Libro acerca del Demonio. ¿Quién es Satanás? ¿Qué quiere? ¿Cómo actúa?
Por: P. Domenico
Mondrone S.I, | Fuente: reinadelcielo.org
Un sacerdote Italiano tuvo un día una idea muy
extraña: "sería interesante poder entrevistar
al maligno", pensó. Esta idea le surgió de un programa que por ese
entonces se daba en la televisión italiana. De modo figurado se entrevistaba
semanalmente a personajes como Cleopatra, o Pitágoras. Con su bagaje
profesional de exorcista, él pensó: "¿y por
qué no una entrevista con el demonio?". De inmediato sintió rechazo
por tan peculiar idea, más sin embargo éste pensamiento vino a su mente una y
otra vez, por semanas. Lo extraño era que el pensarlo le daba paz y seguridad,
mientras que el desecharlo lo dejaba en un inexplicable estado de turbación
interior. Un día, para su sorpresa, una joven desconocida se acercó a él en la
puerta de la Iglesia y le dijo: ¿cuándo va a decidirse a escribir
sobre ese tema? Sorprendido le
contestó: ¿Escribir, sobre qué cosas? "Vaya, que usted
lo sabe mejor que yo", respondió
la joven. Pero, ¿quién es usted? La joven dijo finalmente:
"¿qué interesa quién soy? vaya a ver a Aquella (y señaló una imagen de la Virgen), vaya
a oír qué quiere Ella decirle".
El sacerdote dirigió su mirada a la imagen de María que se veía claramente
dentro del templo, y cuando quiso hablar nuevamente con su extraña visitante,
se encontró con que ella se había perdido entre la multitud. Sorprendido, se
presentó ante la imagen de la Madre de Dios, y de inmediato sintió en su
corazón la necesidad de escribir sobre aquel extraño tema.
Pasó el tiempo, hasta que puso finalmente un día manos a la obra, con su block
de notas y su lápiz. Oró una y otra vez, dudó de su extraña disposición a
iniciar una tarea de la que no tenía idea alguna sobre cómo empezar. Pero grande fue su sorpresa cuando escuchó
claramente en su habitación una voz sórdida que le dijo: "Pediste entrevistarme, y aquí estoy". La
propia Virgen había ordenado al maligno a someterse al reportaje del Padre
Mondrone, para que podamos comprender más profundamente el misterio de la
iniquidad, presente en nuestro mundo.
En esta "entrevista a satanás", el Padre Mondrone nos enseña a
reconocer el modo de actuar del mal. Enseñanza fundamental para religiosos y
laicos que quieran ser verdaderos soldados de Cristo. Es una lectura difícil,
no para todos. Pero importante para quienes tengan el espíritu fortalecido y
preparado.
PADRE NUESTRO, LÍBRANOS DEL MAL
(Discurso de Pablo VI - 15-XI-1872)
¿Cuáles son hoy las mayores necesidades de la
Iglesia? No os parezca simplista, o incluso supersticiosa o irreal,
nuestra respuesta: Una de las necesidades mayores
es la defensa de ese mal que se llama Demonio.
Antes de aclarar nuestro pensamiento invitamos al vuestro a abrirse a la
luz de la fe sobre la visión de la vida humana, visión que desde este
observatorio se alarga inmensamente y penetra en singulares profundidades... Y
en verdad, el cuadro que estamos invitamos a contemplar con realismo global es
muy bello... Es el cuadro de la creación, la obra de Dios, que Dios mismo, como
espejo exterior de su sabiduría y de su potencia, admiró en su substancial
belleza, (Gen 1,10)
Después es muy interesante el cuadro dramático de la humanidad, de cuya
historia emergen la de la redención, la de Cristo, la de nuestra salvación con
sus estupendos tesoros de revelación, de profecía, de santidad, de vida elevada
a nivel sobrenatural, de promesas eternas, (Ef. 1,10).
Sabiendo mirar este cuadro, no puede uno no permanecer encantado (S. Agustín,
Soliloquios): Todo tiene un sentido, todo tiene un
fin y todo deja entrever una Presencia-Trascendencia, un Pensamiento, una Vida
y finalmente un Amor, por lo que el universo, por lo que es y por lo que no es,
se presenta a nosotros como una preparación entusiasmante y gozosa de tantas
cosas bellas y todavía más perfectas que esperamos. (1 Co 2,9; 13,12;
Rom 8,19-23)
La visión cristiana del cosmos y de la vida es por tanto triunfal mente
optimista; esta visión justifica nuestra vida y nuestro reconocimiento de
vivir, por lo que nosotros, celebrando la gloria de Dios, cantamos nuestra
felicidad (Cf. El Gloria de la Misa)
LA ENSEÑANZA BÍBLICA
Pero ¿Es completa esta visión? ¿Es exacta? ¿No nos
importan nada las deficiencias que hay en el mundo? ¿Las disfunciones del mundo
respecto a nuestra existencia? ¿El dolor, la muerte, la maldad, la crueldad, el
pecado: en una palabra, el mal? ¿Y no vemos cuánto mal hay en el mundo?
¿Especialmente cuánto mal moral, es decir simultáneamente, si bien
diversamente, contra el hombre y contra Dios? ¿No es este triste espectáculo un
misterio inexplicable? ¿Y no somos nosotros, precisamente nosotros seguidores
del Verbo, los cantores del Bien, nosotros creyentes, los más sensibles, los
más turbados por la observación y la experiencia del mal?
Lo encontramos en el reino de la naturaleza, donde tantas manifestaciones suyas
nos parece que denuncian un desorden. Después lo encontramos en el ámbito
humano donde encontramos la debilidad, la fragilidad, el dolor, la muerte, e
incluso cosas peores, una doble ley contrastante, una que quisiera el bien y la
otra por el contrario vuelta hacia el mal, tormento que S. Pablo mete en
humillante evidencia para demostrar la necesidad y la fortuna de una gracia
salvadora, de la salvación traída por Cristo (Rom 7); ya el poeta pagano había
denunciado este conflicto interior en el corazón mismo del hombre: "video meliora, proboque, deteriora sequor» (Ovidio
Met 7,19)
Encontramos el pecado, perversión de la libertad humana, y causa profunda de la
muerte porque es separación de Dios, fuente de la vida, (Rom 5,12), y después,
a su vez, ocasión y efecto de una intervención en nosotros y en nuestro mundo
de un agente oscuro y enemigo, el Demonio.
El mal no es sólo una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo,
espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa.
Se sale del cuadro de la enseñanza bíblica y eclesiástica quien rechaza
reconocerla como existente: y también quien hace de
esto un principio en sí mismo, no teniendo él mismo, como toda criatura, origen
en Dios; incluso la explica como una seudo-realidad, una personificación
conceptual y fantástica de las causas desconocidas de nuestras malas obras.
El problema del mal, visto en su complejidad y en su absurdidad respecto a
nuestra unilateral racionalidad, se hace obsesión. Ello constituye la
dificultad más fuerte para nuestra inteligencia religiosa del cosmos. Por eso
S. Agustín sufrió durante años: "Quaerebam
unde malum, et non erat exitus", Yo buscaba de donde proviniese el
mal y no encontraba explicación (Confesiones VII, 5,7,11, etc. P L. 32, 736,
739).
Aquí vemos la importancia que tiene la advertencia del mal para nuestra
correcta comprensión cristiana del mundo, de la vida, de la salvación. Primero
en el desarrollo de la historia evangélica al principio de la vida pública: ¿Quién no recuerda la página densísima de significados de
la triple tentación de Cristo? Después en tantos otros episodios
evangélicos, en los cuales el Demonio cruza los pasos del Señor y figura en sus
enseñanzas (Mt 12,43). ¿Y cómo no recordar que Cristo, refiriéndose tres veces
al Demonio, como su adversario lo cualifica como «príncipe
de este mundo» (Jn 12,31; 14,30; 16,11)?
Y es la incumbencia de esta nefasta presencia es señalada en muchísimos pasos
del Nuevo Testamento. S. Pablo lo llama “el dios de
este mundo"( II Co 4,4) y nos pone sobre aviso acerca de la lucha
contra las tinieblas, que nosotros los cristianos debemos sostener no con un
solo Demonio, sino con una temerosa pluralidad: «Revestíos,
dice el Apóstol, de la armadura de Dios para poder afrontar las insidias del
diablo, porque nuestra lucha no es solamente con sangre y con la carne, sino
contra los Principados y las Potestades, contra los dominadores de las
tinieblas, contra los espíritus malignos del aire" (Ef. 6,11-12),
Diversas citas evangélicas nos indican que no se trata sólo de un Demonio, sino
de muchos (Lc11,21;Mc 5,9), pero uno es el principal: Satanás, que quiere decir
El Adversario, el enemigo; y con él muchos, todos criaturas de Dios, pero
caídas porque se rebelaron y están condenadas. (Cf. Denz Sch 800-428); todo un
mundo misterioso desbaratado por un drama desgraciado, del que conocemos muy
poco.
EL SEMBRADOR OCULTO DE ERRORES
Sin embargo conocemos muchas cosas de este mundo diabólico, que se relacionan
con nuestra vida y con toda la historia humana. El Demonio está en el origen de
la primera desgracia de la humanidad; él fue el tentador solapado y fatal del
primer pecado, el pecado original (Gen 3; Sb 1,24). De aquella caída de Adán,
el Demonio adquirió un cierto poder sobre el hombre, del que sólo la redención
de Cristo nos puede liberar. Es historia que aún dura; recordemos los
exorcismos del bautismo y los frecuentes referencias de la Sagrada Escritura y
de la Liturgia a la agresiva y opresora "potestad
de las tinieblas" (Lc 22,23; Col 1, 13)
Es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos por eso que
éste ser oscuro y perturbador existe verdaderamente, y que con astucia traidora
actúa; es el enemigo oculto que siembra errores y desventuras en la historia
humana. Recordemos la parábola evangélica reveladora del grano bueno y de la
cizaña, síntesis y explicación de la absurdidad que siempre preside nuestras
vicisitudes contrastantes: Inimicus homo hoc
fecit" (Mt 13,28). Es "el homicida
desde el principio... y padre de la mentira", como lo define Cristo
(Jn 8,44-45); es el instigador del equilibrio moral del hombre.
Es él el pérfido y astuto encantador, que sabe insinuarse en nosotros, por la
vía de los sentidos, de la fantasía, de la concupiscencia, de la lógica
utópica, o de desordenados contactos sociales en el juego de nuestro obrar,
para introducirnos desviaciones, tanto más nocivas cuanto conformes a la
apariencia de nuestras estructuras físicas o psíquicas, o de nuestras
instintivas y profundas aspiraciones.
Este tema sobre el Demonio y el influjo que él ejercita sobre los individuos,
sobre las comunidades, sobre enteras sociedades, sobre acontecimientos es un
capitulo muy importante de la Doctrina Católica que se debe estudiar de nuevo,
a pesar de que hoy se le da poca importancia.
Algunos piensan encontrar en los estudios sicoanalíticos y psiquiátricos o en
experiencias espiritistas - hoy por desgracia demasiado difundidas en algunos
países - un planteamiento suficiente. Se teme recaer en viejas teorías
maniqueas o en pavorosas divagaciones fantásticas y supersticiosas. Hoy se
prefiere mostrarse fuertes y sin prejuicios, positivistas, excepto en dar su fe
a tantas gratuitas posturas mágicas o populares, o peor aún, abrir la propia
alma - ¡la propia alma bautizada, visitada tantas
veces por la presencia eucarística y habitada por el Espíritu Santo!- a
las experiencias licenciosas de los sentidos y a aquellas deletéreas de los
estupefacientes, como también a las seducciones ideológicas de los errores de
moda, fisuras éstas a través de las cuales el Maligno puede fácilmente penetrar
y alterar la mente humana.
No está dicho que todo pecado sea debido directamente a la acción diabólica (S.
Th. 1,104,31) pero también es verdad que quien no vigila con cierto rigor sobre
si mismo (Mt 12,45; Ef 6,11) se expone al influjo del "Mysterium
iniquitatis", al que S. Pablo se refiere (II Ts 2,3-12) y que hace
problemática la alternativa de nuestra salvación.
Nuestra doctrina se hace incierta, oscurecida como está por las tinieblas
mismas que circundan al Demonio. Pero nuestra curiosidad, excitada por la
certeza de su existencia múltiple, se hace legítima con dos preguntas: ¿Cuáles son los signos de la presencia diabólica? y
¿Cuáles son los medios de defensa contra este tan insidioso peligro?
LA PRESENCIA DE LA ACCIÓN DEL
MALIGNO
La respuesta a la primera pregunta impone mucha cautela, aunque los signos del
Maligno parecen tan evidentes (Cf. Tertuliano, Apol 23). Podemos suponer su
acción siniestra allí donde la negación de Dios es radical, sutil y absurda,
donde la mentira se afirma hipócrita y potente, contra la verdad evidente,
donde el amor se ha apagado a causa de un egoísmo frío y cruel, donde el nombre
de Cristo es impugnado con odio consciente y rebelde (1 Co 16,22; 12,3), donde
el espíritu del Evangelio es adulterado y desmentido, donde la desesperación se
afirma como la última palabra, etc. Pero es un diagnóstico muy amplio y
difícil, que Nos no nos atrevemos ahora a profundizar y autenticar, no por eso
privado de dramático interés, al cual también la literatura moderna ha dedicado
páginas famosas (Cf. Las obras de Bernanos, estudiadas por Ch. Moeller Littér
du XX siècle,I, Pag 397 ss; P. Macchi Il volto del male di Bernanos: satan;
Études Carmélitaines, Desclée de Br. 1948)
El problema del mal aparece como uno de los más grandes y permanentes problemas
para el espíritu humano, incluso después de la respuesta victoriosa que nos da
Jesucristo: "Nosotros sabemos que hemos nacido
de Dios, y que todo el mundo ha sido puesto bajo el Maligno"(I Jn
5,19).
NUESTRA DEFENSA
A la otra pregunta: ¿Qué defensa, qué remedio poner
a la acción del Demonio? La respuesta es más fácil de formular, pero es
difícil llevar a la práctica. Podremos decir: Todo
lo que nos defiende del pecado, nos defiende por ello mismo del enemigo
invisible. La gracia es la defensa decisiva. La inocencia asume un
aspecto de fortaleza y después cada uno recuerda lo que la pedagogía apostólica
había simbolizado en la armadura de un soldado, las virtudes que pueden hacer
invulnerable al cristiano (Rom l3,12; Ef 6,11.14.17; 1 Ts 5,8). El cristiano
debe ser militante, debe ser vigilante y fuerte (I Pe 5,8); y a veces debe
recurrir a algún ejercicio ascético especial para alejar ciertas incursiones
diabólicas; Jesús así lo enseña indicando el remedio «en
la oración y el ayuno" (Mt 9,29 ). El Apóstol sugiere la línea
maestra a tener en cuenta: "no os dejéis
vencer por el mal, antes bien, vencer al mal con el bien" (Rom
12,21; Mt 13,29).
Con la certeza de las adversidades presentes en las que hoy las almas, la
Iglesia, el mundo se encuentran, nosotros buscamos dar sentido y eficacia a la
acostumbrada invocación de nuestra principal oración: «Padre
nuestro... líbranos del mal». A todo esto ayuda también nuestra
bendición apostólica.
* * *
N.B.
Refiriéndose a otra reflexión hecha por el Papa sobre el diablo, Michele
Federico Sciacca, en un artículo publicado el 7-febrero-1975 en el periódico Il
Tempo de Roma, con el título Satanás entre nosotros, escribía: "Mal le fue al Papa Pablo VI hace algún tiempo por
haber aludido al diablo en el sentido del Antiguo y del Nuevo testamento.
¡Ábrete, infierno! Fue acusado de retorno al Medioevo, de oscurantismo,
de superstición, de ofensa en pleno 1974 a la ciencia y al espíritu científico
racionalista y progresista. Pero, en resumidas cuentas, ¿este maldito Satanás vive o no vive? Si se le considera de una
parte, siguiendo el Evangelio, como el tentador y el acusador que encarna el
mal, entonces dicen que es una tosquedad de oscurantistas creer en su
existencia y afirman que no existe; y por otra parte si se le identifica - y
Satanás lo repite - con la razón humana rebelde y triunfante, con la que
sonriente y operante vive «en la materia que nunca
duerme», entonces afirman sibilínamente que es el símbolo sublime de
toda gracia verdadera y victoriosa... de aquel ex-Dios. Superstición oscura
ésta que procede de la ciencia iluminista, y por tanto sutilmente mundana... De
ello se deduce que estas afirmaciones proceden de una mentalidad radicalmente
perversa, (Cf. Michele Federico Sciacca, il magnifico oggi. Roma Città Nuova
1976 P. 283 ss)
PRIMER ENCUENTRO
Aquella misma tarde, después de una cena más bien rápida y desganada, me retiré
a mi cuarto a despachar un poco de correspondencia.
Después de media hora me puse a recitar la última parte de la "Liturgia de las horas». Hice devotamente la
señal de la Cruz y comencé:
´Jesús, luz de luz, - sol sin ocaso, -tu iluminas
las tinieblas, - en la noche del mundo,- En Ti, Santo Señor - buscamos
descanso- de la fatiga humana, - al fin del día"...
Noté esta vez, que cuanto más iba adelante, más crecía en mí el deseo de retrasar
aquella oración habitual. Sentidos y gustos nuevos fluían de aquellas palabras
antiguas y simples.
Al final, besé el breviario y lo puse aparte. ¿Y
ahora qué hago? Algunas veces apunto notas rapidísimas en mi diario;
intenté hacerlo pero pronto se me pasaron las ganas.
Volteándome, mi mirada se encontró con la imagen de la Virgen, ante la cual
aquella tarde había ido a orar. Tuve deseos de entretenerme con Ella y, cogido
el rosario del bolsillo, me hice la señal de la cruz. Las Ave María me venían
dulcísimas como una íntima toma de contacto con Ella. No había terminado aún la
primera decena, y ya me encontraba sentado y con la pluma en la mano. ¿Cosa extraña? ¿Para hacer qué? Un bloque de papel
estaba allí sobre la mesa: ¿Comenzar a escribir
algo sobre aquella diablura? No pensaba en esto en absoluto. No tenía
nada concreto en mi cabeza y la fantasía no parecía ayudarme.
Para hacer cualquier cosa, tomé el bloque de papel y escribí en lo alto: «Entrevista con Satanás". ¿No? corregí. Mejor
decir: «con el Maligno". Este segundo
apelativo es menos común y de un sentido más inmediato. Y permanecí con la
pluma en el aire.
En aquel mismo instante advertí a lo largo de la columna vertebral una
imprevista sacudida de frío que inmediatamente me envolvió todo entero.
Al lado de la escribanía, a la izquierda, la ventana estaba completamente
abierta, instintivamente me levanté para cerrarla. Advertí sin embargo que de
fuera venía un aire caliente. Era la tarde de una jornada calurosa de
septiembre.
Mientras me tocaba las mejillas, la frente, mirando si tenía síntomas de
fiebre, una hoja más bien fría me atravesó y tuve un extraño asalto de miedo.
Me senté, permanecí un rato sobre mí mismo, después intenté acostarme en la
cama. No logré moverme. Me sentía clavado a la escribanía, no porque alguien me
hiciese violencia desde fuera, sino por un sentido de inercia total: una especie de pegamento.
Invoqué mentalmente a la Virgen que me miraba a unos metros de distancia de la
pared y tuve una caricia imprevista de paz.
Mientras en mi interior daba gracias a la Madre Celestial, la silla, la
escribanía, casi toda la habitación sufrieron un sobresalto misterioso.
"Has pedido entrevistarme, aquí estoy”
Era una voz lóbrega, áspera, metálica. Una voz que no supe precisar de qué
punto venía, pero que desencadenó en mí un largo y muy fuerte escalofrío de
miedo. Permanecí algunos minutos sin respiración, después tomé fuerzas.
“Pero ¿quién eres tú?".
“No seas estúpido, ¡soy yo!"
No había pensado nunca de poder pasar con mi entrevista del plano de la
fantasía al de un tú a tú con el Maligno.
En un ángulo de la escribanía había un rosario e instintivamente lo cogí como si
fuese un arma de defensa.
"Tira fuera esa tontería, si quieres hablar
conmigo!”
“¿Tontería?..."
"Excrementos de cabra colocados juntos!”
¡Si para ti es una tontería, yo lo beso y para tu
desprecio lo enrollo entorno a mi muñeca, como defensa. Veo que te da miedo,
bellaco!
¡Eso para mí es una guillotina!..
¡Mejor aún, y gracias por habérmelo dicho!”
He intentado muchas veces explicarme cómo percibí aquella voz tan
cercana, que no venía de ningún punto preciso de la habitación ni salía de mi
interior. Sin embargo, lo comprendía claramente, siempre en un tono amenazador
y desdeñoso y cargado de una rabia especial.
¿Cómo es que has venido? ¿Quién te envía?”
"He sido obligado".
¿Por quién?” Siguió un silencio tenso.
Vamos ¿obligado por quién?”
¡Por aquella!”
Gritó esta respuesta con un desprecio y con un odio indescriptibles.
¿Quién es ella?" Sin embargo, había
comprendido.
¡No diré jamás su nombre!´
«¿Te quema tanto?«
"¡La odio infinitamente!",
Porque es la criatura más alta y más santa…
Masticándose las palabras con rabia: "¡Él la ha
querido así para mi desprecio, para que fuese mi más aplastante humillación!”
Permanecí atolondrado. “¿Cómo es posible? ¿Eres el
padre de la mentira y dices una verdad tan grande? ¿No te das cuenta que ésta
es una alabanza inmensa?”
Mi pregunta quedó sin respuesta. Por esta vez esto fue todo.
SEGUNDO ENCUENTRO
Pasaron algunos días sin que sucediese nada nuevo. No sabía qué pensar. No
tenía la valentía de invocar la vuelta de un tan singular interlocutor. Aquel
primer encuentro había dejado en suspenso más de una pregunta. Pero fue cortado
en lo mejor. Aquella última respuesta, sin embargo, tan inesperada, me dejó una
alegría grande.
Una mañana, apenas había terminado de celebrar la Misa, tuve un deseo insólito
de ir rápidamente a casa. Mi empujaba el extraño indicio de algo no acostumbrado.
«Aquel mensajero debe estar ya aquí, pensé. Correcto, he aquí los acostumbrados
escalofríos de frió helado. No me había equivocado.
Me senté, invoqué mentalmente a la Virgen y esperé.
"Estoy aquí. ¿Qué más quieres
preguntarme?".
Parece que aquel ser tenebroso hubiese sido puesto a mi disposición.
Antes que nada, debo agradecerte el alto elogio
que la última vez hiciste a la Virgen. Me impresionó mucho tu respuesta. Y
todavía no logro explicarme como se te haya podido escapar”.
Es ella que me obliga a hablar así, ¿lo quieres
comprender? Ella me obliga. Lo hace para contentarte y para humillarme. Pero
tú,- recuérdalo - me las pagarás. Tú no lograrás comprender jamás qué tortura
es para mí tenerla que obedecer obligándome a decir ciertas verdades. Yo odio
la verdad, porque la verdad es Él, ¿comprendes? Tu permaneces horrorizado ante
los tormentos a los que tantos subalternos míos someten a sus condenados
políticos, recurriendo a la píldora de la verdad, al lavado de cerebro - todos
son inventos míos, para que lo sepas - para llevarles a la autocrítica y a
sacarles sus confesiones preestablecidas. Peor es el suplicio al que soy
sometido por aquella para llevarme a escupirte en la cara ciertas verdades. Por
eso, te repito que me las pagarás”.
"Gracias también por esto que me dices; pero
si Ella está conmigo, tú no me das miedo”.
Te he dicho que me las pagarás".
"De acuerdo. Pero continúa hablándome de
Ella".
"Es mi más implacable enemiga".
“Lo creo: Es la Mujer destinada a darnos a Jesús,
nuestro Redentor, el reparador de todas tus maldades, especialmente por
habernos regalado el pecado y la muerte. Y Ella, por virtud de su Hijo, para tu
humillación, ha vencido todo esto".
Un largo silencio de espera.
“Comprendo que no tengas mucho deseo de hablar de
María. Eres infinitamente soberbio y el recuerdo de Ella es demasiado
humillante para ti. Dijiste bien, es tu humillación más grande. Pero, en nombre
de Ella, responde. ¿Creíste haber obtenido una victoria plena arrebatándonos a
nuestra madre Eva? ¿Ni siquiera sospechaste que Dios te habría vencido con
María? Una Madre infinitamente más grande que la que nos arrebataste y con la
cual nos mandaste a la ruina. Dios nos ha dado a María y la ha hecho Madre
suya".
"¿Pero por qué te obstinas tanto en hablarme de
aquella? ¡Déjalo ya!”
«Precisamente porque te fastidia tanto...”
“Es una terrible desbaratadora de mis planes. Es
una devastadora de mi reino. No me deja conseguir una victoria y ya me prepara
una derrota. Me la encuentro siempre entre los pies. Siempre ocupada en
atravesarse en mi camino, a suscitar fanáticos que la ayudan a arrebatarme
almas. Allí donde más clamorosas son mis conquistas, en un silencio capilar
ella multiplica las suyas. Pero ahora ha llegado el tiempo en que obtendré sobre
ella victorias jamás vistas...”
"¡Efímeras como las demás!”
* * *
Aún un breve silencio. “¡No serán efímeras!.. Esta
vez será una victoria total. Creía estar al seguro en una fortaleza
inalcanzable. ¡Ahora os he abierto una brecha que será peor que la primera!...”
¿Qué brecha? Pienso que corres demasiado. Estás muy
seguro de ti mismo.
“Tengo de mi parte también a los teólogos. Los mis
presuntuosísimos doctores, Si fuese capaz de amar, serían mis amigos más
queridos. Vuestros cultivadores del dogma van abandonando una tras otra
vuestras posiciones. Los he inducido a avergonzarse de ciertas fórmulas
ridículas. A avergonzarse antes que nada de creer en mi existencia y en mi
trabajo en medio a vosotros: Cosa para mí comodísima".
"¿Y con esto, crees?
«De este modo, las fábulas de la Inmaculada
Concepción, de la Maternidad Divina, de la siempre Virgen, de la omnipotente
llena de gracia están siendo desmoronadas como miserables necedades. Dentro de
pocos años quedará solo el recuerdo - vergonzante recuerdo - de tan estúpidas
leyendas. Mucho he debido esperar pero ahora ha llegado finalmente mi tiempo.
¡Definitivamente ha llegado mí hora! ¡Si supieras lo bien que trabajan mis
aliados: curas, frailes, doctores!... ¿Dónde están ahora los fanáticos de su culto,
sus calenturientos simpatizantes?”
* * *
Parecía que se hubiese marchado. Pero estaba allí, quizás en espera de mi
reacción.
Lo sé: Has logrado reunir en torno de tantas
verdades del Credo una polvareda irrespirable llena de confusión. Crees suprimir
el sol sólo porque los has escondido detrás de cúmulos de nubes. Pero todo esto
pasará. Bastará un soplo del Omnipotente para desbaratar todo lo que estás
construyendo. Un soplo solo y Dios, en su Providencia, también de nuevo sacará
bien del mal, Incluso de estas confusiones sabrá hacer brillar más espléndida
la verdad.
"No
te hagas ilusiones".
"Sé que no me engaño. La fe me lo dice. Ni tú
mismo, eterno mentiroso, crees en esta victoria final.
Tú te agitas porque sabes que Dios tiene medido el
tiempo en el que, para sus designios, te deja exagerar. Tú sabes que el más
poderoso es Él. Él tiene delante de Si la eternidad. En un instante te
arrebatará de la mano tus victorias momentáneas. Eres el eterno fanfarrón
ridículo. Te crees omnipotente, mejor aún quieres hacértelo creer a ti mismo,
pero basta un signo de la cruz para ponerte en fuga, basta un poco de agua
bendita para paralizar tu omnipotencia. La parábola del grano y de la cizaña ha
sido dicha sobre todo para ti. Eres simplemente ridículo en tus bravuconadas.
Eres un pobre perro atado a tu cadena. Tú no puedes nada más de lo que te
permite Dios. Te lo permite para probar a sus elegidos en el tiempo, y
derrotarle para toda la eternidad”.
¡Qué elocuente eres! Has hecho una bella predicación
para los papagayos de la parroquia. Tu reúnes palabras, yo cuento hechos".
“Te estoy solamente descubriendo tu mentira. Tu
historia concluirá como empezó. Tienes la estúpida presunción de creerte
semejante a Dios. Te rebelaste y Dios en aquel mismo instante, con un soplo te
precipitó a ti y a los tuyos en los abismos infernales. Bastó un movimiento de
su voluntad para fulminaros a todos, para transformaros de ángeles en horribles
demonios".
Todavía un trozo de predicación”.
"Sabes bien que no es predicación. Es un hecho
tremendo. Como tremendo es el infierno en el que te precipitaste... A
propósito: ¿Qué es el infierno?..."
Un silencio pesado como una pesadilla.
En nombre de Ella, responde, háblame del
infierno".
Imposible decírtelo".
Prueba”.
Ni siquiera ella misma, en Fátima, supo explicarlo”.
¿Cómo? ¡Aquellos pobres niños por poco no murieron
de espanto!
"¿Y qué vieron... el infierno es bien
distinto... Conténtate con esto.
* * *
También esta vez tuve la sospecha de que se hubiese ido. De manera extraña me
advirtió de que se encontraba allí.
¡Desgraciado! Eras un ángel. Dios te creó riquísimo
de dones y de bellezas divinas. Tenías la inteligencia de los espíritus
elegidos. Es inconcebible cómo tú y los tuyos habéis podido atreveros a un tan
estúpido pecado de rebelión. ¿Cómo intentar apropiarse de lo que no era
vuestro? ¡Responde!”.
Porque quiso someternos a una prueba infinitamente
humillante para nosotros, espíritus altísimos. Una prueba inimaginable, digna
sólo de una revuelta”.
¿Qué prueba?"
De nuevo un silencio cargado de misterio. "Vamos,
en el nombre de Ella que te ha obligado a venir, responde. ¿Qué prueba?".
"Nos impuso un obsequio muy humillante e
inaceptable. Nos puso frente al diseño de la creación del mundo material, de
todo el cosmos, por encima del cual os creó también a vosotros los hombres con
el propósito de elevaros a la misma dignidad a la que nos había elevado a
nosotros, y para colmo de todo, lo que hizo desencadenar nuestra revuelta… nos
puso delante de la encamación del Hijo, hecho hombre, revestido de una
naturaleza inferior a la nuestra, y nos impuso adorarle. Nuestra inteligencia
se pasmó. Millones de ángeles se sometieron vilmente a Él. Muchísimos de
nosotros lo vimos como una afrenta a nuestra dignidad y nos rebelamos. El
castigo explotó de inmediato. Nosotros no queremos aceptar nuestra condición de
criaturas, de tener necesidad de Él, de estar sometidos a Él. Nos creímos
autosuficientes - y lo éramos - de nosotros mismos... En aquel rechazo nuestro gesto
es de revuelta... Y en un momento nos encontramos como somos. Su condena fue
sin apelación". Tampoco nos hubiéramos sometido a su voluntad.
¿Y no era un pecado gravísimo de rebeldía?”
Un «Nooo…” lóbrego, largo, cavernoso, de helar
la sangre, resonó un buen tiempo en la lejanía. Comprendí que había
desaparecido, dejándose atrás un fracaso que parece el estrépito de un alud.
Todo lo que era firme tembló. Salí al corredor mirando si alguien se hubiese
percatado de algo. Nada. No vi a nadie.
TERCER ENCUENTRO
Esta vez no se hizo esperar mucho.
La noche siguiente, estaba para meterme en la cama, cuando oí rumores extraños
en la habitación. Eran pasos fuertes, casi sordos que hacían vibrar el
pavimento. Advertida su presencia, agarré el rosario, hice la señal de la cruz,
invocando mentalmente a la Virgen que estaba junto a mí, al lado de la cama, y
esperé.
"Siento que estás aquí. Bien, en nombre de
Ella, que te obliga a venir y a responderme, dime: inmediatamente después de tu
gran pecado, ¿te diste cuenta de todo lo que habías perdido para siempre?»
¡Qué pregunta tan estúpida!”.
"Gracias, eres muy amable; Sé muy bien que mi
inteligencia no se puede comparar con la tuya. Por eso permíteme una pregunta
aún más idiota: ¿Jamás te has arrepentido de aquel pecado?”
"¿Arrepentimiento?”, la respuesta surgió de inmediato, como un rugido de
bestia.
"¿Pero no sabes que un acto de arrepentimiento
hubiese sido un acto de amor? Y esto es totalmente inconcebible en nosotros.
Nosotros fuimos inmediatamente investidos de un odio inmenso contra Él. Un odio
implacable, eterno. Nos encontramos envueltos, casi petrificados, en una
maldición que ha llegado a ser nuestra segunda naturaleza.”
Tranquilamente hubiese querido concentrar la reflexión sobre la desgracia irreparable
de tantísimas criaturas tan excelsas, pero el otro me interrumpió.
Después de habernos expulsados de su paraíso, se ha
vengado destinando a nuestro estado a los seres más nauseabundos, vosotros los
hombres, un amasijo de espíritu y de sucia materia. Ha hecho de vosotros un
objeto de su amor infinito. Va mendigando de vosotros el amor que nosotros le
habíamos rechazado. El amor por vosotros le ha hecho cometer locuras, hasta
humillar al Hijo en el vientre de una mujer. Tiene la ambición de ocupar con
vosotros los puestos que nosotros hemos dejado vacíos. Pero antes de que logre
esto, llenaremos nuestro infierno con vosotros los hombres. La venganza que no
podemos realizar sobre Él, la haremos con vosotros.”
"Eso es lo que tu sueñas. Pero entre nosotros
y tú, sobre el vértice de tu abismo infernal está Cristo Crucificado, contigo
tendrás solo a aquellos que obstinadamente quieran permanecer a tu lado. Todos
los demás, también los pecadores, también los pobres infieles, te serán
arrancados como presa que no te pertenece, porque no son tuyos, Él los ha
pagado con el precio de Su Sangre y son suyos. ¡Me niego a creer que finalmente
tengas tú más que Él!”
* * *
Hubo una pausa más bien larga. Tuve la sensación de que quisiera agredirme con
un discursazo, y en efecto, pasó inmediatamente al ataque.
"¿Dices que Él tendrá más que yo?... ¿Pero es
que no ves, ciego y estúpido como eres, que hoy estoy movilizando todo para
vuestra ruina? ¿No ves que su reino se desmorona y que el mío se agranda de día
en día sobre las ruinas del suyo? Prueba a hacer un balance entre sus
seguidores y los míos, entre aquellos que creen en sus verdades y los que
siguen mis doctrinas, entre los que observan su ley y los que abrazan la mía.
Piensa solamente al progreso que estoy haciendo por medio del materialismo ateo
y militante, que es el rechazo total de Él!
Aún un poco más de tiempo y todo el mundo caerá en
adoración ante mí. El mundo será completamente mío.
"Piensa en las devastaciones que estoy llevando en
medio de vosotros, sirviéndome principalmente de sus ministros. He
desencadenado en su rebaño un espíritu de confusión y de rebelión que jamás
hasta hoy había logrado obtener. Tenéis a vuestro guardián de ovejas, vestido
de blanco, que todos los días habla, grita, charla inútilmente. ¿Quién lo
escucha? Puedo hacerlo callar inmediatamente apenas quiera, en un momento puedo
eliminarlo; basta que arme la mano de un emisario mío.
Todo el mundo escucha mis mensajes, los aplaude y los sigue. Todo está de mi
parte. Tengo las cátedras con las que he puesto en jaque a vuestra filosofía.
Tengo conmigo la política que os disgrega. Tengo el odio de clases que os
hiere. Tengo los intereses terrenos, el ideal de un paraíso en la tierra que os
enfrenta a unos con otros. Os he metido en el cuerpo una sed de dinero y de
placeres que os hace enloquecer y que os está reduciendo a ser un tropel de
asesinos.
"He desencadenado en medio a vosotros una sexualidad que está haciendo de
vosotros un grupo exterminado de puercos. Tengo la droga que pronto os
convertirá en una masa de miserables larvas de locos y moribundos. Os he
llevado a adoptar el divorcio para reducir a fragmentos vuestras familias. Os
he llevado a practicar el aborto con el que causo matanzas de hombres, antes de
que nazcan”.
"¡Todos ángeles destinados al cielo!"
"¡Pero te parece poco haber convertido a las
mujeres, a las madres en peores que las bestias; las he inducido a matar a sus
hijos, cosa que ni las bestias hacen!”
Todo lo que puede destruiros lo intento, y obtengo lo que quiero: injusticias a
todos los niveles para teneros en un continuo estado de desesperación; guerras
en cadena que destruyen todo y os llevan al sacrificio como a las ovejas; y
junto a esto la desesperación de no saber liberaros de las calamidades con las
que tengo que llevaros a la destrucción. Conozco hasta donde llega la estupidez
de vosotros los hombres y la aprovecho completamente.
La redención de aquel que se hizo matar por vosotros, bestias, yo la he
sustituido por la de los gobernantes asesinos, y vosotros os arrojáis en su
seguimiento como ovejas estupidísimas. Con las promesas de bien que os he hecho
y que no obtendréis nunca, he logrado cegaros, haceros perder la cabeza, hasta
llevaros fácilmente a donde quiero. Recuerda que yo os odio infinitamente, como
le odio a Él que os ha creado. ¡Sí, vaya favor os ha hecho, enviando a su Hijo
a desperdiciar su Sangre por la dichosa Redención. Yo os odio, os desprecio!”
* * *
¿Y con esto?”
¿Qué quieres decir? ¿No es suficiente? Puedo
continuar, si crees...”
¿Con todo esto crees poder cantar victoria contra
Dios? ¿Tú serías el gran vencedor y Dios el gran derrotado? No niego que estás
trabajando quizás como nunca, que ahora vas obteniendo seguidores más que en el
pasado, pero en tus diseños eres un habilísimo inflador de balones. Te he dicho
ya que tu historia concluirá como ha comenzado. Nuestra atención va hacia el
final de todo esto. Entonces, tuviste en un instante muchísimos seguidores.
Pero ¿cómo terminó tu gesto de rebelión? ¿Arrojaste a Dios del trono de su
gloria?"
¿Aún te engañas? ¿No has comprendido nada de lo que
te he mostrado?”
¡Tú eres el ¡¡uso! Todas estas fanfarronadas tuyas
pueden impresionar a un hombre de poca fe, no a quien cree firmemente que Dios
es Dios y tú eres un miserable rebelde, una criatura suya, que Él podría
destruir con un soplo, en un solo instante, pero que no lo hará jamás. Has
podido engañar a millones de hombres para que no crean en Dios, pero tú sabes
que Él existe, que Él es el Omnipotente, que tiene en su mano el destino de los
hombres y de la historia. Has querido entablar la guerra contra Él y te está
dejando obtener algunos resultados, incluso momentáneamente espectaculares Pero
sabes bien que su poder está condicionado a su omnipotencia y ¡la victoria
final será sólo de Él!”
"¡Al contrario, será mía!”
Mentiroso, ni tú mismo te lo crees, porque sabes
bien con quien te has metido. Recuerda la lección del Viernes Santo. Trabajaste
bien ese día. Por medio de tus satélites te apoderaste de Jesús y lograste
hacerlo matar. Pero, en la ceguera de tu odio, no te diste cuenta que aquella
muerte fue victoria de Él al quererla y tú fuiste un instrumento sometido.
Creíste haberlo liquidado para siempre. Sin embargo, el vencido fuiste tú. Él
resucitó al tercer día, vencedor de la muerte y del pecado. ¡Vencedor sobre ti
y sobre todo tu infierno!”
* * *
El misterio pascual te ha vencido de una vez para
siempre. Sin embargo, se renueva, a lo largo de los siglos en la vida de la
Iglesia y de las almas, en un enfrentamiento ininterrumpido de luchas, de
muerte y de resurrección. Pero el triunfo del Reino de Dios aquí no se anuncia
con las fanfarronadas, se anuncia y progresa y resiste a los ataques con el
misterio divino del silencio”.
Los acostumbrados viejos discursos de oratoria…”
Sabes que esto no es oratoria. En la mañana que
resucitó, Jesús no tuvo ninguna preocupación por vengarse de sus enemigos, de
tus malhechores. No tuvo ningún deseo de humillarles, como Él habría podido
hacer y como alguno podría haber esperado. Con una demostración espectacular y
fulgurante de su triunfo sobre la muerte, hubiera podido aparecer ante el
Sanedrín, ante Pilatos, ante Herodes, ante cuantos le humillaron y le dieron
muerte... No fue a gritarles a la cara: "¡He aquí vuestra victoria!"
Por el contrario, Su Majestad infinita está muy por encima de ese tipo de
satisfacción triunfalista, no le preocuparon sus enemigos. No pensó en
rehabilitar su reputación ante ellos”.
"Él inauguraba un estilo Suyo propio. Daba
ejemplo de cómo se realiza su triunfo en esta tierra, de cómo procede su
Iglesia en medio de los hombres y a lo largo de los tiempos: Un camino
extenuante, duro, sin estrépito. Ella va adelante en el silencio, cubierta
continuamente de heridas, rodeada de mártires que son sus testigos
incomparables, obligada demasiadas veces a refugiarse en las catacumbas; pero
todo esto ya se le había anunciado y eso es lo que la hace más semejante a su
Jefe".
¡Palabras,
palabras, palabras! ¿No te das cuenta de que tengo en mi mano todas las fuerzas
del mal?... ¿No ves cómo las he movilizado compactas contra el reino de Él?...
¡Mi ofensiva avanza ya incontenible!".
¿Hasta cuándo? Te crees el dueño de la situación.
Te presentas corno el señor y el dominador del mundo. Y apenas eres el ejecutor
de los planes de Él. Tú colaboras sólo a la magnificencia de su victoria final.
Como tantas veces en el pasado, también hoy, la Iglesia tiene necesidad de ser
purificada. A esto sirven las pruebas. Él no arranca su viña, la poda. La
actual acción de obstáculo que tú y tus satélites habéis desencadenado en el
seno del pueblo de Dios sirve a esto, a purificarlo. Los actuales logros
aparentes de tu obra de seducción y de desorden le sirven a Él para sus planes.
Al final se volteará todo contra ti y quedarás definitivamente vencido”.
CUARTO ENCUENTRO
No fue propiamente un encuentro como los anteriores ni como los que seguirán.
Esta vez, excepto un rápido retorno del Maligno al final, se desarrolló casi
todo en un largo y muy movido sueño. Todo aconteció de un modo que hubiera
jurado que estaba completamente despierto. Los sueños, dicen, suelen ser breves
pero éste me pareció larguísimo, si debo juzgarlo por las cosas que vi y que
entendí. Era un sueño que llamaré adivinador.
Tuve la sensación de ser despertado de sobresalto, al ruido ensordecedor de
miles de cornetas de coche, de tambores partiendo a ritmo de marcha, que
martilleaban un impotentísimo canto marcial. Asomándome me encontré delante de
una grandísima plaza, jamás vista por mí, repleta de gente, especialmente de
jóvenes, que con banderas rojas en la cabeza, continuaban llegando de todas
partes, como ríos en crecida que venían a desembocar en aquel mar de gente.
Un cañonazo fue la señal de un silencio inmediato. Todos estaban a mi espalda y
mirando hacia un palco altísimo que surgía a lo lejos sobre el fondo de la
plaza. Apenas aprecio allí un hombre con una larga tira roja a los flancos,
gritos frenéticos de "viva" le
saludaron durante largo tiempo. Hecho silencio a una señal suya, comenzó a hablar
en una lengua de la que no comprendí ni una palabra.
Mientras asistía a esta espectacular reunión, sucedió un fenómeno extraño. A
medida que el orador hablaba y los altavoces difundían la voz hacia todas
direcciones, la superficie de la plaza se dilataba, se alargaba hasta no poder
más reconocer con los ojos los confines. Sólo lograba captar un confuso
fluctuar de gente hacia la lejanía cada vez más difuminada.
Fue aquí que, en el estupor de aquella extraña
visión, intervino la voz alta y soberbia del Maligno: ¡Mira, mira qué espectáculo tan maravilloso!... Toda la
juventud se ha puesto de mi parte. Es mi juventud. A muchos he seducido con la
lujuria, con la droga, con el espíritu de revolución. Pero a la mayor parte la
he ganado con el lazo del marxismo materialista. Casi todos han venido aquí sin
los acostumbrados esquís bautismales. Estos jóvenes han pasado a través de
escuelas programadas sobre un ateísmo radical, Allí han aprendido que no ha
sido aquél de allá arriba quien creó al hombre, sino que el hombre se ha creado
estúpidamente a si mismo. Ahora aguerridamente luchan contra Él, que se resiste
a desaparecer. Pero desaparecerá. ¡Es fatal! Estos jóvenes míos han aprendido a
deshacerse de todas las verdades así llamadas metafísicas. Para ellos existe
sólo el mundo material y sensible. Ha sido un universal lavado de cerebro, y
nos serviremos de éstos para todos los que se atrevan a mantenerse todavía
agarrados a las viejas creencias. Él debe desaparecer de modo absoluto. Pronto
vendrá el día en que ni siquiera será recordado su Nombre. Las pocas zonas de
resistencia que no lograremos eliminar con nuestra filosofía, lo haremos con el
terror. Existe para los que queden, decenas y decenas de hospitales
psiquiátricos y centenares de campos de concentración donde les enviaremos a
morir. Así para todos los países de la tierra. Uno tras otro deben caer a mis
pies, abrazar mi culto, reconocer que el único señor del mundo soy yo...”
* * *
En este punto, mientras el Maligno se exaltaba y se calentaba hablando con
tanta seguridad, la plaza de improviso desapareció, y toda aquella muchedumbre
desapareció, de toda aquella muchedumbre exterminada no quedaba ni la más
pequeña traza, y el discurso del orador cesó como por una inesperada
interrupción de corriente. En un instante me encontré en un profundo
subterráneo iluminado escasamente, que me hizo recordar los pasillos de las
catacumbas romanas, dominadas por un aire de serenidad y de paz.
Visto allá, a lo lejos un punto más luminoso, me dirigí con ánimo y paso seguro
hacia aquel lugar. Presentándome, sentí venir a mi encuentro el eco de una
oración coral. Me detuve, esperando captar el significado. Imposible; aunque se
trataba de una lengua desconocida por mí, comprendí por ciertos motivos que era
el Padre Nuestro. Una fuerza interior me animó a seguir caminando. Uno del
grupo vestido de pope, se dio cuenta de mi presencia, vino inseguro y excitado
a mi encuentro. "Sea alabado Jesús”, le
dije. Ante aquel saludo, alargó los brazos y sonriendo me pregunto: "¿Eres acaso un hermano nuestro?».
"Sí, soy un hermano vuestro” y nos
abrazamos calurosamente.
En nombre de Dios”, le pedí, “explicadme ¿dónde me encuentro y quiénes sois
vosotros?".
Te encuentras en un subterráneo del país de los sin Dios. Dos veces a la
semana, de noche, nos reunimos aquí para nuestras oraciones comunes, para
asistir a la liturgia, y dar testimonio de Dios lo mejor que podamos". Sonrió
viendo mi estupor y continuó: "Mira, aquí
somos apenas un centenar, pero en otros sitios se reúnen incluso más para orar
por nosotros, por la patria, por el mundo entero".
¿Cómo en los tiempos de las catacumbas?”
Exacto, como en los tiempos de las catacumbas; ésta
es nuestra catacumba"
¿Pero es verdad que Dios ha sido eliminado de este
gran país?”
¡A Dios no se le puede eliminar, querido hermano!
Expulsado de la puerta, entra por todas las vías misteriosas que sólo Él sabe
abrirse”.
Mi interlocutor se dio cuenta de que estaba conmovido y calló.
* * *
"Veo que también hay jóvenes".
"Aquí cerca de la mitad de los que recogemos
son jóvenes. En otros refugios aún son más. Jóvenes que no vienen sólo a orar
sino a trabajar. Piensa, querido hermano, después de una jornada de fatiga
demasiado extenuante, estos hijitos sacrifican por turnos, horas enteras, para
venir aquí a prestar su trabajo”.
¿Qué hacen?"
"Ven, te lo enseñaré”.
Después en una pequeña vuelta a la derecha, bajados pocos peldaños, nos
encontramos en un antro con algunas salidas de seguridad y transformado en una
oficina tipográfica rudimentaria: algunas máquinas
de escribir; una multicopista que iba velozmente a pedaladas, una atadora y
otros utensilios.
¿Qué están imprimiendo?”.
«Ante todo parte de la Biblia, Evangelios, los Hechos de los Apóstoles,
pequeños misales, catecismos, libros de oración y también romances, poesías de
escritores no aliados y condenados o expulsados de la patria. Creo que nuestro
país una gran parte ha leído ya las obras de Pasternak, de Sinjavskij, de
SoIzenitzin; el ejemplo de estos hombres es enorme sobre nuestra juventud.
Apenas ésta se ha dado cuenta de haber estado años y años engañada y embotada
por mentiras en los discursos de las plazas, por los libros, en las escuelas,
ha sido cogida por un hambre insaciable por la verdad: quieren saber la verdad
sobre todo. No te digo la conmoción que nos sucede cuando no logramos escuchar
la liturgia transmitida en nuestra lengua por Radio Vaticano".
* * *
Me di cuenta de mi interlocutor mientras me hablaba continuaba examinándome.
Pero se dio cuenta que conmigo podía hablar libremente, y continuó hasta vaciar
el saco. Me retiró un poco a un lado y acercándose un poco más, me tomó las
manos en las suyas y continuó: "Mira, yo soy
un pope pero hace años que disiento con mi superior local, demasiado politizado
por el régimen y pasado al servicio del partido. He sido obligado por tanto a
vivir escondido. Estos jóvenes lo saben; la voz ha pasado de éste a los demás
refugios y así me toca vivir de uno al otro para el servicio religioso. ¡Qué
jóvenes tan queridos¡ Me han dado toda su confianza. Me tratan como a un padre.
Me abren su alma, ¡y si vieses qué almas! ¡Sobre todo son héroes!
¡Y esto en el país de los sin Dios!”
"Oh, no ¡no digas esto! ¡Aquí Dios existe, y
trabaja con su gracia y obtiene! Créeme, en estos 60 años de prueba infernal el
pueblo ruso ha dado a Dios ejércitos de Santos y de mártires como nunca en la
historia pasada. Todo lo que este pueblo ha sufrido y está sufriendo no es algo
perdido. Yo pienso que sea el largo invierno que prepara en nuestro país una
primavera jamás vista, un renacimiento religioso que será la envidia de tantos
países libres. Mira, yo soy acusado demasiado de hacer cristianos: estos
jóvenes lo saben y de aquí su confianza. Piensa: entre ellos hay quienes saben
de memoria el evangelio de San Juan, alguna carta de los apóstoles, la Pacem in
terris, La Lumen gentium, el Credo de Pablo VI. Y editan y difunden todo esto.
Rusia está llena de estos libros.
¡Dios, Dios mío! ¡Qué cosas tan grandes me dices,
hermano mío!"
¿También tú eres sacerdote?”
“Sí”
Me abrazó y me besó: "¿Y vienes de Italia?... ¿De Roma?... Aquí dicen que
Italia es toda comunista, ¿Es esto posible?
«Toda no, pero una parte si".
¡Es increíble! ¿Pero saben qué significa vivir bajo
el comunismo? Aquí en Rusia no hay ninguno que crea en ellos. Aquí ha sido
suficiente que nuestros jóvenes habían aprendido a hacer la comparación entre
la propaganda oficial y la realidad de la vida de nuestro país para perder la
fe en la ideología del partido".
"Precisamente lo que en Italia no logramos
hacer creer especialmente a los jóvenes. ¡Es un fenómeno de monstruosa
ceguera!"
Me llevó todavía un poco más hacia un lado y continuó: "Mira, aquí el materialismo nos ha cazado en una
calle ciega. El alma rusa no sabe prescindir de una explicación del hombre y
del mundo, y como el materialismo en esto ha fallado, nos lanza con una sed
instintiva a los valores espirituales, a la iglesia, a Dios. La ideología
marxista nos lleva a la muerte y al nada, y nuestro pueblo tiene enraizada en
el alma la fe en el más allá. Tú no puedes creer qué acrobacias de prudencia
realiza esta pobre gente para poder decir un De profundis en la tumba de algún
familiar sepultado recientemente. Cuántos vericuetos son necesarios para
obtener en Pascua un poco de pan bendecido para distribuir en la mesa, después
del saludo familiar "Cristo verdaderamente ha resucitado"
Todo esto, querido hermano, lo sabemos y nos
conmueve inmensamente”
¿Entonces porque los italianos quieren caminar bajo el comunismo ateo?”
"Porque muchísimos creen más en el demonio que en Dios: Esta es la
verdad"
Estos jóvenes han comprendido que sólo El cristianismo pone el máximo acento
sobre el valor de los derechos de la persona humana: el socialismo habla sólo
de colectivismo, de masa, para él el individuo no existe".
A este paso, hay que esperar que el más grande
estado comunista del mundo, por la lógica de las cosas, pueda desenvolverse en
la más grande fuerza anticomunista”
Lo pensamos todos, hermano, aunque somos pocos a decirlo,
porque es horrible el terror que se tiene de los juicios, del lavado de
cerebro, de los campos de concentración diseminados por todo el territorio
ruso. Aquí, sin embargo, la ideología marxista se rige únicamente por la
fuerza. Pero el día en que ésta caiga - sólo Dios sabe cuándo- Rusia se
presentará con un rostro completamente nuevo, religiosamente probada, gracias a
la experiencia del martirio que ningún pueblo ha sufrido hasta ahora”
"Nosotros confiamos mucho en las promesas de
la Virgen de Fátima”.
"¡Oh, la Santa Madre de Dios! ¡Si supieses
cómo la venera nuestro pueblo! Y es Ella quien ha conservado - aunque en
ciertos momentos muy reducida - nuestra fe. Sus imágenes han desaparecido de
casi toda las casas, pero muchísimos las conservan escondidas, y sobre todo la
invocan”
¿Crees que pronto la oposición de los jóvenes, de los intelectuales, de la
clase que reflexiona podrá aumentar?”
"Para mí es una cosa muy cierta. Y esto
sucederá poco a poco a medida que progresará el descubrimiento alegre de la fe
cristiana y la persuasión en muchos ya radicada de que el cristianismo es la
única fuerza capaz de cambiar el mundo. Si entre nosotros se recogiesen las
voces de nuestros convertidos del materialismo, pensarías en el milagro de un
nuevo Pentecostés."
«Puedo decirte que muchas de estas voces llegan a
nuestro país. Existen también antologías que las recogen, pero, por desgracia,
no todos las leen".
"Conservamos cartas que nos llegan de los
campos de concentración. Son de hombres, mujeres, de jóvenes allí condenados
que nos animan a conservar intacta nuestra fe en Dios: imposible leerlas sin
estremecerse de conmoción y sin llorar”.
En Italia se lee mucho El Doctor Zivago de Pasternák, La otra litera tura de
Molicev, Padre Dimitrij Dunko, Párroco en Moscú.
Un golpe de gong anunció la recitación en común del Padrenuestro.
* * *
Aquí me desperté. Pero me di cuenta que a arrancarme del sueño fue un gran
golpe en la puerta de la habitación. Miré el reloj, era todavía muy pronto. Un
nuevo golpe me hizo saltar y grité: «¿Quién
es?" La respuesta fue una risa burlona loca y sin sentido que me
advirtió de inmediato de la presencia de él.
"¿Qué bello sueño, eh? Te habrá gustado mucho,
pienso, Quizás incluso te habrá dejado la boca dulce. Pensando de nuevo,
¿serías capaz de creer todas aquellas bellas noticias?”
Es una terrible desbaratadora de mis planes. Es una devastadora de mi reino. No
me deja conseguir una victoria y ya me prepara una derrota. Me la encuentro
siempre entre los pies. Siempre ocupada en atravesarse en mi camino, a
suscitare fanáticos que la ayudan a arrebatarme almas. Allí donde más
clamorosas son mis conquistas, en un silencio capilar ella multiplica las
suyas. Pero ahora ha llegado el tiempo en que obtendré sobre ella victorias jamás
vistas...
"¡Efímeras como las demás!”
Aún un breve silencio. “¡No serán efímeras!.. Esta
vez será una victoria total. Creía estar al seguro en una fortaleza
inalcanzable. ¡Ahora os he abierto una brecha que será peor que la primera!...”
¿Qué brecha? Pienso que corres demasiado. Estás muy
seguro de ti mismo".
Tengo de mi parte también a los teólogos. Los mis
presuntuosísimos doctores, Si fuese capaz de amar, serían mis amigos más
queridos. Vuestros cultivadores del dogma van abandonando una tras otra
vuestras posiciones. Los he inducido a avergonzarse de ciertas fórmulas
ridículas. A avergonzarse antes que nada de creer en mi existencia y en mi
trabajo en medio a vosotros: Cosa para mí comodísima".
"¿Y con esto, crees?
De este modo, las fábulas de la Inmaculada Concepción, de la Maternidad
Divina, de la siempre Virgen, de la omnipotente llena de gracia están siendo
desmoronadas como miserables necedades. Dentro de pocos años quedará solo el
recuerdo - vergonzante recuerdo - de tan estúpidas leyendas. Mucho he debido
esperar pero ahora ha llegado finalmente mi tiempo. ¡Definitivamente ha llegado
mí hora! ¡Si supieras lo bien que trabajan mis aliados: curas, frailes,
doctores!... ¿Dónde están ahora los fanáticos de su culto, sus calenturientos simpatizantes?”
Si, las creo todas como cosas verdaderas."
"No me maravillo, conozco tu credulidad. Crees
también en los sueños".
¡Cuántos sueños han venido de Dios!”
"¿Entonces serías capaz de probarme que una
sola de todas aquellas tonterías responda a la verdad? Venga, una prueba”.
Estuve un tiempo sobre mí mismo, después apretando fuerte entre las manos la
corona del Rosario, me senté sobre la cama y con tono imperativo dije:
Ya que vienes a desafiarme, en nombre de Ella, que
es tu enemiga capital, te ordeno decirme si en aquel sueño había una sola
mentira."
Es todo una mentira”.
"Tú debes responder en nombre de Ella, te lo
he dicho, en nombre de Ella."
En vez de responder, el Maligno se enfureció como no lo había hecho nunca.
Parecía que estuviese desencadenando un terremoto.
En vez de hacer toda esta comedia, te ordenó responder: Debes decirme que aquel sueño era verdad. Vamos, en nombre de María,
te lo ordeno, responde”
Lo sentí gritar como un león herido de muerte y le vi desaparecer.
QUINTO ENCUENTRO
Esta vez pasó una semana entera en la que el Maligno no manifestó ningún signo
de su presencia. Entre nosotros no se había dicho todo y con gusto esperaba su
regreso.
Me preparaba a recitar vísperas a media tarde cuando el gran calendario
holandés que colgaba de la pared de frente comenzó abanicar sus hojas como
golpeado por el aire.
En el nombre de María, dime de dónde vienes"
"Tu pregunta es estúpida”
¿Por qué estúpida?”
"Porque yo no estoy en ningún sitio, no soy un
cuerpo, una carroña como tú; soy espíritu”.
¿Y el Infierno?”
El infierno no es un lugar, no es un campo de
concentración o un estanque de fuego, como vosotros pretenciosos lo vais
describiendo. El infierno soy yo. Somos cada uno de nosotros. Es un
estado".
¿Pero entre vosotros, espíritus condenados, os
conocéis?”
¿Por qué no? Nos conocemos, nos odiamos, como os
odiamos a vosotros marmotas, como odiamos a Él, vivimos encerrados cada uno en
una soledad eterna, pero estamos de acuerdo en trabajar para daño vuestro."
No vivís nada más que para esto”
Nuestra esencia es el mal, es el rechazo de Él, es
odiar todo y a todos”.
¡La única miserable satisfacción que os queda!”
¡No es ninguna satisfacción!“
"¡No comprendo, explícate!"
Vosotros imagináis que odiar para nosotros, hacer el
mal, destruir las obras de El, sea una satisfacción, una especie de consuelo,
una alegría. También esto nos lo ha negado nuestro enemigo. Nosotros hacemos el
mal por el mal. Atravesar el diseño de Él, arrancarle almas, especialmente
aquellas que son más queridas para Él, no nos procura ninguna satisfacción,
incluso Él nos lo hace pesar como si fuera un castigo; pero ejercitar nuestro
odio, nuestra naturaleza maligna es una necesidad, aunque obremos a su
despecho, para hacer el mal a sus criaturas”.
Todas estas bellas cosas ya lo sabíamos. Quien
primero ha definido quién eres ha sido Jesús. Y la Iglesia nos lo repite en sus
enseñanzas. Los Santos nos ponen en guardia. Sabemos que eres el Maligno, que
es el enemigo por excelencia, que eres homicida desde el principio, que eres el
padre de la mentira, que eres un misterio de iniquidad, que eres el príncipe de
este mundo, hasta que Dios te lo consienta. ¿Basta para tu retrato?”.
"Quizás, ¿pero con esto...?”
"Quieres decir que los hombres a pesar de
esto, se dejan atrapar en tus redes... lo sé... Si reflexionasen sobre lo que
eres y sobre lo que tramas contra ellos, estarían en guardia..., Por eso, de
padre de la mentira y de espíritu de las tinieblas, te transfiguras en ángel de
luz; te presentas a ellos como un refinado maestro de seducciones y les tiendes
estas insidias de consejero galante. Y has enseñado muy bien este arte también
a todos los colaboradores, incluso a ciertos eclesiásticos»
* * *
Has hablado de almas muy queridas a Él: ¿Quiénes
son?"
¡Deberías saberlo! Aquellas más unidas a su amistad,
Aquellas que Él logra conservar siempre suyas. Aquellas que trabajan y se
gastan por sus intereses. Las que buscan su Gloria, Un enfermo que sufre por
años y se ofrece por los demás. Un sacerdote que se conserva fiel, que reza
mucho, al cual no hemos logrado jamás contaminar, que se sirve de la Misa - de
esa tremenda y muy maldita Misa - para hacernos un mal inmenso y arrancamos
multitud de almas. Estos son para nosotros los seres más odiosos, aquellos que
mayormente perjudican los asuntos de nuestro reino”.
Saberlo de tu boca es para mí un anuncio precioso”.
Es aquella que me lo obliga a decir, que me hace
responder a tus estúpidas preguntas?”.
Continúa aún sobre estas revelaciones. Para tu
despecho, no puedes hacerme sino el bien. Las almas que tú odias más...”
Son aquellas que nosotros cogemos más fuertemente al
asalto. Hacer caer a un sacerdote nos recompensa más que mil almas que nos ha
arrancado otro. Envolver a un sacerdote en la podredumbre de la lujuria,
hacerle pasar una noche con una meretriz y a la mañana mandarlo celebrar Misa,
mandarlo al confesionario, a ensuciar más que a purificar, es uno de los
mayores desprecios que procuramos infligir a nuestro gran enemigo. Y lo logramos
más de lo que se cree.”
Por desgracia. Pero junto a estas almas elegidas
caídas, sé que Él, en el silencio y en el ocultamiento, suscita muchísimas
otras que se inmolan, que reparan y Le dan una gloria más grande de la que tú
crees haberle arrebatado".
"No importa. A mí me preocupa incrementar el
número de los sacerdotes que se pasan a mi lado. Son los mejores colaboradores
de mi reino. Muchos o ya no dicen misa o no creen lo que están haciendo en el
altar. A muchos de ellos los he atraído a mis templos, al servicio de mis
altares, a celebrar mis misas. Si vieses qué liturgias tan maravillosas he
sabido imponerles a ellos como ofensa grave contra la que celebráis en vuestras
iglesias. Mis misas negras: celebraciones de lujuria, profanación de hostias y
de vasos sagrados, profanados de tal modo que aquella no me lo permite
describírtelo.
¡Qué porquerías tan bellas! ¡Lee mis rituales, están impresos!”
* * *
Eres el eterno mono de Dios...”
"He esperado a estos últimos tiempos para hacer
las mayores conquistas entre los sacerdotes, los frailes, las vírgenes
consagradas a Él… Y su número crece de tal modo que si fuese capaz de
alegrarme, sería mi delicia más grande”.
"Lo que dices es triste. Pero sé que una sola
Misa ofrecida a Dios en reparación de todas estas cosas horribles le dará una
satisfacción infinitamente más grande. ¡El sacrificio infinito de Cristo repara
tus profanaciones!
Hablas siempre de almas reparadoras; pero también a
éstas sé cómo tratarlas; como desfogar sobre ellas mi furor Descargo sobre
ellas un odio que me recompensa de todo el daño que hacen a mis intereses"
Lo sé: La historia de la santidad está llena - en
la medida en que Dios lo permite - de estas intervenciones malignas tuyas. Pero
¿con qué resultado? ¿Qué obtienes de ello?”
Que puedo cansarlas, abatir su resistencia,
llevarlas a la quiebra”.
¿Qué logras? ¿Dios te lo consiente? Por el simple
hecho de que Él te deja desfogar tu rabia contra estas almas, es signo de que
las ha hecho invencibles. Y tú, con tus vejaciones, colaboras solamente al
crecimiento de sus méritos, trabajas contra ti mismo... Las habrás hecho sólo
más santas, más ricas de eficacia reparadora y conquistadora en el mundo de las
almas. ¿Cuántas almas te han arrebatado Catalina de Siena, Teresa de Avila, el
Cura de Ars, Don Bosco, Padre Pío,?"
Al menos me vengo y les hago pagar caro el daño que
me hacen".
¡Eres un Pésimo calculador! Dios te lo permite
porque colaboras a demostrar la potencia de su gracia y para tu mayor
humillación, porque todas las veces que atacas a estas almas, el vencido eres
tú".
Tú sin embargo, denunciando estas intervenciones
mías, solamente lograrás hacer reír a los teólogos y doctores."
Sobre esto no me preocupan nada ellos”.
* * *
Pausa. Parecía que se hubiese marchado. Me equivoqué, porque comenzó a hablarme
con una nueva carga de odio y de desprecio.
Tú nunca podrás comprender cuanto os odio a vosotros
los hombres. Cuanto os detesto y cuanto sois detestables. Gozáis de un primado
de dignidad sobre las bestias y sois las bestias más abominables. Vuestro ser
me da asco. Os considero por debajo de vuestros cerdos. Creéis ser inteligentes
y sois muy estúpidos. Bastaría que vieseis lo que os hago tragar por medio de
tantos catedráticos puestos a mi servicio y que os regalo huecos de vana
palabrería doctísima. ¡Piensa en lo que os hago beber y digerir con mi prensa!
¿Vosotros, la más noble criatura suya? Son suficientes unas pocas porquerías
para compraros. Os rendís por nada a las lisonjas de mis mensajeros. Valoráis
tanto vuestra libertad y os dejáis coger por mis más feroces negreros. ¡Oh, las
burlas que os estoy haciendo en nombre de esta libertad! Mostráis horror por lo
que es sucio y, dominados por vuestras pasiones, os revolcáis en vuestras
inmundicias como puercos en el lodo. Por una mujer y por un puñado de oro os
desencadenáis que es una maravilla.
Os ha ganado mucho aquel que ha derramado su sangre para redimiros. ¿Redimiros
de qué? ¿Del pecado? Pero sí os introducís tanto en el que os ahogáis. ¡Y qué
decir cuando desencadeno contra vosotros el espíritu de la envidia, de la
maledicencia, del odio, de la rivalidad, de la venganza!"
"Cállate, que estás exagerando. Tú generalizas
demasiado. Es la rabia envidiosa la que te tiene clavado a tu condena para toda
la eternidad. Te baste esto: Dios nos ama con todos nuestros pecados, Cristo
nos ha redimido y una sola gota de su sangre nos purifica de todo. Y nosotros
podemos amarlo. Cuenta, si puedes, las almas que lo aman. Por una sola de ellas
volvería a dar su vida voluntariamente de nuevo. Mientras tú, maldito,
enfureces en tu odio por toda la eternidad. Pero dime, ¿Qué es la
eternidad?"
"¿La eternidad? ¿Ahora... ¡un ahora siempre detenido!...?
Y desapareció.
SEXTO ENCUENTRO
Una tarde apenas había entrado en la habitación, y cogido por sorpresa por el
imprevisto estrépito de un galope que me tuvo la respiración suspendida y me
hizo comprender que se trataba de él.
«Esta vez has venido con el propósito de
asustarme».
"Si pudiese hacerlo, sabría muy bien cómo
hacerte temblar de miedo. Tu no sabes que tengo la fuerza de hacer temblar toda
la tierra, si quiero. Tengo la fuerza de aguantar esta pelota del globo donde
habitáis y lanzarla contra los demás astros o incluso tirarla en una de las
bolsas solares y reducirla a cenizas."
“Has dicho: si quiero pero precisamente es esto lo
que tú no puedes hacer. ¡El mundo está en manos de Aquel que lo ha creado, no
en tus manos, bufón! Sé muy bien qué serías capaz de hacerlo; pero, encadenado
como estás, no puedes dar miedo ni siquiera a un niño. Una vez más, tú eres un
perro atado a una cadena. La inocencia de un niño te da miedo como la espada
llameante de un arcángel".
* * *
"Goza de tu seguridad. Ahora te digo que pronto
llegarán días en los cuales todo el mundo temblará con mi avanzada. Estoy
preparando un desbarajuste universal que no te lo puedes imaginar"
“¿La bomba atómica?”
“Mucho peor. Antes, y más que todo esto, me importa
el desconcierto de la humanidad entera, comenzando por la Iglesia, que debe ser
la primera en desaparecer, esta durísima Iglesia Católica., que ahora la haré
desaparecer en un baño de sangre”.
"Si Dios te lo permitiera..."
“Lo sé: os refugiáis en el viejo versículo “no
prevalecerán". Sin embargo prevaleceremos. La meteremos en desconcierto,
combatiéndola desde dentro”.
"Será quizás una prueba más fuerte que otras
sufridas en el pasado. Una nueva gran marea. Después el Señor te dirá: «basta»
y sobre tus ruinas resplandecerá de nuevo el sol de su triunfo. Purificada, la
Iglesia florecerá como en primavera.
“Sin embargo el golpe que estoy preparando no será
como los otros. Hasta ahora, en la Iglesia, a la que cogía por asalto, había un
punto invencible de resistencia que me hizo perder muchísimos ataques. ¡Ahora
verás!"
“Hace pocos decenios inspiré a Lenin, uno de mis mejores colaboradores, que
para acabar con la religión era más importante introducir la lucha de clases en
el seno de la Iglesia que atacar de frente la religión. Se trata de obrar
disolviendo, de formar focos de división entre los fieles, pero sobre todo en
los ambientes eclesiásticos y religiosos. Dividir a los obispos en dos bloques:
los integristas y los progresistas. Revelar a los sacerdotes contra los obispos
con miles de pretextos. Atacar de frente a la iglesia como combatiendo, para su
bien, sus estructuras anticuadas y los abusos que la desfiguran. Con hábiles
golpes formar en los ambientes eclesiásticos núcleos insatisfechos para
atraerles poco a poco al clima fecundo de la lucha de clases. Adaptación lenta
y paciente, con infiltración de nuevos contenidos en las ideas tradicionales.
Se trata no de liquidar, en un primer momento a la Iglesia, si no de ponerla en
el dique seco, incorporándola al servicio de la revolución comunista. El resto
vendrá después”.
* * *
Una pausa alargada durante la cual miraba a mi Virgencita y mentalmente la
invocaba. La voz volvió con un tono ronco, rabioso como rugido de bestia. El
maligno subrayaba así sus propósitos catastróficos.
“Ahora estoy preparando un asalto táctico sobre todo
contra aquel vestido de blanco. Él tiene sus activistas fanáticos. Me hace
reír. ¡Que se atrevan a encontrarse con los míos! A los míos los escogeré sobre
todo entre los suyos. Serán las mejores palancas. Comenzaré a encerrarlo poco a
poco en un aislamiento completo. Induciré a sectores enteros de la cristiandad
a abandonarlo. ¡Después vendrá el asalto que lo eliminará!"
"Hablas con tal seguridad que simplemente te
hace ridículo”
“Con una seguridad, como puedes ver, que no tengo ni
el menor miedo de revelarte mis planes. Por lo demás, ¿qué podrías tú contra
ellos?"
"Orar al Señor para que te fulmine y para que
la Virgen tenga bien custodiado a aquel vestido de blanco, que es su hijo
predilecto”.
Él respondió con una palabrota y inmediatamente volvió a la carga: “En un segundo momento trabajaré uno a uno a todos los
párrocos con respecto a su pastor. Hoy el concepto de autoridad no funciona
como antes. He logrado darle un golpe imprevisto e irreparable. El mito de la
obediencia está ya superado. Por esta vía la Iglesia será llevada a la
pulverización. Mientras tanto voy adelante diezmando continuamente a los
sacerdotes, a los frailes hasta llegar a vaciar totalmente los seminarios y los
conventos. Quitados del medio los así llamados `obreros de la viña´, se
introducirán los míos y tendrán vía libre en su trabajo definitivo”.
* * *
"Pareces un estratega rico en fantasía, no hay
nada que decir. Salvo que programas todo como si Cristo, el verdadero Jefe de
la Iglesia, la hubiese abandonado para siempre y Él estuviese nuevamente muerto
sin esperanza de resurrección. Tú, bufón grandilocuente, no ignoras que la
Iglesia es Él. Ella es su Cuerpo místico. Y sabes bien que detrás del pastor
visible está Él invisible y Él es fiel a la palabra dada: «No tengáis miedo,
dijo, Yo estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos». Prueba y
verás, tendrás que encontrártelas con Él y ¡huirás ante su sola presencia¡.
Además, está María, Ella es la Madre de la Iglesia y basta una señal suya para
tener paralizados a todos los ejércitos infernales”.
“Los acostumbrados viejos chismes. Todos estáis
embutidos en frases hechas. Todos estáis adiestrados en el uso de estos temas
comunes. Hoy, los primeros en reírse de estas frases hechas son vuestros
sacerdotes, vuestros doctores, a los que yo he hinchado con el espíritu del
orgullo y con el espíritu de rebelión. Mira cómo han sabido cambiar el moho
teológico por los grandes ideales de la historia. Me he preparado y me he
llevado a mi bando a sacerdotes politiqueros, a sacerdotes que apenas dicen
Misa alguna, a sacerdotes chacharacheros, que asiduamente frecuentan ciertos
grupos errados, a la caza de citas galantes, y cuando en torno a ellos surge el
escándalo, en vez de avergonzarse como antes, se vanaglorian con alegría, y se
sienten felices de haberse liberado de pesos insoportables. ¡Y ni decirte de
los sacerdotes que sólo piensan en hacer dinero! Todos estos son mis mejores
obreros".
"Has recorrido ya en el pasado los mismos
caminos y Dios te ha dejado realizar también algunas conquistas. Sin embargo
recuerda que cuando parecía que la plaga iba a gangrenarse y a extenderse a
todo el cuerpo, Él intervino sin movilizar contra ti a ejércitos
espectaculares, sino trabajando con unos pocos, en el silencio.
Tú cuentas con la masa, Él cuenta con unos pocos. Cuántas veces Él nos ha hecho
ver que sirve más a la Iglesia un pequeño número de auténticos sacerdotes y
religiosos, llenos de espíritu evangélico verdaderamente impregnados de
fermento evangélico, impregnados de Amor y fervor, preparados a la renuncia,
dispuestos al sacrificio total, quiero decir: Él cuenta con unos pocos santos más
que con una masa de sacerdotes burócratas, secularizados, embebidos en la
mundanidad y mujeriegos. Dios te los regala, no sabe qué hacer con ellos, Él se
servirá de unos pocos, pero serán suyos, y con éstos restaurará su Iglesia”.
“Estoy seguro de que te darás cuenta de que hoy en
la Iglesia se encuentra trabajando un buen frente de almas silenciosas, no
importa de qué condición ni raza, especialmente sacerdotes y religiosos, que se
preparan para combatirte, Muchos de ellos se unen en el nombre de María,
proceden de nidos de oración y de amor a la Iglesia, y de obediencia al Papa.
Trabajan por una Iglesia consolidada en su unidad y aceptan toda renovación
legítima, pero rechazan las innovaciones arbitrarias, y están persuadidos del
servicio insustituible del romano Pontífice y se aprietan en torno suyo como al
único principio verdaderamente sólido de su unidad. Esta persuasión también se
va haciendo camino secretamente entre algunos hermanos separados".
Son almas silenciosas, que en vez de agitarse, trabajan en vez de proclamar
discursos grandilocuentes, oran; en vez de pedir reformas continuamente, se
reforman. Son almas escondidas, de las que sería difícil hacer una estadística,
pero se sabe que existen, realmente se encuentran por todas partes, y se reúnen
en grupos de oración y fraternidad. Quizás nunca como hoy florecen tantos
Santos en la Iglesia. ¡Cuántos grupos de almas fervientes vemos surgir al
servicio de la Iglesia!. Ella cuenta con éstos grupos, en su capacidad de
fermentar a la masa. Son las revanchas de la generosidad divina a favor de la
iglesia. Almas que trabajan en un apostolado capilar, que van descubriendo el rostro
de Cristo en el ejercicio de la Caridad hacía sus hermanos, los pobres, los
marginados, los más necesitados".
“No, ¡espíritu rebelde! El balance de la acción de
Dios en el mundo y en la Iglesia no es un fracaso. El curso de su acción no
está paralizado por tus sabotajes. La Iglesia tiene direcciones y brotes que
son invisibles y lejanos; pero Él está actuando siempre en Ella. ¡Invencible es
Él! ¡Invencible es Ella! Y tú lo sabes, tú lo crees y tú solamente puedes
aprovechar al máximo el tiempo que todavía te queda para hacer el mal. El día
en que nuevamente escuches con pavor "Quien como Dios", será el día
de tu derrota definitiva. ¡Para siempre!".
A este punto mi interlocutor se había ya marchado.
SÉPTIMO ENCUENTRO
"¡Es sólo cuestión de tiempo!…"
Esta imprevista y perentoria afirmación interrumpió mi lectura de un libro que
me estaba interesando mucho. Un grito de pavor me contuvo la respiración. Pero
mi Protectora vino inmediatamente en mi ayuda y me puso tranquilo en la
escucha, Esta vez el maligno se puso a hablarme con una solemnidad insólita,
casi declamatoria: se reveló como el acostumbrado
fanfarrón.
¡Es cuestión sólo
de tiempo! El proceso de destrucción de la Iglesia ya está en camino, una
destrucción radical e imparable. Mis planes se cumplirán con una precisión y
una puntualidad que os dejará estupefactos. Pronto esta vieja y podrida carcasa
seguirá la suerte de tantas otras instituciones que han resistido un cierto
tiempo y después han desaparecido... "
¿Pero no ves, bufón, que siempre vuelves con la
misma canción? Te falta siempre toda originalidad y fantasía, incluso para
organizar el mal y así en vano intentas darme miedo".
"¿Por qué no me dejas continuar?"
Porque eres tremendamente aburrido. Me pareces un
comediante que en la plaza repite siempre las mismas payasadas. Convéncete de
que con tu insistencia en la amenaza de destruir a la Iglesia no sólo no me
impresionas, sino que incluso me haces reír. La Iglesia, aunque está
constituida por hombres que tienen sus miserias, es institución de Cristo, le
pertenece a Él y sólo Él la gobierna en sus acontecimientos. En sus designios
misteriosos Dios hace que la Iglesia obtenga ventajas incluso de las
persecuciones y de las herejías. En el pasado, gracias al surgir de errores heréticos,
muchos ´ puntos de la doctrina Católica han sido profundizados y precisados.
Por esto la Iglesia mira con serenidad también a los teólogos contestatarios y
confusos que hoy abundan. Con relación a ciertos problemas todavía no
madurados, estos teólogos pueden tener una indisciplinada sensibilidad pero
esto incluso puede ser estímulo para estudiar algunas cuestiones planteadas por
ellos más atentamente y descubrir en el fondo los elementos de verdad y de
claridad útiles para el crecimiento de su depósito doctrinal”
"¿Y tú no estás repitiendo las mismas
declamaciones?"
"Hace más de medio siglo que estás combatiendo
contra Dios para hacerle desaparecer de Rusia, ¿lo has logrado? Lo sé, has
hecho un mal inmenso a aquellas almas, pero la necesidad de Dios no has logrado
quitarla todavía de millones de ellas. Has prometido a aquel pueblo un paraíso
en la tierra y lo has hecho tan encantador y deseable que muchos se escapan de
él en cuanto pueden”
* * *
Corres demasiado y en tus locuras te atarán las manos"
Hoy te quiero decir algo nuevo. Algo de lo que
quizás no te hayas dado cuenta. Hoy se ha unido decisivamente a nosotros la
Madre de Dios, la Madre de la Iglesia, cuyo solo nombre - no quieres ni oírlo,
por eso te lo repito - te hace temblar. Ella que ha dado la primera vez al
mundo a Jesús, está ahora trabajando silenciosamente para colocarle de nuevo en
las almas que se han alejado de Él, Se quiere servir de nosotros los
sacerdotes: un grupo escogido de fidelísimos, preparados para inmolarse por su causa.
Los está recogiendo de todas partes del mundo, sin ningún aparato organizado,
es Ella misma quien les llama dulcemente a reclutarse en su Movimiento
Sacerdotal.
Les llama sus predilectos. Esta Madre les está trabajando con corazón de
Maestra, para entrenarles en la oración, en el amor a Jesús Eucarístico, en la
fidelidad total al Papa”.
"Ella nos ha advertido de una gran tribulación que está llegando, que
pronto nos darás gran batalla. En la lucha te enfrentarás con un grupo de
sacerdotes asistidos y sostenidos por Ella. Contra tantos que se han dejado
seducir por tus artimañas y que has alejado de Ella, María opondrá sus
sacerdotes, les revestirá de su potencia. Les hará intrépidos en la hora de la
gran purificación. A ellos confía la tarea de defender el honor y la causa de
Jesús y de su Iglesia; serán los que acompañarán al Santo Padre en el camino
del Calvario para verle vencer por medio de la Cruz. Esta seguridad nos viene
de Ella y nosotros la vivimos con alegría."
Comprendo, ¡todo sobre la falsa línea de las escenas
absurdas de Fátima!...”
Precisamente, aquí en Fátima, cuando nuestra Madre
bendita ha preanunciado momentos terribles para el Papa, le ha prometido además
su protección especial. Ella le defenderá por medio de sus sacerdotes, hombres
forjados en la oración y muy amantes de su Rosario: El arma que te huele tan
mal y te da tanto miedo. Tienes un terror invencible a todo sacerdote que ora.
Continuamente lo experimentas, por eso recurres a todas tus artimañas para
distraerle en la oración. Ahora María está preparando no sólo a uno, sino a un
ejército de sacerdotes que oran, y que son amantes del Rosario.”
“Esta Madre Divina no nos engaña. Nos ha advertido muy bien que la hora de la
prueba vendrá y que será dura. Pero nos asegura que en el momento en que creas
ser el señor del mundo y te sientas seguro vencedor, Ella misma intervendrá
para arrebatarte de la mano la presa. Tú serás destronado y al final la
victoria sólo será de Jesús. Jesús quiere obtenerla así para tu mayor humillación,
por medio de una mujer. Y la victoria de Ella será el triunfo del Corazón
Inmaculado en los países sin Dios y en todo el resto del mundo.”
* * *
¡Qué rápido eres para desdramatizar! Espera que
lance contra vosotros a mis hombres transformados en verdaderos endemoniados.
Les estoy preparando y entrenando para el ataque, que será pronto, imprevisto e
inenarrable”.
"Nosotros nos armaremos de nuestra fe y
estaremos a la espera… Dios no nos dejará solos. Contaremos con la protección
de su Madre".
He obtenido ya de hacerles trabajar al descubierto.
No creerán que son manipulados por mí. Hoy ya nadie cree en mi presencia en el
mundo. Prueba a hablar de mi acción en medio a vosotros. Te cubrirán de
ridículo”
Sí, en esto eres muy hábil. Pero no todos se han
dejado atrapar por tus artimañas. Existe quien cree y advierte éste tu nefasto
trabajo en medio del pueblo de Dios. ¡Tenemos aún la oración de la Iglesia
contra ti, y recurrimos a ella!".
"¿Crees que los míos se detendrán ante cuatro
perros que ladran?"
¡Son sacerdotes de Cristo, no perros! Tú lo sabes:
Quien durante su vida terrena, te arrojó de tantos pobres hombres poseídos,
continúa arrojándote por medio de sus sacerdotes. Las derrotas que vas
consiguiendo las conoces muy bien. Conocemos la rabia que te asalta cuando un
sacerdote te barre y te ordena abandonar a las criaturas que tú has destrozado
para satisfacer tu instinto maléfico. Es un poder comunicado por Cristo a sus
ministros, incluyendo el mandato de ejercitarlo: “En mi Nombre arrojaréis
demonios”. Y nosotros los sacerdotes lo hacemos. En estos choques entre tu
poder y el de la Iglesia a nosotros comunicado, el balance para ti es
absolutamente un fracaso. Es una experiencia que te aplasta."
¡Retórica!... ¡Retórica!... ¿No ves como todo el
horizonte se oscurece? Espera todavía un poco y verás como yo desencadeno un
huracán... ¡Todos temblaréis como pobres hojas, y todas serán arrancadas del
árbol”´
“Veo que conoces bastante bien la fuerza del miedo,
la potencia del terror en el doblegar a los hombres a tus deseos. La esclavitud
despiadada con que dominas regiones destruidas es invención de tu genio
maléfico. Dios nos conquista con el amor y nos impone un peso ligero, tú tienes
a los tuyos sujetos con puño de acero y con el asombro. Para que no se te
escapen, recurres a las cárceles de hierros. ¡No obra así nuestro Dios! El
terror es la fuerza de tu gobierno, que es gobierno de opresión y de odio: ¡Tú
mismo lo has dicho! Nosotros no tenemos ningún motivo para temer tus argumentos
catastróficos de fin del mundo..."
"¡Estás muy seguro de ti mismo; pero verás!”
¡Podemos temer todo de nuestra debilidad! Pero es
precisamente esta debilidad la que nos hace recurrir a Quien es nuestra fuerza!
Nosotros sabemos que en el cielo hay un Padre Omnipotente que nos ama: y es la
revelación más tierna y exultante de Jesús. Con la fe en este amor nosotros
desafiamos todos los pesimismos que puede inspirarnos la visión de un mundo tan
horriblemente descompuesto por ti. Desafiamos todos los miedos que intentas
insinuarnos con tus amenazas para desplomar nuestra resistencia al mal.
Espíritu mezquino y malvado, ¡Dios está con nosotros! Mientras que tú eres un
maldito de Dios. Nosotros tenemos fe en el amor, es esta fe la que te hace
temblar, por eso recurres a todas tus artimañas para arrancársela a las almas.
Para vencerlas tienes necesidad de desarmarlas"
"¡Cuando veáis mis milagros terroríficos...!”
Tú no puedes hacer nada más que simulaciones de
milagros, Los verdaderos son el sello exclusivo de Dios. Contra Él, que es el
Autor de la vida, has organizado hecatombes de muertes; te complaces haciendo
millones de víctimas con las guerras atómicas, con las ejecuciones en masa
realizadas por los policías de estado, con los abortos que llevan a una escala
ascendente que supera todos los exterminios registrados en la historia. Pero
olvidas que la muerte ha sido vencida por el Autor de la vida. Al final de los
tiempos se hará el balance entre las ganancias hechas por Dios y tus pérdidas”.
Aquí el maligno se enfureció. Me vino a la mente la oración del exorcismo ya
usada, privadamente, otras veces con éxito para liberar las almas horriblemente
vejadas por el maligno. Es una oración para mi uso privado, pero que siempre he
experimentado como eficaz. Es ésta:
- Señor Jesús, durante tu vida mortal, siempre
tuviste una inmensa piedad por las almas poseídas y atormentadas por Satanás, y
jamás dejaste de liberarlas con el poder de tus palabras. Diste este mismo
poder a tus discípulos y ordenaste que lo ejercitarán, diciéndoles: “En mi
Nombre expulsaréis demonios” Armados por este Divino mandato, confiando en la
potencia de tu Nombre y en la intercesión de María, vencedora del enemigo
infernal: Yo te digo a ti, Espíritu inmundo, que dejes en paz a esta criatura
de Dios: por lo tanto, te exorcizo en el nombre del Padre + que la ha creado,
del Hijo + que la redimido,+ del Espíritu Santo + que la santificado. Te
exorcizo en el nombre de la Bendita Virgen María + que la ha puesto bajo su
custodia; en el nombre de San Miguel Arcángel + triunfador de todos los
Espíritus rebeldes, y en el nombre de todos los Santos y Santas + que está alma
invoca con confianza. Te ordeno, Espíritu maldito, no yo pobre pecador, sino
como sacerdote de Cristo; no por virtud mía, sino por la de Jesús vencedor de
todos los enemigos infernales, no con mi poder, sino con el que me ha sido dado
por la Iglesia; te ordeno salir de esta criatura de Dios e irte al infierno,
preparado para ti y para tus seguidores, en el nombre del Padre +, del Hijo + y
del Espíritu Santo + Amén.-
Al finalizar esta oración esperé que el Maligno diese algún signo de reacción
pero no se hizo oír más. Me pareció salir de un sueño atormentado. Estaba
bañado en sudor, y el alma recobró pronto dulcemente la serenidad.
OCTAVO ENCUENTRO
Apenas me había dormido un poco en la siesta cuando la habitación fue inundada
de un hedor que me hizo contener la respiración. Miré a mi alrededor: la puerta
y las ventanas estaban cerradas. Era un aire fétido que se movía como agitado
por un ventilador. ¿Qué sucede? Pronto me di
cuenta de que esto significaba una nueva visita del Maligno e invoqué la
asistencia de Ella.
"¿Será acaso tu billete de presentación?”
¡Sí!”
No sabía que un espíritu puro se anunciase con
tanto hedor"
Apenas he soplado sobre el hedor de vuestras
miserables carroñas"
"Pienso por el contrario que sea el tufo de tu
esencia de pecado”
"¿No has dicho tú mismo que un espíritu no
puede oler mal?"
"No es del todo así pero basta: en nombre de
tu gran enemiga, ¿Qué quieres?
"Interrógame"
Me recogí un instante en mí mismo:
Háblame de las artimañas que utilizas para seducir
a las almas"
¿Tienes necesidad de que te lo revele yo? Eres
maestro en Israel “.
"Pero prefiero que me hables tú de ello,
maestro de seducción”
* * *
Parecía que no se decidiese a responder: pero advertía que estaba allí.
¡Vamos, te impongo que me respondas!"
"No se necesita mucha habilidad para atraparos
en el lazo a vosotros, miserables. Sois tan estúpidos y tan frágiles que da vergüenza
a quien os ha amasado. Normalmente, puestos delante de lo que Él os prohíbe,
basta un pequeño empujón”.
Esto puede suceder con almas desprevenidas, que no
tienen suficiente temor de Dios, que no recurren a los medios para vencer tus
tentaciones, sobre todo si no oran y si no tienen contacto con el Señor...
¿Pero las otras?"
A éstas me las como lo mismo; se necesita solo un
poco más de tiempo y de paciencia. Basta conocer los gustos, las tendencias,
los innumerables enganches que todos lleváis consigo y con los cuales os
aferráis: la lujuria, la ira, la ambición, la envidia, el orgullo, la sed de
dinero, de bienes terrenos, la maledicencia... Si supieseis los servicios que
nos hace una lengua maléfica sembradora de discordias... A las almas que muestran
mayor resistencia no me acerco jamás a ellas con un asalto frontal. Las
conquistó con maniobras y doy vueltas alrededor, o excavando el terreno bajos
sus pies, provocando las pasiones hasta cansarlas, y llevándolas también a la
desesperación. Persuadiéndolas poco o poco de que ciertos mandamientos son
imposibles: que vuestro amo es un tirano; que tal cosa no puede ser pecado...”
"Es la artimaña que hoy estas utilizando más,
demoler el sentido del pecado...”
"También aquí mis mejores colaboradores son los
sacerdotes... Si supieses cuánto me ha costado cansarles de estar en aquellas
casetas para escuchar cantinelas!... Así finalmente he logrado que se predique
que la confesión no es necesaria, he logrado despoblar los confesonarios y
enviar un montón de gente, que es mía, a hacer grandes comilonas de comuniones.
Si supieses a cuántas meretrices, a cuantos comilones y profanadores, ladrones
y violentos les mando a recibirla "´
"Estoy convencido de que generalizas demasiado
y que contra tantos que caen en esta trampa, hay tantos que huyen de ti,
especialmente si son almas que oran y se esfuerzan por vivir en Gracia".
Una pausa muy larga: «¿No es verdad que el arma de
la oración te da miedo y que en tus asaltos te hace retirar avergonzado?".
"Debo admitirlo: pero contra aquellos que usan
la oración no los atacó jamás de frente. Busco poco a poco y de todas maneras
posibles, molestar su oración, distraerles con mil tonterías, llevarles
lentamente a la náusea. Mientras tanto intensificó contra ellos mis
tentaciones. A la vez buscó convencerles que Él no les escucha, que es inútil
la oración, porque aún no ha perdonado ciertos pecados pasados, porque se ha
abusado demasiado de su Misericordia... “.
La vieja trampa: primero haces caer a las almas en
el pecado persuadiéndoles de que no es pecado, y que Dios perdona todo; después
de haberles hecho caer, les restituyes la vergüenza para no confesarse por lo
que han hecho, haces revivir el sentido del pecado y lo agrandas hasta hacer
creer que para ellas no hay perdón. Primero la presunción, después la
desesperación: dos vías óptimas para perjudicar a las almas".
Es un truco que da resultado...”
¡Sin embargo la Misericordia de Dios es
infinitamente más grande que tus artimañas y que tus conquistas momentáneas.
Las almas le han costado la sangre de su Hijo y conoce infinitos caminos para
encauzarlas a su dominio!".
* * *
"Hay que ver cuánto exageras pensando en eso de
la Misericordia”
En este momento fui yo quien tomé una pausa de tiempo.
"Esta es una de tus insinuaciones más
diabólicas y la más mentirosa. Sabes que Dios nos ama infinitamente, que una
sola gota de la sangre de Jesús basta para lavar todos los pecados del mundo,
que nosotros podemos pecar por falta de confianza en su Misericordia, pero
jamás por haber creído en su indulgentísima bondad. Para ti no hubo ni habrá
jamás perdón; para nosotros siempre; basta que no lo rechacemos tenazmente,
consciente-mente, hasta el último instante. Él, antes de dejar un alma en tus
manos, usa todos los recursos de su amor, que son infinitos. ¡Todo esto lo
sabes, lo experimentas en todo momento y la omnipotencia de este amor gratuito
y redentor que Él tiene por nosotros es el infierno de tu infierno!".
Eres el abogado de una causa muy mal presentada. Tú
dices que él es omnisciente, mira dónde llega su perfidia, su cínica
crueldad... sabe que muchos de vosotros seréis míos, lo prevé, sin embargo los
crea, ¿Por qué los crea?, ¿para quién? ¡Para mí! "
He aquí otra artimaña con la que buscas embaucar a
las almas. Me basta creer firmemente en el Amor para rechazar estas
insinuaciones. Dios nos ha creado por Amor. Nuestro destino es el de Vivir el
Amor en Dios ocupando los puestos de los que tú y los tuyos habéis sido
arrojados. Para eso nos ha redimido y nos ofrece todos los medios para alcanzar
su redención. Sin embargo Dios respeta siempre nuestra libertad, por eso no
coarta a nadie para que acepte su salvación... Pero en sus manos dispone, con
su Bondad, inimaginables caminos para inducir también a las almas rebeldes a la
dócil aceptación de su Gracia".
"Ahora eres tú quien estás filosofando”.
"Déjame decir: El don de la libertad confiere
al hombre un valor y una dignidad inviolables, tal es, que si alguno abusara de
ellos... Dios ha querido antes correr el riesgo de dejarlo libre y aunque
voluntariamente quisiera perderse, Él nunca le privaría de su libertad. Es el
hombre el que no quiere dar a Dios su amor, no es que sea Dios el que no quiera
Amar al hombre, como tú quieres presentar. Dios es puro Amor en todos sus
actos, si no, no sería Dios.
* * *
¡Tú no quieres responder a mi objeción!...”
¡Eres tú quien no quiere comprender! La libertad la
Misericordia, el sufrimiento, especialmente la muerte de su Hijo, la comunión
de los Santos, su Gloria eterna son tales bienes que justifican por sí mismos
el permitir la posibilidad de la perdida voluntaria y obstinada de algunos
malvados que libremente decidan meterse y colocarse en tu bando”.
Tú deliras y no me dejas hablar… Has dicho que Él ha
preferido correr el riesgo de la perdida... “.
"Sí, lo he dicho. Pero Él ha hecho todo lo que
era posible para atenuar, para alejar ese riesgo. Él podía, es verdad, recurrir
a su Omnipotencia eliminando además el argumento de tal riesgo. Pero Dios no se
comporta como vuestros tiranos, que cuando no pueden doblegar una voluntad, la
matan. Él no es el Dios de muertos, sino de Vivos. Él no ha querido privar a
los obstinados de su libertad de elección. Ha tenido hacia ellos un respeto
infinito. Pero, repito, para impedir la trágica posibilidad de su ruina, ha
hecho todo lo que Divinamente era posible".
"Te comportas en tus delirios corno un viejo
escolástico...”
¡Acepto! desde el momento en que Dios nos ha amado
hasta el punto de darnos la Sangre y la Vida de su Hijo, no hay objeción alguna
posible contra la inmensidad y la universalidad de su Amor. Es verdad que al
mismo tiempo en que nos hacía tan gran don, veía a aquellos que habrían
rechazado Su salvación. Y sin embargo los creó igualmente; obró en su Omnipotencia
operando la Creación, conociendo aquella parte de los que, a pesar de su Amor,
le rechazarían obstinada y voluntariamente. ¡Misterio adorable! Sin embargo, te
baste saber a ti, misterio de iniquidad, que si no hubieras vertido sobre la
humanidad las cataratas del mal y del pecado, nosotros los hombres no habríamos
podido ser capaces de conocer hasta qué punto nos ama Dios. La Iglesia - repito
- paradójicamente nos hace cantar: "¡Oh feliz culpa la de Adán!"
Y aún así me ganaré a la mayor parte de las criaturas
tan amorosamente redimidas por Él”.
¿La mayor parte? ¡Mientes! La sangre de Cristo
tiene tal eficacia Salvadora que tu no puedes ni podrás lanzar desafío
semejante al Amor de Dios. Esta sangre ha sido esparcida sobre todos los hijos
de Adán, sin exceptuara ninguno. Ella tiene el poder de llegar, por caminos
misteriosos, a todas las almas creadas. Dios -repito - te deja sólo aquellos
que voluntariamente han escogido estar contigo. Es para tu mayor castigo.
Porque su compañía no atenúa, sino que aumenta inmensamente el peso de tu
condena. ¡Para toda la eternidad!".
Desde entonces mi interlocutor - durante bastante tiempo - no se hizo vivo.
NOVENO
La ocasión, más rara que única, de encontrarme con semejante personaje inició
en mí la curiosidad por conocer cada vez más su manera de ser. Varias cosas
habían sido ya dichas, pero habían sido sacadas en cada ocasión con la
habilidad del sacamuelas, especialmente cuando se trataba de arrancarle una
verdad, y esto se había hecho siempre recurriendo a la Omnipotente intervención
de Ella, que le obligaba a responderme.
Comprendía que no era tan fácil preparar una serie de preguntas y provocar las
respuestas. Sin embargo un día después de haber orado mucho, a la primera
percepción de su presencia, intenté comportarme como si fuese un juez
inquisidor.
Con esta intención, antes de que él introdujese sus discursos, le puse esta
pregunta a quemarropa: ¿Qué
piensas de aquellos que son o parecen muy inteligentes y sin embargo niegan la
existencia de Dios y la de vosotros, los ángeles rebeldes?"
Con gran sorpresa para mí respondió: Son sólo unos
insensatos”.
Inmediatamente lo cogí con la pregunta: ¿Qué
piensas de aquellos que niegan tributo a Dios con la voluntad?».
Comprendió
inmediatamente que aludía especialmente al hecho de su negación demoníaca, y
respondió: "Habíamos querido reivindicar
nuestra libertad respecto a él”.
¡Explícame que significa esto! Seres como vosotros,
que delante de Él sois nada, qué ventajas podríais sacar con estas reivindicaciones".
En vez de responder, le escuché emitir sonidos como los de una bestia
cruelmente torturada. Claramente me hizo comprender que no insistiese sobre
este argumento. Comprendí que su respuesta no podría ser sino trágicamente
negativa y representaba una tortura que rechazaba manifestar.
* * *
Después, pasando a los sufrimientos que inflige a tantas pobres criaturas,
también inocentísimas, de las cuales en ocasiones toma posesión le pregunté: ¿Cómo te atreves, con almas que son ejemplo de Dios, tabernáculos
de Cristo, habitación de toda la Trinidad? Son seres que Dios ha creado para
Sí, y habitando en ellos se hace una sola cosa con ellos... ¿Cómo puedes hacer
esto?".
Respondió de
inmediato: Tú te enterneces ante los tormentos que
inflijo a estos seres; pero no reflexionas en lo que sufro yo... Y al hecho
mismo de que atormento a estas criaturas"
¿Qué satisfacciones consigues?"
Te lo he dicho ya: ¡Ninguna!... Nosotros no ganamos
nada al infligir el mal... Nosotros nos encontramos como sobre una arena
movediza: cuanto más obramos el mal, más nos hundimos”.
"Entonces, deja de atormentar a estas pobres
criaturas y vete a tu morada... Mira como también para ti Dios te ha preparado
una casa...”.
"No es una morada; es un estado que nosotros mismos
nos hemos procurado”.
Tienes razón. Dios en su bondad, creándote, no
podía predestinarte a un estado semejante. Bien dices que lo habéis hecho
vosotros mismos. Por culpa vuestra habéis llegado a ser vasos de la ira y de la
justicia de Dios. De esta manera mientras nosotros alabaremos su Misericordia
toda la eternidad; con el mismo Hosanna, Hosanna, Hosanna cantaremos la
Justicia usada con vosotros".
¡Qué sádico eres!
Fue una respuesta inmensamente reveladora, que me heló dejándome profundamente pensativo.
¡Qué grande debió ser la malicia del pecado de los
Ángeles, si Dios, que es tan infinitamente Bueno, los ha golpeado con tanta
Justicia!
* * *
En este momento me vino a la mente volver a la pregunta sobre las relaciones
que los demonios y los condenados tienen entre sí en el infierno: ¿Se conocen, se hablan según nuestro modo de entendernos,
se hacen compañía?
También esta respuesta fue tremenda:
"Cada uno de nosotros es un solitario...
Concentrado solamente en la amargura de su propia condenación... En una
angustia sin fin... Cada uno tiene su infierno, y es su infierno para la
eternidad”.
Repetía la respuesta ya dada en otra ocasión. Yo rebatí:
No comprendo cómo podáis decir que sois solitarios
cuando sois tantos ángeles caídos que estáis juntos".
"Es así, porque cada uno se ha separado de la
unión con nuestro enemigo. La completa separación de él comporta nuestro
completo y recíproco aislamiento de las criaturas que giran en tomo a él.
Nosotros sentimos esta atracción, pero somos excluidos de su fin con una
violencia irreversible. La atracción hacia él es regulada por una ley de amor
de la cual hemos sido echados fuera y así permanecemos cerrados en la soledad
del odio... El odio es nuestro elemento, nuestra fuerza y procuramos extenderlo
por todas partes. Queremos introduciros en él a todos vosotros, marmotas
humanas. Hoy nos servimos del odio de razas, del odio de clases, del odio de
ideologías. Y desencadenamos con esto ciclones de catástrofes, hacemos verter
ríos de sangre. Todos los instrumentos de comunicación están en nuestro poder
para la destrucción...”
«Bien veo que vivís de esto... ¿Pero cuándo Dios
ponga fin a la historia?... ¿Cuándo el retorno de Cristo traiga su triunfo
final?..
La pregunta quedó sin respuesta…
DÉCIMO ENCUENTRO
"Este es el último encuentro al cual soy
obligado a tener contigo... Pero esto no quiere decir que no pueda haber
cualquier otro decidido por mi propia iniciativa y sin ciertas cautelas
impuestas por aquella odiosa tirana... Te podré siempre coger por sorpresa y
cuando menos te lo esperes... Tienes ya demasiadas cosas que pagarme... No
creas que he olvidado las rociadas de agua bendita que me has tirado encima
para alejarme de aquél tal...”
Este discurso explotó de improviso y amenazante, sin los acostumbrados signos
premonitorios, mientras - ni que lo hubiera hecho aposta - estaba leyendo un
pequeño libro llamado L Era del diávolo de un autor alemán, Antonio Bohm.
El tono de mi interlocutor era, como siempre, fuerte y arrogante; también esta
vez hablaba con aire de gran señor que dispone de todo, aunque es apenas el
miserable ejecutor de cuanto le es permitido.
«Es el último encuentro, has dicho, y espero que
sea en verdad así. Mientras agradezco a Ella que ha estado siempre cercana a mí,
como lo estará también en los encuentros por sorpresa con que amenazas
prepararme. Para decirte la verdad, tenía ya demasiado con tus fanfarronadas y
con todas tus bravuconadas con las que pretendes hacer temblar al mundo...
también creo, y ya te lo he dicho, que el Señor podrá permitir un tiempo grande
de prueba para su Iglesia... Pero sucederá todo bajo su dirección y para
librarnos de la suciedad que has acumulado en ella... Serás, también esta vez,
su encargado de limpieza... Si habrá víctimas, como es previsible, servirán
para hacer más bella y más santa a su Iglesia."
"Eres demasiado irónico y seguro, tu... espera
a que sucedan los hechos. ¡Estoy preparando cosas terribles! ¡Escenas de
destrucción y de sangre jamás vistas! Sobre los pináculos de vuestras Iglesias,
en vez de la cruz, ondeará mi estandarte. "
Ya nos lo han predicho también esto almas inspiradas. Pero quizás será tu
último desfile como "príncipe de este
mundo". Después intervendrá Él y todo se derrumbará sobre ti y sobre tus
secuaces.”
"Te equivocas. Sin embargo, empieza mi época.
Triunfará mí poder de destrucción. Me presentaré a los hombres sin máscara; me
presentará tal como soy, para que todos tiemblen ante mi presencia “.
¡Qué va, bufón! Ni siquiera tú, como tantas otras
veces, crees en lo que estás diciendo. Tú sabes bien quien es Dios. Tú sabes
que Él no abandonará jamás a la humanidad a tus diseños grandiosos de
destrucción. Te permitirá solamente aquello que servirá para castigarla por sus
traiciones, y purificarla de sus culpas en las que tú la has metido, pero no
más de esto..."
¡Ilusiónate, ilusiónate... La humanidad se está
preparando por si misma, gracias a mis inventos ya mis iniciativas, a este
suicidio universal. La bomba de cobalto, la de uranio, los productos radioactivos
de la energía atómica, pulverizarán todo, en pocos instantes; todo germen de
vida será destruido...”
«Así tú reinarás sobre un inmenso cementerio, serás
el rey de los muertos; mientras el nuestro es el Dios de los vivos; por eso os
deja vivir también a vosotros, ángeles rebeldes... Os deja porque debéis ser
los testigos de su triunfo sobre vuestra loca rebelión... Os deja para que nos
contempléis durante toda la eternidad a nosotros los hombres, - una naturaleza
inferior a la vuestra pero Divinamente transfigurada por la gracia de Cristo, -
gozando de la bienaventuranza que vosotros perdisteis para siempre."
Este cambio os quema por la eternidad. Expulsados
de la Civitas Dei, habéis trabajado duro para construir la civitas diaboli, una efímera construcción de papel pisoteado.
Puestos en fuga por Cristo, os habéis dado un Anticristo, una caricatura del
Hijo de Dios para destruir sus obras e imitar de manera ridícula su potencia”.
¿Por qué no dices antagonista?"...
¡Te daría demasiado honor! Antagonista es aquel que
lucha con su adversario combatiendo a cara descubierta. Tú, con Él, ni siquiera
se te ocurre, porque sabes que es infinitamente más fuerte. Sin embargo, con
nosotros tienes que recurrir al engaño, a la mentira; con los ingenuos te
presentas como una superpotencia; con los inteligentes intentas borrar tus
huellas, necesitas trabajar de incógnito, recurres a la astucia de no hacernos
creer el ser maléfico que en verdad eres. Todo lo que consigue hacerte pasar
desapercibido, lo pones en marcha recurriendo a mil astucias. También has
logrado persuadir a las inteligencias más vigilantes para que no vean nada de
malo en todo lo que el hombre puede hacer. El delito se manifiesta mediante un
dinamismo progresivo. El psicoanálisis, presenta el pecado como una enfermedad,
librando aparentemente al hombre de toda responsabilidad. Los escrúpulos de una
conciencia turbada por las culpas intentan camuflarse como residuos de tabú
provenientes de viejas prohibiciones no motivadas. Por otra parte, para
convencer a los hombres de tu poder absoluto utilizas la propaganda del
terror”.
* * *
"Me doy cuenta, en todo este discurso tuyo, que
te crees un especialista de bagatelas demonológicas con el añadido de que ni
siquiera te percatas de las tonterías que tu presunción te hace decir”.
"Quizás no logro decir todo sobre tu ser y tu
naturaleza; pero tú sabes que te conozco bastante. Sé que para comprender tu
obrar maligno tengo que recurrir a tu origen y a tu naturaleza, tal como nos
son presentadas en la Sagrada Escritura, especialmente en el Evangelio, y en la
tradición cristiana. Estas son para mí las únicas fuentes fidedignas: Las
únicas para comprender el origen del mal; eras una criatura predilecta de Dios
y has llegado a ser un rebelde; eras un ser de luz y ahora eres espíritu de las
tinieblas. Esto eres tú. Puedes camuflarte con todas las artimañas. Tus
características son éstas: Una criatura perdida para siempre, un ser sin
redención".
¿Has dicho todo?”.
"Creo, sin embargo, haber dicho demasiado
poco. Ni me importa saber más. Tengo suficiente para odiarte y estar en guardia
contra todas tus tretas. Y sobre todo para orar, orar mucho por todos los que
ceden a tus engaños. Pero en esto sé que no estoy solo. Están conmigo millones
de almas que luchan contra ti. Está con nosotros Jesús. Está también su Madre
Bendita".
Tenemos, sobre todo, en nuestra mano la facultad de renovar cada día el
sacrificio redentor de Cristo: Basta esto sólo para destruir totalmente tu
efímera potencia. Basta una Misa para arrebatarte millones de almas".
Siempre las mismas tonterías. No me has permitido
decirte todo lo que quería. Hablarán los hechos, te lo repito. "
Ya te lo he dicho: No te tengo miedo. Está con
nosotros Él, que es más fuerte que tú, y sólo para tu mayor castigo no te
destruye totalmente. Si nos tocará sufrir, lo bendeciremos. A cambio de los
sufrimientos de aquí, Él nos prepara un premio que te hará temblar de envidia.
Para ti será sólo el peso de tu condenación, el fuego inextinguible de tu orgullo
y al final de los tiempos la trágica imposibilidad de poder continuar
haciéndonos el mal y la envidia torturadora al sabernos bienaventurados para
siempre en el paraíso, por ti perdido".
CONCLUSIÓN DEL ACONTECIMIENTO
En la conclusión de este acontecimiento sucedió un hecho insólito. Llevaba ya
varios días con mi ánimo en la necesidad de ir a dar gracias a la Virgen ante
su imagen en la que había experimentado el impulso para escribir estos "encuentros” y por haberlos podido realizar
con Su protección, que me puso a seguro de cualquier posible superioridad del
Enemigo. Así es que una tarde fui a la iglesia donde aquella querida imagen es
venerada en Roma y arrodillado a sus pies comencé a darle las gracias.
A los pocos minutos, proveniente de la primera fila de los bancos, donde estaba
también ella orando, se me acercó la muchacha de la vez pasada.. Me
impresionaron también ahora sus ojos luminosísimos y dulces y su sonrisa
excepcionalmente encantadora.
Eh, ¿ha quedado contento de haber obedecido?”.
Perdón, señora...”
"No, señorita”.
"Podría decirme, señorita, ¿quién es Usted?.
Mi nombre no importa, déjelo así le ruego que no le busque. Le digo que estoy
contenta de que Usted haya obedecido".
Se ve que está muy interesada en este asunto".
Sí, muchísimo. Ahora se lo digo." Entonces
cogí una silla que tenía cerca y me senté a su lado, en un ángulo apartado, y
ella comenzó a hablar con voz baja y calmadamente me dijo:
Quería decirle que ha hecho mucho bien al escribir
esa entrevista.
Comprendo que pocos le creerán, pero es necesario
no callar El enemigo recurre a todo tipo de argucias para no hacerse descubrir.
Quiere trabajar escondido. Y lo logra.
Ustedes, los sacerdotes, deben desenmascararle. El Señor les concedió contra el
demonio un poder especial del que no son conscientes… Él tiene un miedo
terrible de ustedes, sacerdotes. Por eso les odia más que a los demás, les
rodea, les tienta y les hace caer. Son muchas las víctimas que va haciendo
entre ustedes.
Y pensar que son muchos los sacerdotes que no creen en su presencia, ni en sus
obras. Hablan de él por diversión, por burla, y no piensan que se trata de su
enemigo capital.
¡Es una situación triste! Vd. No se preocupe de lo que digan sobre lo que ha
escrito. Déjeles reír. Muchos son instrumentos suyos y no se dan cuenta.
Obedecen sus órdenes pero Dios les observa. ¡Si viese qué horror, qué
repugnancia dan ciertas almas de sacerdotes, llenos de orgullo, de impureza, de
rebeldía y sembradores de escándalos! Si Dios les concediera ver su alma,
aunque solo fuese por un instante y mirarse al espejo! ¡Se han dejado arruinar
por su enemigo y no creen en él! ¡Dios mío, qué horror!
Usted confíe su escrito a manos de Ella y no se preocupe. La gracia de Dios
podrá servirse de estas páginas para iluminar tantas almas Y esto tiene un gran
mérito. Dios le bendiga”.
"Muchos me ridiculizarán".
"No le preocupe”,
Aquí la muchacha, con la cara de nuevo sonriente, se levantó, hizo una
genuflexión hacia el altar, me saludó y se fue.
Me quedé con la impresión de haberme encontrado con una de aquellas almas
escondidas, pero muy queridas por Dios. No es una persona creada por mi
fantasía. Está viva y es verdadera.
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