Llegó el día, el
pasado domingo, 29 de marzo, tuvo lugar la renovación de la consagración de
Inglaterra, como «Dote de María», a Nuestra Señora de Walsingham.
Ya conté la historia hace mes
y medio, ¡Dios mío, parece un siglo!: La Iglesia en Inglaterra «rededicará» el país como «Dote
de María»
Como afirmó el arzobispo John
Armitage, rector del santuario de Nuestra Señora de Walsingham, esta
consagración tiene como objetivo ayudar «al país a
enfrentar los desafíos actuales» y entronca con su pasado.
La consagración iba a
consistir en una «dedicación personal del pueblo de Inglaterra siguiendo los pasos del Rey Ricardo II, quien ante la
gran agitación política en 1381 [Rebelión de Wat Tyler] fue al Santuario de
Nuestra Señora de Puy en La Abadía de Westminster para buscar su orientación y
protección», y junto a esa «dedicación» personal,
habría una renovación de los votos hechos por el rey Ricardo II. En el sitio
web www.behold2020.com
se puede encontrar un mapa de los lugares que se habían adherido y una hermosa
advertencia: La historia nos muestra que, cuando el pueblo reza
para someter su vida a la voluntad de Dios, la sociedad se transforma. Llevando
a cabo esta consagración personal en 2020, puedes formar parte de la renovación
de nuestra nación, que nos acercará más a la voluntad amorosa de Dios, a través
de María.
Debido a la epidemia COVID-19,
todas las celebraciones públicas fueron suspendidas en el país, así que el acto
de consagración se recitó al mediodía en el recinto del santuario, a puerta
cerrada, y seguido por una «misa de peregrinos». Un
acto al que pudieron unirse todos los fieles. Cuando se levanten las
restricciones de movimiento y de reunión una imagen de Nuestra Madre, bajo la
advocación de Nuestra Señora de Walsingham recorrerá el país.
Con una descripción muy ‘épica’, y que me gusta, el Catholic Herald cuenta
que «La rededicación no ha sido realizada por un
monarca en una gran abadía; no tomó lugar, como había sido planeado, en
nuestras Catedrales. En su lugar, fue realizada por Obispos, sacerdotes y
laicos, aislados por la pandemia pero unidos por la fe y el propósito común».
El Cardenal Nicols hizo notar que: «Lo que es particularmente
interesante es que, en 1360 cuando Ricardo II era rey, el país se estaba
recuperando de la demoledora Peste Negra, que había masacrado vastas franjas de
Europa. Ahora este virus no tiene la misma dimensión, pero aun así recurrimos a
María en nuestra hora de necesidad»
Las familias que se unieron a
la Consagración recitaron en sus hogares la oración del Ángelus, seguido por el
Acto de Consagración, basado en la oración de Erasmo en 1532, la dedicación de
1893, la Oración por Inglaterra y Consagración de 1948 y el Acto de
Consagración realizado por San Juan Pablo II en 1982
Un confinamiento que nos
propone la oportunidad de repetir muchas veces «ad
Iesum per Mariam». No desaprovechemos la mano que Nuestra Madre
nos está tendiendo tan a menudo e insistentemente.
Juanjo Romero
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