La estola significa
las sogas con que Nuestro Señor fue arrastrado al Calvario.
Por: Redacción | Fuente: tallereseclesiasticosbelen.com
Al comienzo se llamaba ‘orarium’
(también ‘mappa’ o ‘sudarium’); pero en Galia, hacia fines del s.VI,
se la comenzó a llamar ‘estola’, término que
en la época clásica designaba un manto amplio que usaban las matronas.
A partir del s.XII no se utilizó más el término ‘orarium’, sino estola.
Es una tela alrededor del cuello del sacerdote,
usada para las celebraciones litúrgicas. La usan los obispos y presbíteros,
colgando del cuello hacia delante; y los diáconos, desde un hombro hasta la
cintura atravesando en diagonal la espalda y el pecho. Es símbolo de los
poderes sagrados que recibe el sacerdote, como pastor que lleva a sus ovejas
sobre sus hombros, como maestro que enseña a sus discípulos; como guía que
conduce a las almas hacia la vida eterna.
Su longitud, pues, debe ser suficiente para que,
pasada por el cuello y cruzada por delante del pecho del Sacerdote, cada
extremo, sujetado a ambos costados por el cíngulo, pueda todavía caer,
resaltando sobre la blancura del alba.
Espiritualmente, la estola puede recordarnos la
dignidad de hijos de Dios que desgraciadamente perdimos por el pecado de Adán y
Eva, y así, al ver que el sacerdote, que es nuestro representante ante el
Altísimo, lleva la estola puesta, podemos gozosamente contar con que la divina
gracia nos devolverá aquella dignidad y herencia que le corresponde, es decir,
la eterna Gloria.
La Iglesia hace pedir, al imponérsela el
Sacerdote, la inmortalidad, perdida por el pecado, y el premio de nuestro
último y feliz destino: “Devuélveme, Señor, la
estola de la inmortalidad, que perdí con la prevaricación del primer padre, y
aún cuando me acerque, sin ser digno, a celebrar tus sagrados misterios, haz
que merezca el gozo sempiterno”.
La
estola significa las sogas con que Nuestro Señor fue arrastrado al Calvario.
Es la banda longitudinal, del mismo color que la
casulla, y que el sacerdote coloca alrededor de su cuello, cruzándola sobre el
pecho y ajustándola con el cíngulo.
Como decoración lo único que se exige es una
crucecita en el medio (y que al colocársela queda a la altura del cuello), que
el sacerdote besa antes de ponersela.
Es muy discutido su origen. Para Rohualt de
Fleury, Mons. Battifol, Dom Leclerq, etc.,
fue una especie de bufanda, llamada ‘orarium’.
Esta banda o lienzo se llevaba alrededor del cuello y servía para secar la boca
(‘os’, en lat.), el sudor y las lágrimas.
b)- Para
Wilpert la estola de los diáconos tendría otro origen. Se trataría de la ‘servilleta’ (‘mappa’,
‘mantile’, ‘linteum’) que los diáconos debían utilizar cuando hacían el
servicio de la mesa eucarística y agápica.
Al igual que hoy día, en la antigüedad, al
servir las mesas, los ‘mozos’ (‘delicati’)
llevaban una servilleta (‘mappula’) colgada
del brazo o del hombro izquierdo. Y otro tanto hacían los ministros de los
servicios paganos (‘camilli’). De allí
habría pasado al cristianismo.
c)- Como
ornamento eclesiástico el ‘orarium’ o estola
se menciona por 1a. vez en el Concilio de Laodicea (s.IV), que prohíbe su uso a los subdiáconos y clérigos inferiores (lectores y
cantores), y queda entonces establecido como símbolo de la dignidad del diácono
(c. 22 y 23).
Por los concilios españoles sabemos que se
imponía a los obispos y sacerdotes en su consagración ( ordenación).
Respecto a Roma: los
primeros testimonios los encontramos en los Ordines III, V, VIII y IX. Allí,
según parece, también los clérigos de órdenes menores, usaban estola.
El ‘orarium’ que
se imponía a diáconos y sacerdotes en su ordenación, había estado toda la noche
sobre la confesión de San Pedro, para penetrarse de su celo apostólico (O.R.
IX)
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