Actualmente, existen en el seno de la Iglesia, tres posiciones en los
temas relacionados con la forma de expresarse durante la Santa Misa. Y
básicamente son los siguientes.
1- Hay quienes ven la
innovación como una expresión sana dentro del cristianismo.
2- Están los que ven
toda expresión como incorrecta.
3- Y finalmente, hay
quienes buscan actuar según lo que estipula la Iglesia.
Comenzaremos diciendo que lo correcto es actuar y expresarse de acuerdo
a las instrucciones que nos proporciona la Iglesia.
Nunca debemos olvidar que cuando nosotros vamos a Misa, estamos yendo a
la Casa de Dios, y en casa ajena no nos comportamos como nos viene en gana. En
la casa de otra persona deben acatarse las reglas del dueño de la casa. Y no es
sólo como un signo de buena educación, sino que lo dice explícitamente la
Biblia. El Apóstol San Pablo, deja instrucciones a su discípulo Timoteo, para
que durante su ausencia se comporte adecuadamente en la Casa de Dios, que es la
Iglesia.
I Timoteo 3,14-15
Te escribo estas cosas con la esperanza de ir pronto donde ti; pero si
tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la
Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.
De modo que la Iglesia es Casa de Dios y debemos saber cómo comportarnos
en ella. Para eso debemos acatar las instrucciones que nos da la Santa Madre
Iglesia, ese es el mandato que recibió de Jesucristo:
Mateo 18,18
«Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra
quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado
en el cielo.
Y aquellos que rechazan lo estipulado por la Iglesia se colocan en
franca rebeldía frente a Dios.
Lucas 10,16
«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y
quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza
al que me ha enviado.»
¿ES CORRECTO O NO LEVANTAR LAS MANOS DURANTE EL PADRENUESTRO EN MISA?
La Instrucción General del
Misal Romano dice al respecto:
81. En la Oración del Señor se pide el pan de cada
día, que para los cristianos indica principalmente el pan eucarístico, y se
implora la purificación de los pecados, de modo que, en realidad, las cosas
santas se den a los santos. El sacerdote hace la invitación a la oración y
todos los fieles, juntamente con el sacerdote, dicen la oración. EL SACERDOTE SOLO AÑADE EL EMBOLISMO, que el
pueblo concluye con la doxología. EL EMBOLISMO que
desarrolla la última petición de la Oración del Señor PIDE
CON ARDOR, PARA TODA LA COMUNIDAD DE LOS FIELES, LA LIBERACIÓN DEL PODER DEL
MAL.
La instrucción 81 nos
hace ver que es el sacerdote quien pide "por
toda la comunidad", de modo que, las manos extendidas durante el
Padrenuestro es una postura exclusiva del sacerdote, quien recoge la oración
del pueblo y la presenta a Dios.
237. Después, con las manos juntas, EL CELEBRANTE principal dice la monición antes de
la Oración del Señor, y en seguida, CON LAS MANOS
EXTENDIDAS, juntamente con LOS DEMÁS
CONCELEBRANTES, quienes TAMBIÉN EXTIENDEN
LAS MANOS, y con el pueblo, dice la Oración del Señor.
La instrucción del numeral 237 dice que el celebrante, es decir, el Sacerdote, "con las manos extendidas" y los demás
concelebrantes, o sea, otros sacerdotes si los hubiera "también
extienden las manos", hacen la Oración del Señor junto con el
pueblo. Como puede notarse, sólo se específica que el celebrante y los
concelebrantes extienden las manos, pero nunca se menciona que este gesto sea
realizado también por el pueblo.
EL SIGNIFICADO DE LAS MANOS
EXTENDIDAS
En el cielo, Jesucristo está presentando
constantemente a Dios Padre las señales de su sacrificio en la Cruz por la
salvación del mundo.
Apocalipsis
5,6.9-10.12
Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los
cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete
cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la
tierra... Y cantan un cántico nuevo diciendo: «Eres
digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste
para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has
hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la
tierra.» y decían con fuerte voz: «Digno es
el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza,
el honor, la gloria y la alabanza.»
La Santa Misa es la realización en la tierra de
lo que permanentemente está sucediendo en el cielo, en el que Cristo presenta a
Dios Padre, las huellas de su sacrificio, de su crucifixión, por el perdón de
nuestros pecados.
El Sacrificio Eucarístico es el mismo sacrificio
de la Cruz: "Una e idéntica es la Víctima, uno
mismo el que ahora ofrece por ministerio de los sacerdotes y se ofreció
entonces en la cruz. Sólo es distinto el modo del ofrecimiento". (Concilio de Trento, Sesión XXII, c. 2).
Debemos recordar que el sacerdote, al oficiar
Misa, actúa "in persona Christi", es
decir, en la persona de Cristo. De modo que, al extender las manos, el
sacerdote muestra al Padre las manos de Jesucristo atravesadas por los clavos,
muestra también sus propias manos ungidas como sacerdote que presentan a Dios
el sacrificio santo de Cristo y recoge las oraciones del pueblo para
presentarlas también, en la que se pide el pan nuestro de cada día (la
Eucaristía), el perdón de nuestros pecados y que nos libre de todo mal.
En vista de lo cual, es incorrecto por parte del
pueblo extender las manos, puesto que oscurece e interfiere la actuación del
sacerdote, no importa la devoción con que se haga. Lo propio para el pueblo, es
juntar las manos a la altura del pecho en posición de oración.
¿ES UN PECADO?
No, no es ningún pecado, ni tampoco una falta
grave. Es incorrecto, impropio, no importa lo devoto que seas, la pureza de la
intención, es incorrecto y ya. Sin embargo, hay personas que se rasgan las
vestiduras por faltas como éstas y condenan a aquellos que no tienen un
conocimiento maduro de lo que es la Santa Misa. Las cosas hay que verlas en su
justa medida, no es un pecado, pero no es correcto hacerlo, no condenemos a
quienes cometen el error. Mejor enseñemos al que no sabe, porque juzgar y
condenar al ignorante, eso sí que es un pecado y una falta de caridad.
Así que la próxima vez que
vayas a Misa, juntemos las manos y con fe digamos:
Padre
Nuestro, que estás en el cielo, Santificado sea tu nombre; Venga a
nosotros tú Reino; Hágase tu voluntad en la Tierra como en el cielo. Danos
hoy nuestro pan de cada día; Perdona nuestras ofensas; Como también
nosotros perdonamos A los que nos ofenden; Y no nos dejes caer en la
tentación Y líbranos del mal.
PAX ET BONUM
Por Jesús
Mondragón
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