Causas y consecuencias del envejecimiento de la población.
Por: Alfonso Carlos Amaritriain. Universidad Abat
Oliba | Fuente: Catholic.net
UN
DESIGUAL PROBLEMA GLOBAL
Si atendemos a los datos globales de la población mundial, podríamos llegar a
la conclusión siguiente: la población mundial es
joven. En 1999, la humanidad había alcanzado 5.982 millones de
habitantes. Con una tasa de natalidad de 23 nacimientos por mil habitantes y
una tasa de mortalidad de 9 fallecimientos por mil habitantes, el progreso
cuantitativo estaba garantizado. Si a ello sumamos una tasa sintética de
fecundidad de 2,9 niños por mujer, podríamos ratificar la tesis anterior. Sin
embargo, estos datos son globales y deben desglosarse por zonas. Sólo así entenderemos
el problema real del envejecimiento.
Si miramos a Europa, sin incluir Rusia, los índices demográficos no son tan
halagüeños. Con la llegada del nuevo milenio, la tasa de natalidad es de 10
nacimientos por cada 1.000 habitantes, frente a una tasa de mortalidad de 11
fallecimientos por 1.000 habitantes. Por tanto, Europa tiene un crecimiento
vegetativo negativo. La tasa sintética de fecundidad es de 1,4 niños por mujer,
cifra que contrasta con la tasa mínima de fecundidad necesaria para garantizar
el reemplazo generacional: 2,1. El panorama
demográfico de Europa, maquillado con la inmigración y su descendencia, es
especialmente grave en aquellos países que mantienen las tasas de fecundidad
bajo mínimos y arrastran esta situación desde hace años. Especialmente
significativas son las situaciones generadas en Alemania, Italia y España.
En Alemania, en 1999, hubo 770.744 nacimientos frente a 846.330 fallecimientos.
El crecimiento negativo fue de 75.586 habitantes. Alemania tiene una tasa de
fecundidad de 1,3. España e Italia mantienen prácticamente las tasas de
fecundidad más bajas del Mundo: 1,2. El decrecimiento es ya una realidad. Sólo
la inmigración detiene la hecatombe social.
Este ´invierno demográfico´ provoca que en Europa las ´tasas
de soporte´ se hayan modificado sustancialmente. Las ´tasas de soporte´
ponen en relación la población activa con la inactiva, incluyendo jóvenes y
ancianos. Se calcula que para el 2015, en España, se romperá el equilibrio.
Esto significa que el sistema de prestaciones para la vejez será insostenible,
a menos que medien fuertes corrientes migratorias. En el 2020 habrá en España 8
millones de jubilados, de los cuales 2 millones tendrán más de 80 años.
Hoy por hoy el problema del envejecimiento está situado en países
occidentalizados, cuyas economías potentes, en cierta medida, han podido paliar
el efecto económico del envejecimiento. Sin embargo, algunos países en vías de
desarrollo no cuentan con una estructura capaz de soportar los efectos de una
población envejecida.
EL PROBLEMA EN LOS PAÍSES EN
VÍAS DE DESARROLLO
Japón, con una tasa de fecundidad de 1,2, se encamina a un problema de
envejecimiento, pero su estructura económica como segunda potencia industrial
del mundo y una alta capacidad de ahorro familiar (el 40% de los ingresos
familiares), permiten mirar el problema con cierto optimismo. Por el contrario
Rusia, con una tasa de fecundidad de 1,1 o China, con una tasa de fecundidad de
1,8, sufrirán los efectos del problema de envejecimiento. La población china se
enfrenta al reto de acoger en los próximos años a más de 300 millones de
habitantes con más de 65 años. Buena parte de estas personas mayores sólo han
tenido un hijo debido a las restricciones natalistas de los sucesivos
gobiernos. El peso de estos ancianos no podrá recaer ni sobre la familia ni
sobre el Estado. Igualmente le pasará a Rusia. En aquellos países en vías de
desarrollo en los que se han practicado fuertes políticas antinatalistas y, por
lo tanto, han envejecido artificialmente la población, están planteándose
resucitar las políticas natalistas. Pero la historia nos demuestra que rara vez
son efectivas a largo plazo.
En países con economías menos desarrolladas que la China o Rusia, el problema
todavía puede ser mayor. Especialmente en países Africanos. Las campañas
antinatalistas han provocado que el núcleo familiar se reduzca, sobre
todo en las zonas más urbanas. Hasta ahora la familia
extensa era el garante de una vejez con cierta dignidad. Aquellas familias que
han caído en la trampa antinatalista se encuentran viviendo en estados que no
poseen un sistema de pensiones y prácticamente sin familia que atienda su
vejez.
Las políticas antinatalistas han aplicado un principio erróneo: pensar que se
hace un favor a los pobres alentando el control de la natalidad. Los pobres sin
hijos, acaban más pobres. Algunas iniciativas, como la propuesta de Bill
Clinton de destinar 35 millones de dólares para favorecer la anticoncepción y
el aborto entre las capas de la población más desfavorecida, son una ´ilusión´ política que no soluciona la pobreza.
Igualmente cuando la ONU ha practicado esterilizaciones masivas entre mujeres
de la India o en Perú, ha condenado a las futuras mujeres a la pobreza en la
vejez.
LA CAUSA DEL ENVEJECIMIENTO
Sin lugar a dudas, el envejecimiento de la población es una anomalía provocada
artificialmente por las políticas de planificación familiar desarrolladas por
diferentes organismos estatales o internacionales o, incluso, por entidades
privadas. Cabe destacar la Fundación de las Naciones Unidas, patrocinada por la
CNN de Ted Turner, que dona anualmente millones de dólares a la ONU para la
promoción del aborto y las políticas anticonceptivas.
Es absurdo quejarse de los efectos, el envejecimiento, sin atender a las
causas, el control demográfico. Entre las causas que cabe destacar sobre el
envejecimiento, tenemos la extensión del aborto. Actualmente, en Rusia, por
ejemplo, se practicaron 1.695 abortos por cada 1.000 nacimientos vivos. En
Estados Unidos se practicaron, en 1999, 387 abortos por cada 1.000 nacimientos
vivos. La media europea de abortos por cada 1.000 nacimientos vivos es de casi
200.
La incidencia del aborto en la ralentización del crecimiento demográfico y, por
tanto, en el envejecimiento de la población es evidente. Cada año se producen
en el mundo unos 80 millones de nacimientos. El aborto calculado mundialmente
es de unos 45 millones anuales. Esto significa que por cada dos nacimientos se
ha producido un aborto. En Europa, incluyendo Rusia, se producen actualmente
unos 8 millones de abortos al año.
Otra de las causas del envejecimiento de la población es la esterilización y el
uso de métodos anticonceptivos. Actualmente un 8 por ciento de las mujeres del
mundo han sufrido, voluntaria o involuntariamente, la esterilización. Por lo
que respecta a los métodos anticonceptivos, podemos decir que ya han arraigado
en los hábitos sexuales de las poblaciones más envejecidas. De ello se deduce
que, ante el grave problema del envejecimiento en los países occidentales, sólo
quedan tres ´soluciones políticas´: Generar políticas natalistas
prohibiendo el uso de métodos anticonceptivos y el aborto. Esta medida
evidentemente no será siquiera propuesta por la clase política.
La aplicación de la ´eutanasia social´, que
permita la muerte de ancianos excesivamente costosos para los sistemas sociales
de los países occidentales. Esta medida parece de política ficción pero no nos
extrañe que algún día aparezca por el horizonte político.
El recurso a la inmigración. Esta es la medida fácil que se ha adoptado y que
de momento ha permitido vivir una catástrofe económica en Occidente.
Sin embargo, uno de los efectos no pensados de la inmigración es que poco a
poco puede acelerar el proceso de envejecimiento en los países en vías de
desarrollo, ya que las fuertes corrientes migratorias privan de capas de
población joven a los países de origen. Además, dejan frecuentemente a los
ancianos en condiciones más precarias. Como siempre, nuestra sociedad egoísta
quiere resolver sus problemas a costa de los más pobres.
© 2001-2002 E-cristians.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario