lunes, 22 de febrero de 2021

¿EXISTEN “PRIMEROS AUXILIOS ESPIRITUALES” PARA RESISTIR LAS TENTACIONES EN CUARESMA?

Un autor católico ha explicado que la Iglesia Católica cuenta con lo que él llama “primeros auxilios espirituales”, una especie de medicina moral que es capaz de salvar las almas tentadas por el pecado, especialmente en el tiempo de Cuaresma.

Los primeros auxilios “proporcionados por las enseñanzas de la Iglesia y, en última instancia, la gracia de Dios, son en realidad una especie de medicina moral preventiva: un torniquete aplicado al alma tentada por el pecado” y que “puede salvar almas”, explicó en una columna de opinión Donald DeMarco, PhD y miembro titular de Human Life International.

El autor del artículo para el National Catholic Register, dijo que “debemos saber cuándo y dónde colocar el torniquete que nos permitirá alejarnos de los pecados que dejarían nuestras almas desangrándose hasta la muerte”.

“En el mundo secular moderno, dada su permisividad, el torniquete moral llega tarde y a menudo ofrece poca ayuda. Ya se han producido daños. El problema inicial se ignora y luego se agrava con un problema posterior. En ese punto, la hemorragia moral es mucho más difícil, si no imposible, de contener”, explicó sobre la tentación. 

DeMarco lamentó que, “cuando se produce el sangrado por primera vez (hablando metafóricamente), no se lo toma en serio” y “no se aplican primeros auxilios”. 

“Por tanto, los segundos auxilios serán menos eficaces. Pronto, el problema se sale de control. Nuestra salud moral ya no está ‘floreciendo’ en el clima artificial en el que la hemos colocado. Seguimos sangrando y preguntándonos por qué nos han fallado las diversas soluciones que ofrece el mundo secular, incluidos los libros de autoayuda y la filosofía”, escribió.

A ese respecto, DeMarco reconoce que “la Iglesia Católica eminentemente práctica, nos instruye sobre cómo afrontar la tentación”, ya que “quiere evitar que el sangrado empiece alguna vez”.

“Por ejemplo, cuando el mundo dice: ‘No conduzcas cuando estás borracho’. La Iglesia dice: ‘No te emborraches’. El mundo dice: ‘No seas promiscuo a menos que uses condón’. La Iglesia dice: ‘No seas promiscuo’. El mundo dice: ‘No uses drogas nocivas sin una aguja limpia’. La Iglesia dice: ‘No uses drogas nocivas’. El mundo dice: ‘No te sientas culpable por las indiscreciones sexuales’. La Iglesia dice: ‘No te involucres en indiscreciones sexuales’”, continuó.

DeMarco afirma que “la tentación es el punto de entrada del diablo”, y, por ello, es “allí es precisamente donde debe aplicarse nuestro torniquete espiritual”. 

“Queremos mantener al diablo fuera para que no bloquee el paso de Dios hacia nuestras almas. No queremos sangrar de raíz. Nuestras raíces deben usarse como conductos de la gracia de Dios. La tentación no divide a los sexos ni es incesante en su persistencia. Todos somos tentados de diversas formas, es decir, tentados a hacer lo incorrecto”, expresó.

El autor explica que el ser tentado “es una debilidad humana, pero que no carece de cura”.

Para él la clave de resistir la tentación se encuentra los textos bíblicos de Mateo (4: 1-11), Marcos (1: 12,13) ​​y Lucas (4: 1-13), cuando Jesús es tentado en el desierto por Satanás. 

“Después de que Jesús fue bautizado, ayunó durante 40 días y 40 noches en el desierto de Judea, tiempo durante el cual Satanás trató de tentarlo tres veces. Las tentaciones estaban asociadas con los pecados de avaricia, glotonería y orgullo. Después de haber sido rechazada cada tentación, Satanás se fue y Cristo comenzó su ministerio. Estos pasajes del Evangelio indican la importancia fundamental de resistir la tentación”, escribió.

Para DeMarco esos pasajes evangélicos “indican dónde se debe colocar el torniquete”. “Cristo es nuestro modelo para resistir la tentación y negarnos a permitir que el diablo entre en nuestra vida. También delinea el punto de partida para el progreso espiritual”, agregó.

Finalmente, comentó que estos “40 días de Cuaresma, que reflejan los 40 días que Cristo pasó en el desierto, nos dirigen a alejarnos de la tentación para que podamos convertirnos en cristianos más completos, para que podamos estar completos y ya no nos encontremos sangrando de raíz”.

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