Dentro de la Nueva Era también podemos encontrar muchas formas de medicina alternativa, esto es en otras palabras medicina seudocientífica, que se vende como “la panacea” para ayudar a todos los problemas de la salud que uno puede tener. Este tipo de medicina es seudocientífica ya que no se ha comprobado científicamente que realmente funciona, en definitiva, puede ser que algunas veces funcione y muchas otras veces sea un fraude.
Voy
a intentar hacer una rápida clasificación de las principales terapias
alternativas que existen dentro de la Nueva Era:
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Sistemas médicos alternativos: homeopatía, naturopatía, acupuntura, etc.
·
Terapias de la mente y cuerpo: kinesiología, hipnoterapia,
reflexiologia, shiatzu, aromaterapia.
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Terapias energéticas: flores de Bach, terapias biomagnéticas (imanes).
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Otras técnicas: uso de cristales y del cuarzo, gemas, etc.
¿QUÉ
HA DICHO LA IGLESIA SOBRE TODO ESTO?
Para ello
basta acudir al documento “Jesucristo portador de
Agua de vida”:
La medicina formal (alopática) tiende en la actualidad a limitarse a
curar dolencias aisladas, concretas, y no logra una visión de conjunto de la
salud de la persona: esto ha provocado frecuentemente una comprensible
insatisfacción. La popularidad de las terapias alternativas ha aumentado
enormemente porque aseguran abarcar a la persona en su totalidad y se dedican
a sanar más que a curar. Como es sabido, la sanidad
holística se centra en el importante papel que desempeña la mente en la
curación física. Se dice que la conexión entre los aspectos espirituales y físicos
de la persona se encuentra en el sistema inmunológico o en el
sistema chakra hindú. Desde la perspectiva de la Nueva
Era, la enfermedad y el sufrimiento proceden de una actuación contra la
naturaleza. Cuando se está en sintonía con la naturaleza, cabe esperar una vida
más saludable e incluso una prosperidad material. Según algunos sanadores de
la Nueva Era, en realidad no tendríamos por qué morir. El desarrollo
de nuestro potencial humano nos pondrá en contacto con nuestra divinidad
interior y con aquellas partes de nuestro yo alienadas o suprimidas. (Jesucristo Portador de Agua de
Vida 2.2.3)
Básicamente
se nos habla de dos premisas que tiene estas terapias, las enfermedades y
dolencias son producidas por un desequilibrio en nuestra energía vital. Por
ello, estas técnicas “holísticas” buscan
equilibrar la energía para que desaparezcan las enfermedades. El segundo
principio es que esta energía vital se puede canalizar de una persona a otra y
usarla para sanarlo.
El error
entonces está en querer ante todo suplir o eliminar el sufrimiento y no saber
convivir con él, como nos enseña San Pablo en Col 1,24. Por otro
lado también está que la mayoría de estas técnicas carecen de base científica y
por ende estamos ante un fraude, ante lo que antiguamente hacían los curanderos
también llamados brujos. La Escritura condena acudir a magos, brujos y todas
estas técnicas que buscan controlar las energías, espíritus y poderes ocultos (Ezequiel 13,18-19, Deut 18,10-14, Jer 27,9). También el Catecismo de la Iglesia Católica condena la
brujería y magia (numeral 2117).
En
conclusión, la mayoría de estos métodos son en realidad seudoterapias y no
debemos recurrir a ellos pues ponemos en riesgo nuestra salud, a su vez que
gastamos dinero en vano al tratarse de tratamientos falsos o
fraudulentos.
Jesus Urones
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