Un autor católico ha explicado que la Iglesia Católica cuenta con lo que él llama “primeros auxilios espirituales”, una especie de medicina moral que es capaz de salvar las almas tentadas por el pecado, especialmente en el tiempo de Cuaresma.
Los primeros auxilios “proporcionados por
las enseñanzas de la Iglesia y, en última instancia, la gracia de Dios, son en
realidad una especie de medicina moral preventiva: un torniquete aplicado al
alma tentada por el pecado” y que “puede salvar almas”, explicó en una
columna de opinión Donald DeMarco, PhD y miembro titular de Human Life
International.
El autor del artículo para el National
Catholic Register, dijo que “debemos
saber cuándo y dónde colocar el torniquete que nos permitirá alejarnos de los
pecados que dejarían nuestras almas desangrándose hasta la muerte”.
“En el mundo secular moderno, dada su permisividad,
el torniquete moral llega tarde y a menudo ofrece poca ayuda. Ya se han
producido daños. El problema inicial se ignora y luego se agrava con un
problema posterior. En ese punto, la hemorragia moral es mucho más
difícil, si no imposible, de contener”, explicó
sobre la tentación.
DeMarco lamentó que, “cuando se produce el
sangrado por primera vez (hablando metafóricamente), no se lo toma en serio” y
“no se aplican primeros auxilios”.
“Por tanto, los segundos auxilios serán menos
eficaces. Pronto, el problema se sale de control. Nuestra salud moral
ya no está ‘floreciendo’ en el clima artificial en el que la hemos
colocado. Seguimos sangrando y preguntándonos por qué nos han fallado las
diversas soluciones que ofrece el mundo secular, incluidos los libros de autoayuda
y la filosofía”, escribió.
A ese respecto, DeMarco reconoce que “la
Iglesia Católica eminentemente práctica, nos instruye sobre cómo afrontar la
tentación”, ya que “quiere evitar que el
sangrado empiece alguna vez”.
“Por ejemplo, cuando el mundo dice: ‘No conduzcas
cuando estás borracho’. La Iglesia dice: ‘No te emborraches’. El mundo dice:
‘No seas promiscuo a menos que uses condón’. La Iglesia dice: ‘No seas
promiscuo’. El mundo dice: ‘No uses drogas nocivas sin una aguja limpia’. La
Iglesia dice: ‘No uses drogas nocivas’. El mundo dice: ‘No te sientas culpable
por las indiscreciones sexuales’. La Iglesia dice: ‘No te involucres en
indiscreciones sexuales’”, continuó.
DeMarco afirma que “la tentación es el punto
de entrada del diablo”, y, por ello, es “allí
es precisamente donde debe aplicarse nuestro torniquete espiritual”.
“Queremos mantener al diablo fuera para que no
bloquee el paso de Dios hacia nuestras almas. No queremos sangrar de
raíz. Nuestras raíces deben usarse como conductos de la gracia de Dios. La
tentación no divide a los sexos ni es incesante en su persistencia. Todos
somos tentados de diversas formas, es decir, tentados a hacer lo incorrecto”, expresó.
El autor explica que el ser tentado “es una
debilidad humana, pero que no carece de cura”.
Para él la clave de resistir la tentación se encuentra los textos
bíblicos de Mateo (4: 1-11), Marcos (1: 12,13) y Lucas (4: 1-13), cuando
Jesús es tentado en el desierto por Satanás.
“Después de que Jesús fue bautizado, ayunó durante
40 días y 40 noches en el desierto de Judea, tiempo durante el cual Satanás
trató de tentarlo tres veces. Las tentaciones estaban asociadas con los
pecados de avaricia, glotonería y orgullo. Después de haber sido rechazada
cada tentación, Satanás se fue y Cristo comenzó su ministerio. Estos
pasajes del Evangelio indican la importancia fundamental de resistir la
tentación”, escribió.
Para DeMarco esos pasajes evangélicos “indican
dónde se debe colocar el torniquete”. “Cristo es nuestro modelo para resistir
la tentación y negarnos a permitir que el diablo entre en nuestra
vida. También delinea el punto de partida para el progreso espiritual”, agregó.
Finalmente, comentó que estos “40 días de
Cuaresma, que reflejan los 40 días que Cristo pasó en el desierto, nos dirigen
a alejarnos de la tentación para que podamos convertirnos en cristianos más
completos, para que podamos estar completos y ya no nos encontremos sangrando
de raíz”.
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