Imagina la siguiente situación: Estás en la playa mirando el mar y de pronto viene un niño y te dice que lo que estás viendo no es el mar sino un bosque. Extrañado le dices que está equivocado. Luego vienen sus papás a defenderlo y te dicen que para él eso es un bosque y que la verdad es relativa ya que depende de cómo ve la realidad cada uno, es decir, cada quién construye su verdad. ¿Te sueña conocido? Bienvenidos al mundo del relativismo.
El siguiente cortometraje
llamado «Matemáticas Alternativas» (Aternative
Math, título original en inglés), dirigido por David Maddox, nos muestra
una situación similar que nos puede ayudar a entender la crisis del relativismo
y poca tolerancia que estamos viviendo como sociedad.
Una profesora mayor bien
intencionada intenta corregir con amor y enseñar a su alumno el cual se ha
equivocado en su examen de matemáticas. Sin embargo, sorpresivamente los padres
y directivos de la escuela quieren negar la verdad y salen en la defensa y
sobreprotección del niño.
Luego de ver el video, es
importante considerar algunos puntos para la reflexión:
LA VERDAD EXISTE, ESTO ES UN HECHO
No se puede tapar el sol con
un dedo ni negar que la verdad existe, aunque existan distintos grados de
verdad y no la podamos conocer en su totalidad. La definición de
la verdad es la adecuación de la mente a la realidad. Los
hechos son reales y son objetivos, así nos gusten o no. El día es día porque
hay luz y la noche es noche porque hay oscuridad. 2+2 es igual a 4 y no a 22,
como aparece en el video. No se puede negar lo evidente.
Si la verdad no existiera no
podríamos vivir en sociedad ni desarrollarnos. No existirían las normas, el progreso,
el orden y todo sería subjetivo y relativo. Desde «lo
que yo creo», «desde mi punto de vista», «desde cómo me siento». ¿Cómo
podríamos construir una sociedad sin verdad, sin un orden y sin un sentido?
Sería un caos.
La realidad nos demuestra con
hechos concretos que la verdad existe y que es tangible, a pesar que siempre
haya más por conocer. Por ejemplo: no podemos volar
por más que quisiéramos o por más que alguien venga y nos diga que los brazos
no son brazos sino alas. Si nos lanzáramos de un edificio creyendo que
vamos a volar sucedería que nos caeríamos en el acto.
VIVIMOS EN UN RELATIVISMO MORAL
Hoy en día vivimos en un
relativismo moral donde se intenta acomodar la verdad según nuestra
conveniencia. Este tipo de pensamiento ha traído consigo una «modernidad líquida» (el filósofo y sociólogo
Zygmunt Bauman es el autor de este concepto), donde en la sociedad impera un
pensamiento débil, volátil, superficial, sin actitud de búsqueda, sin
demasiados valores de fondo y que pretende que la historia y los hechos
importen menos que la interpretación que le damos.
Así, hemos dado también paso
al individualismo, narcisismo y dictadura del relativismo en donde no existe
nada definitivo y el ser humano está centrado en sus propios intereses y
sentimientos pretendiendo leer la realidad desde su punto de vista o como le
sea «más fácil, más cómodo». Incluso, a veces la verdad duele y es por ello que
muchas veces se intenta maquillarla para que no nos afecte.
LA TOLERANCIA DE LOS INTOLERANTES
Vivimos en un mundo
hipersensible, vulnerable, donde se exige «ser tolerantes» y comprensivos. Sin
embargo, muchas veces ya no le podemos decir nada a nadie y cada quien cree
tener su punto de vista desde su experiencia y vivencias. La corrección
fraterna es cada vez menos aceptada y nos cuesta escuchar las opiniones de los
demás cuando no piensan igual que nosotros.
Ante esto, muchas veces el
diálogo ya no es diálogo porque es difícil escuchar, ponerse en el lugar del
otro e intentar llegar a un consenso para descubrir juntos la verdad.
JESÚS NOS DICE: “LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES” (Jn 8,
32)
Hoy más que nunca necesitamos
buscar la verdad y tener el valor para proclamarla y admitirla, a pesar que no
la podamos conocer por completo en algunas situaciones. La verdad nos hace
libres, nos da seguridad y nos ayuda a caminar hacia la felicidad y auténtica
realización de quiénes somos porque con la luz de la verdad nos vamos
descubriendo poco a poco a nosotros mismos.
Si acomodamos la verdad según
nuestra conveniencia nos estamos engañando y creo que nadie quiere
construir una vida sobre la duda, la incertidumbre o la mentira. Más
bien, todo lo contrario. Todos queremos llegar a la verdad en la medida de lo
posible.
El antídoto para el
relativismo que vivimos actualmente es Jesús. Él mismo nos menciona en la
Biblia la importancia de la verdad en distintas circunstancias «Yo soy el camino, la verdad y la vida», «he venido a dar
testimonio de la verdad», etc. Por lo tanto, debemos tener el deseo de
creer en la verdad y educarnos en la capacidad de buscarla y conocerla hasta
donde sea posible ya que sólo la conoceremos plenamente el día que nos
encontremos cara a cara con Dios.
Escrito por Francesca Giannoni
No hay comentarios:
Publicar un comentario