
y con estas palabras olvidarme de todo y dar ese salto al vacío que
significaría darle la vida entera a Él.
Más allá de la actitud de
Miquel frente al cáncer, de la decisión y de las ganas de vivir enormes que
este chico tiene, hay dos cosas que me llaman la atención.
Esa candidez con la que en
medio de un dolor tan grande y con las posibilidades en contra, pone todo de su
parte. Y por otro lado que la confianza plena en entregarle la vida entera a
Dios, ¡especialmente en esos momentos de
vulnerabilidad!
LA VALENTÍA DE RECONOCERSE NECESITADO
Creo que muchos podrán
coincidir con afirmar que se necesita humildad para reconocerse pequeños y
necesitados de ayuda. Pero yo también creo que se necesita de una gran dosis de
valentía.
Sentirse
vulnerable y abandonarse a los brazos de Dios y a sus designios no es tarea
fácil.
Muchas veces
lo que salta es esa testarudez propia, y ese rogarle a Dios y ofrecerle las
promesas que no cumpliremos con tal de que nos cure o nos otorgue aquello que tanto deseamos.
Pero entregarse y decirle «no puedo más», «necesito que hoy te encargues», es
dar ese salto que no evita sentir el vértigo en el estómago por la caída pero
con la confianza de que allá en el fondo y en realidad durante todo el
trayecto, alguien te está llevando en brazos.
Y mientras uno cree que se
está cayendo, en realidad lo que sucede es que te están acunando en los brazos
del amor mismo.
LA VIDA ES UNA OPORTUNIDAD ÚNICA Y NO TERMINA CON
UN DIAGNÓSTICO
Miquel no niega sus ganas de
curarse de ese cáncer: «Es que la tierra es tan
bestia, es que podemos disfrutar tanto y hacer tanto bien» ¡Cómo le gusta
vivir! Es hermoso estar vivo y tener la posibilidad de algo grande día tras día.
Disfrutar de la compañía de
los tuyos, enamorarte, salir con los amigos, viajar, echarte bajo las
estrellas, en fin. La vida es hermosa, pero el destino final marcado para todos
(otra cosa es si queremos o no llegar a ese destino) es el cielo.
Todos tenemos la
posibilidad del cielo. La
vida no se detiene cuando un diagnóstico nefasto nos encuentra o cuando no
tenemos lo que hubiéramos querido, la vida dura hasta el último suspiro.
La próxima vez que veas o te
encuentres con un testimonio así, que te deje no solo incrédulo sino incapaz de
imitar, suelta un poco esa idea y mira primero cómo está tu capacidad de
abandonarte en Dios.
Es una posibilidad muy hermosa
que tenemos todos los seres humanos. Increíblemente ese dejarse caer, rendirse
a los pies de Dios y abandonarse en Él es la clave
para cruzar cualquier océano y superar cualquier desierto.
Déjanos saber qué te pareció
su historia en los comentarios. ¿Has superado tú
algún cáncer? ¡Cuéntanos tu testimonio! ¿Has acompañado a alguien que lo tiene?
¡Compártenos esa experiencia!
Escrito por Silvana Ramos
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