Este 21 de agosto se celebra el 141 aniversario de la aparición de la Virgen María, conocida como Nuestra Señora de Knock, en Irlanda.
La aparición ocurrió una sola vez y fue vista por 15 personas, entre
ellas un niño de 5 años de nombre John Curry,
el menor de todos los que presenciaron el hecho.
En su testimonio ante la primera comisión de investigación que se
estableció en 1879, solo seis semanas después de la aparición, el pequeño John
dijo que vio bellas imágenes de la Virgen y San José; y que escuchó a los otros
hablar de ellas.
En un artículo del Catholic Herald
se señala que otro de los videntes, Patrick Hill, que en ese momento
tenía 11 años de edad, describió que John le pidió alzarlo para que pudiera “ver a los grandes bebés, como les llamó a las imágenes”.
En la carta que escribió a la comisión que se instaló años después en
1936, Curry detalló que recordaba haber visto a San Juan con un libro, y que
otra vidente, Bridget Trench, trató de besar los pies de la Virgen.
Cuando ya siendo adulto compareció ante los investigadores para explicar
lo que vio 58 años antes, Curry explicó que las imágenes estaban vivas pero no
hablaban y que la Virgen estaba vestida de blanco.
John Curry y el resto de videntes vivieron una vida austera, sencilla y
en el anonimato. De hecho, en varios de los recuentos históricos de la
aparición de 1871, Curry no es mencionado.
En mayo de 2017, en la Misa que presidió en la Catedral de San Patricio
en Nueva York por el traslado de los restos de Curry, el Cardenal
estadounidense Timothy Dolan describió al vidente como “un
inmigrante que realmente se distinguió por su simplicidad, humildad, amabilidad
y piedad”.
John Curry se mudó a Nueva York en 1897 a la edad de 25 años, luego fue
a Londres en 1900 y volvió a Estados Unidos en 1911. Estuvo en otras ciudades
del país y cuando su salud comenzó a flaquear, se mudó a Long Island con las
Hermanitas de los Pobres a quienes sirvió. Nunca se casó y murió en 1943 a la
edad de 69 años.
“Como muchos de los videntes, John Curry vivió una
vida tranquila, nunca resaltando lo que experimentó en Knock, a menos que se lo
pidieran”, comentó a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– el
P. Richard Gibbons, Rector del Santuario de Nuestra Señora de Knock en Irlanda.
“Ayudó en Misa todos los días hasta su muerte y
tuvo una gran devoción a la Virgen y decía que ella nunca le negó nada de las
cosas que le pidió”, explicó el sacerdote.
LA APARICIÓN
El 21 de agosto de 1879, la Virgen María, San José, el cordero pascual y
San Juan Evangelista aparecieron envueltos en una brillante luz en la iglesia
parroquial de Knock. Quince personas de entre 5 y 74 años de edad fueron
testigos del hecho.
La aparición comenzó alrededor de las 8:00 p.m. La Virgen tenía un largo
vestido blanco. Sus manos y ojos se elevaban hacia el cielo como si elevara una
oración.
Sobre su cabeza tenía una brillante corona y en el lugar donde esta se
ajustaba a la frente había una rosa. A la derecha de la Virgen estaba San José,
con la cabeza inclinada y virada ligeramente hacia ella. Vestía una túnica
blanca.
A la izquierda de la Virgen estaba San Juan Evangelista, vestido como
obispo, con un libro en su mano izquierda y con la mano derecha levantada como
si estuviera predicando.
Junto a las figuras y un poco a la derecha, en el centro, había un altar
grande y sencillo. Sobre el altar había un cordero mirando hacia el oeste y
tras él se erguía una gran cruz. Los ángeles rodeaban al cordero durante toda
la aparición.
Los quince videntes presenciaron la aparición durante 2 horas mientras
llovía y recitaban el Santo Rosario.
La aparición tiene un profundo simbolismo del libro del Apocalipsis. El
cordero es Jesús. La cruz es donde se ofrece el cordero al Padre como
sacrificio. El altar de la Misa es donde el sacrificio se hace presente.
Junto a la Cruz estaban María y San Juan. San José no pudo estar junto a
la cruz pero ahora en el cielo ya la muerte no lo puede separar de la Sagrada
Familia y los beneficios del sacrificio de Jesús.
Solo seis semanas después de la aparición, se estableció una comisión de
investigación, creada por el Arzobispo de Tuam, Mons. John MacHale. Los quince
testigos fueron examinados y la comisión reportó que el testimonio de todos,
tomados juntos, era confiable y satisfactorio.
En 1936 se creó otra comisión ante la cual comparecieron los 3 videntes
sobrevivientes: Mary O'Connell (Mary Byrne),
Patrick Byrne y John Curry. Los tres confirmaron sus declaraciones
originales de muchos años atrás.
Cuanto la comisión anunció su reporte, miles de enfermos fueron llevados
a Knock y los periódicos locales reportaron muchas curas extraordinarias.
Entre los peregrinos ilustres que han llegado hasta el santuario
irlandés están San Juan Pablo II y Santa Teresa de Calculta.
Un millón y medio de peregrinos lo visitan
anualmente.
Redacción ACI Prensa
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