Te presentamos 12
datos importantes que debes saber sobre este misterio.
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
El domingo siguiente a Pentecostés la Iglesia
celebra la solemnidad litúrgica de la Santísima Trinidad, misterio central de
la fe cristiana.
Aquí
te presentamos 12 datos importantes que debes saber al respecto:
1.
LA PALABRA TRINIDAD NACE DEL LATÍN
Proviene de la palabra latina “trinitas”, que significa “tres”
y “triada”. El equivalente en griego
es “triados”.
2.
FUE UTILIZADA POR PRIMERA VEZ POR TEÓFILO DE ANTIOQUÍA
El primer uso reconocido del término fue el dado
por Teófilo de Antioquía alrededor del año 170 para expresar la unión de las
tres divinas personas en Dios.
En los tres primeros días que preceden a la
creación del sol y de la luna, el Obispo ve imágenes de la Trinidad: “Los tres días que preceden a la creación de los cuerpos
luminosos son símbolos de la Trinidad, de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría”.
(Para Autólicus 2:15)
3.
TRINIDAD SIGNIFICA UN SOLO DIOS Y TRES PERSONAS DISTINTAS
El Compendio del Catecismo de la Iglesia
Católica (CCIC) lo explica así: “La Iglesia expresa
su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y
Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de
ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina.
Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el
Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo
procede del Padre y del Hijo”. (CCIC, 48)
4.
LA TRINIDAD ES EL MISTERIO CENTRAL DE LA FE CRISTIANA
Sí, y el Compendio lo explica de esta forma: “El misterio central de la fe y de la vida cristiana es
el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (CCIC, 44)
5.
LA IGLESIA DEFINIÓ DE FORMA INFALIBLE EL DOGMA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
El dogma de la Trinidad se definió en dos
etapas, en el primer Concilio de Nicea (325 D.C.) y el primer Concilio de
Constantinopla (381 D.C.).
En el Concilio de Nicea se definió la divinidad
del Hijo y se escribió la parte del Credo que se ocupa de Él. Este concilio fue
convocado para hacer frente a la herejía arriana, que afirmaba que el Hijo era
un ser sobrenatural pero no Dios.
En el Concilio de Constantinopla se definió la
divinidad del Espíritu Santo. Este concilio combatió una herejía conocida como
macedonianismo (porque sus defensores eran de Macedonia), que negaba la
divinidad del Espíritu Santo.
6.
LA TRINIDAD SE SUSTENTA EN LA REVELACIÓN DIVINA DEJADA POR CRISTO
La Trinidad solo puede probarse a través de la
revelación divina que Jesús nos trajo. No se puede demostrar por la razón
natural o únicamente desde el Antiguo Testamento. El CCIC explica: “Dios ha dejado huellas de
su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la intimidad
de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola
razón humana e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios
y del envío del Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo,
y es la fuente de todos los demás misterios”. (CCIC,
45).
Aunque el vocabulario utilizado para expresar la
doctrina de la Trinidad tomó tiempo para desarrollarse, se puede demostrar los
distintos aspectos de esta doctrina con las Sagradas Escrituras.
7.
LA BIBLIA ENSEÑA QUE EXISTE UN SOLO DIOS
El hecho de que solo hay un Dios se puso de
manifiesto en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, el libro de Isaías dice:
"Ustedes son mis
testigos, dice Yahvé, y son mi servidor, que he elegido; sépanlo, pues, y crean
en mí, y comprendan que Yo Soy. Ningún Dios fue formado antes de mí, y ningún
otro existirá después”. (Is. 43:10)
“Así habla el rey de Israel
y su redentor, Yahvé de los Ejércitos: ‘Yo soy el primero y el último; no hay
otro Dios fuera de mí’. (Is. 44: 6).
8.
EL PADRE ES PROCLAMADO COMO DIOS NUMEROSAS VECES EN EL NUEVO TESTAMENTO
Por ejemplo, en las epístolas de San Pablo se
narra lo siguiente: “¡Bendito sea el Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda
consolación (…)”. (II Cor. 1: 3).
“Un solo Señor, una sola
fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de
todos, que actúa por todos y está en todos. (Ef.
4: 5-6)
9.
LA BIBLIA TAMBIÉN DEMUESTRA QUE EL HIJO ES DIOS
Esto es proclamado en varias partes del Nuevo
Testamento, incluyendo al comienzo del Evangelio de San Juan: “En el principio era la
Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios (…) Y la Palabra
se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la
Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en él todo era don amoroso y
verdad”. (Jn. 1: 1, 14)
También:
“Después dijo a Tomás: ‘Pon
aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de
negar y cree’. Tomás exclamó: ‘Tú eres mi Señor y mi Dios’”. (Jn.
20: 27-28)
10.
EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS Y ASÍ LO AFIRMAN LAS ESCRITURAS
En el libro de Hechos, el Espíritu Santo es
retratado como una persona divina que habla y que a la que no se le puede
mentir:
“Mientras celebraban el
culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: ‘Separadme a Bernabé y a
Saulo para la obra a la que los he llamado’”. (Hechos
13: 2)
“Pedro le dijo: ‘Ananías,
¿por qué has dejado que Satanás se apoderara de tu corazón? Te has guardado una
parte del dinero; ¿por qué intentas engañar al Espíritu Santo? Podías guardar
tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte con todo. ¿Por qué has
hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios’”. (Hechos
5: 3-4)
11.
LA DISTINCIÓN DE TRES PERSONAS DIVINAS SE DEMUESTRA CON LA BIBLIA
La distinción de las Personas se puede
demostrar, por ejemplo, en el hecho de que Jesús habla a su padre. Esto no
tendría sentido si fueran una y la misma persona.
“En aquella ocasión Jesús
exclamó: ‘Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has
mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la
gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas
las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al
Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer”.
(Mt. 11: 25-27).
El hecho de que Jesús no es la misma persona que
el Espíritu Santo se revela cuando Jesús -que ha estado funcionando como
Paráclito (en griego, Parakletos) de los discípulos- dice que va a orar al
Padre y el Padre les dará “otro Paráclito", que
es el Espíritu Santo. Esto demuestra la distinción de las tres Personas: Jesús que ora; el Padre que envía; y el Espíritu que
viene: “y
yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para
siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no
le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes”. (Jn. 14: 16-17)
12.
EL HIJO PROCEDE DEL PADRE Y EL ESPÍRITU PROCEDE DEL PADRE Y DEL HIJO
“Es ciertamente de fe que
el Hijo procede del Padre por una verdadera generación. Según el Credo
Niceno-Constantinopolitano, Él es “engendrado antes de todos los siglos".
Pero la procesión de una Persona Divina, como el término del acto por el cual
Dios conoce su propia naturaleza, es propiamente llamada generación” (Enciclopedia
Católica).
El hecho de que el Hijo es generado por el Padre
está indicado por los nombres de esas Personas. La segunda persona de la
Trinidad no sería un Hijo si no hubiera sido generado por la primera persona de
la Trinidad.
El hecho de que el Espíritu Santo procede del
Padre y del Hijo se refleja en otra declaración de Jesús: “Cuando venga el Paráclito que
les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del
Padre, dará testimonio de mí”. (Jn.
15: 26)
Esto representa al Espíritu Santo que procede
del Padre y del Hijo ("que yo os enviaré").
Las funciones exteriores de las Personas de la Trinidad reflejan sus relaciones
mutuas entre sí. También puede decirse que el Espíritu Santo procede del Padre
por medio del Hijo.
Artículo publicado
originalmente en National Catholic Register
Adaptado y traducido para ACI Prensa por Diego López Marina
Adaptado y traducido para ACI Prensa por Diego López Marina
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