El Obispo de la Diócesis de Jaén (España), Mons.
Amadeo Rodríguez, explicó en una carta pastoral publicada en abril de 2019 por
qué el Ave María es “fundamentalmente una oración de la Pascua”.
En su carta titulada “Dios Te salve María”, el
Obispo de Jaén (España) aseguró que “este saludo de
Dios llenó de vida, definitivamente, el corazón de María” y “que era una invitación a vivir en la confianza de que
Dios estaba con Ella y en Ella”.
“Al escuchar ‘Dios te salve, María’” la Virgen comenzó “su itinerario vital como
Madre de Jesús y Madre nuestra”, desde ese momento María “tuvo la conciencia clara de que la gracia de Dios estaba
con Ella y de que todo lo que le sucedía era salvador, porque su vida estaba
santificada y enriquecida de gracia, en previsión de los méritos de su Hijo”.
A través de esas palabras que pronunció el Arcángel Gabriel, “conoció el amor entrañable de Dios para Ella y para toda
la humanidad” y “cómo se inició el misterio
de la encarnación redentora de su Hijo Jesucristo” porque “estaba anunciado en este saludo, dirigido a quien sería
el seno y el corazón de este maravilloso misterio de amor”.
“Por eso, el Ave María es fundamentalmente la oración
de la Pascua, que es el tiempo de la maternidad de la Virgen en Cristo Resucitado,
para todos nosotros”, subrayó el Prelado.
De esta manera el Obispo de Jaén animó a “renovar
este saludo desde nuestro corazón feliz por la resurrección del Hijo de María
nos alentará a todos nosotros a confesar a Cristo Resucitado, corazón de la
fe”.
También alienta a que en cada una de las fiestas de la Virgen que se
celebren durante el tiempo de Pascua “sea una
ocasión para apuntalar en nosotros la alegría de la fe” y destaca “la celebración de la Madre de toda la Diócesis, la
Santísima Virgen de la Cabeza”, patrona de la Diócesis de Jaén que se
celebra el último domingo de abril.
En ese sentido pone el Santo Rosario como una oración principal durante
el tiempo de Pascua porque, según precisó, “no hay
una oración que nos acerque más a Cristo, que nos lleve a un encuentro con Él
y, por tanto, que sea más misionera”.
“Poco a poco, ave María, a ave María, irá cayendo,
cada día, en nuestro corazón el precioso rocío de la vida en Cristo,
contemplada desde la Santísima Virgen”, explicó
el Obispo.
También aseguró que en la peregrinación al Santuario de Fátima que se
realizará desde la Diócesis, le pedirá a la Virgen “que
nos aliente a todos los diocesanos en el ardor misionero”.
Por eso, Mons. Rodríguez animó a leer la carta apostólica “Rosarium Virginis Mariae” que describe “el itinerario catequético del Rosario, que nos lleva a
ser discípulos misioneros”.
Según precisó el Rosario es “recordar” que “María nos enseña
a traer al hoy de nuestra vida los acontecimientos de la de su Hijo
Jesucristo”.
También aseguró que esta oración es “comprender” y “configurarse
con Cristo” porque “la Virgen, que conoce mejor que nadie en Jesús, nos va
llevando en cada misterio al conocimiento pleno de la verdad a lo largo de todo
el recorrido de su vida”.
Y “rogar” y “anunciar a
Cristo” porque “con María los
cristianos acogemos el envío misionero de Jesús a sus apóstoles y lo anunciamos
en su misterio pascual, en su muerte y resurrección”.
“El Rosario tiene una gran fuerza y es un precioso
recurso en la acción de todo evangelizador y en la vida pastoral de una Iglesia
evangelizada”, subrayó Mons. Rodríguez.
Por eso el Obispo de Jaén animó a que “en la
Pascua celebréis, con María, la Gloria Resucitada de Cristo” y “en cada romería, en cada peregrinación, en cada familia,
en cada cristiano, sólo o en comunidad, el Rosario será una invitación a crecer
en el fervor apostólico y misionero”.
Redacción ACI
Prensa
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