El pasado 14 de enero, los sepultureros de Utrera (Sevilla) enterraron al “sacerdote” palmariano Modesto Romero en el nicho 77, bloque 13, del cementerio de la localidad. El hombre tenía 65 años. A su entierro, celebrado entre boato, asistieron una veintena de personas, según relata Andros Lozano en El Español .
Tres días después, el 17 de enero,
los enterradores hicieron lo mismo con Ana Gladys, una “monja”
colombiana de 82 años. A ella le tocó la tumba número 80, aunque su
inhumación fue mucho más discreta.
Dos días más tarde, el 19 de
enero, los sepultureros utreranos inhumaron a otros dos hombres, los “sacerdotes” Michel Thomas, de 87 años, y Franz Tappeiner, de 79. A ellos les
tocaron los nichos 82 y 83 del mismo bloque del camposanto.
Los cuatro
fallecidos residían juntos en las instalaciones de la Iglesia Palmariana de los
Carmelitas de la Santa Faz, ubicada en El Palmar de Troya, una población que se
independizó de Utrera en octubre de 2018. Por eso el grupo es denominado
habitualmente desde sus inicios como “la secta del Palmar de Troya”.
CUATRO DE LOS CINCO
MUERTOS DEL PUEBLO, DE LA SECTA
Los tres sacerdotes y la monja
(lo son para el grupo, mientras que la Iglesia Católica no reconoce las
ordenaciones y consagraciones dentro de este cisma) murieron a
consecuencia del brote del coronavirus SARS-CoV-2 detectado en el interior del
recinto de la secta, cuyo
perímetro está protegido por gruesos muros de varios metros de altura y
vigilado por cámaras de seguridad.
De los cinco muertos por la Covid-19 registrados hasta ayer, 21 de
enero, en El Palmar de Troya, cuatro eran fieles de este movimiento.
Desde el pasado domingo 10 de enero nadie puede entrar ni salir del
recinto. Del centenar aproximado de clérigos que residen
allí, al menos 61 de ellos están contagiados, confirman desde la
Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía.
CIFRAS DRAMÁTICAS
Extramuros del recinto de la
basílica palmariana, en el resto del pueblo, el día 20 había sólo 17 casos
diagnosticados, de un total de 78, entre sus aproximadamente 2.300 habitantes
censados. 73 de ellos se han registrado en los siete días previos.
El brote detectado entre los
fieles palmarianos ha provocado que el Gobierno autonómico andaluz cierre
perimetralmente la localidad y sólo puedan abrir los negocios de primera
necesidad, como colegios, farmacias, gasolineras y tiendas de alimentación. El
resto, bares o papelerías, se encuentran cerrados desde ese día.
La incidencia acumulada por
cada 100.000 habitantes en las dos últimas semanas en El Palmar de Troya
ascendía a 3.333 casos. Se trata de una cifra 13 veces superior a la barrera
simbólica de los 250 casos detectados en los últimos 14 días, uno de los
marcadores que sirven para indicar que el riesgo pasa de alto a extremo (aunque
no es el único).
“La mayoría de los contagiados en el pueblo están
dentro de la iglesia palmariana”, explica el alcalde de El Palmar, Juan Carlos González García. “Este es un pueblo cumplidor por lo general”, añade.
EL INICIO: VISITA EN
NAVIDAD
El regidor señala que el brote
dentro de la iglesia palmariana se pudo originar tras una visita
multitudinaria de “fieles de otros países en la semana de Navidad”. En torno al 22 de diciembre, concreta.
“Vinieron
alemanes y británicos en coche sin que se les hiciera una PCR al llegar. Tras aquella visita, a principios de enero
comenzaron a crecer los casos en los registros oficiales. Ya en
esta última semana es cuando se han producido las muertes”, añade el alcalde.
González explica al
diario El País que los peregrinos llegaron procedentes de
Irlanda y el Reino Unido sobre el 28 de diciembre y se marcharon el día 3 de
enero. “Me sorprendió que estuvieran en el
pueblo”, explica el alcalde. Y
añade: “Algunos están
empadronados, saben moverse por aquí. Desde que se fueron los
extranjeros, el primer contagio que tuvo pueblo fue sobre el 18 de enero. Esto
es muy pequeñito. No somos expertos, pero nos conocemos y sabemos los contactos
que tenemos”.
“UN MUNDO DIFERENTE”
El regidor de El Palmar confía
en que el próximo 25 de enero, cuando se cumplan las dos semanas de
confinamiento colectivo en la iglesia palmariana, la cifra de contagios sufra
un descenso significativo. A partir de ahí, la Junta de Andalucía decidirá si
relaja las restricciones en la localidad.
“No tenemos contacto con nadie del interior.
No sabemos qué tal están el resto de contagiados, aunque las autoridades sanitarias
provinciales nos informan de que muchos son asintomáticos. Si necesitan ayuda,
saben que la tienen como cualquier otro vecino. Pero nadie ha llamado para
pedírnosla. Ese es un mundo
diferente. Seguimos las indicaciones sanitarias y nada más”, asegura Juan Carlos González.
El contacto entre los
habitantes del municipio es mínimo, pero el cierre afecta a todo el municipio,
tal como informa Santiago Cañas Bonci en el diario El País. En
el pueblo son pocos los que acceden a hacer cualquier tipo de
comentario relacionado con la secta y todo lo que la rodea, aunque algunos, como Antonio Plata,
propietario del Bar Plata, sí aseguran haberlos visto las semanas
anteriores: “Vienen al bar a comer, o a comprar
comida, pero poco más”. Otro de
los residentes, Manuel Rivera, le quita hierro al asunto: “Ellos no tienen la culpa, otros municipios también está
confinados”.
DEL HERMETISMO A LAS
PRUEBAS MÉDICAS
Fiel a su hermetismo, la cúpula de la Iglesia Palmariana ha tratado de mantener el secretismo
sobre lo que sucede en su interior tras detectarse el brote. El
tratamiento que reciben sus miembros es similar al de los residentes de un
centro de mayores medicalizado. Nadie puede entrar ni salir de
la basílica y en su interior están aislados unos de otros.
Tras el primer fallecimiento
dentro del recinto de la secta se hizo un cribado masivo. “De las 100 personas que viven
dentro, 74 dieron positivo”, explica
el alcalde. Después se han hecho otras pruebas a los adeptos.
Se da la circunstancia de
que la secta tiene prohibido a sus seguidores consultar
los medios de comunicación y relacionarse con personas ajenas a sus creencias,
por lo que la información que tienen acerca de la evolución de la pandemia es
nula, según explica Javier Macías en el diario ABC.
El alcalde, haciéndose eco del
sentir de los vecinos, se muestra impotente, ya que “un Ayuntamiento no puede impedir la entrada de nadie en
el pueblo y no sabemos qué hacer, más que elevarlo a las autoridades sanitarias”. Juan Carlos González, por otro lado, ha señalado
que dentro de la Iglesia Palmariana la situación es muy grave
teniendo en cuenta que la población que allí reside es mayoritariamente de edad
muy avanzada.
“ESTAMOS ANTE LOS
TIEMPOS APOCALÍPTICOS”
El diario ABC ha
publicado un extenso reportaje de Javier Macías en el que se asocia la pandemia
con el adoctrinamiento que se da en la secta en torno a la inminencia de la segunda venida de Cristo, con el título “Ha llegado el Apocalipsis”. Así es: el
coronavirus sería un dato que expresa el cumplimiento de las profecías
catastrofistas que han sido comunes en la Iglesia Palmariana.
Precisamente el año pasado nos
hacíamos eco en InfoRIES de
una carta apostólica del líder actual de la secta, el “papa”
Pedro III, que afirmaba lo siguiente: “ya
sabéis que estamos en los Últimos
Tiempos, que estamos ante los Tiempos Apocalípticos, que las últimas
trompetas están sonando, que están próximos los últimos sellos y las copas de
la Ira Divina”.
Esto, que forma parte del
magisterio escrito del dirigente del Palmar, se veía corroborado por una
grabación obtenida en una de las últimas celebraciones en la basílica de la
secta antes del confinamiento domiciliario de marzo de 2020: “tened muy en cuenta que el Apocalipsis, la última parte del Apocalipsis, está
cumpliéndose al pie de la letra. Para la última parte del
Apocalipsis queda muy, muy, muy
poco”.
Secretaría RIES
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