Fortalécete con
el sacramento eucarístico. En medio de tantas desolaciones no deje tu alma de
cantar frecuentemente a Dios el himno de la adoración y de la alabanza. Vive
siempre alejada de la corrupción de la Jerusalén carnal, de las asambleas
profanas, de los espectáculos corruptos y corruptores, de todas esas sociedades
de los impíos. Dispón tus labios, como hizo el divino Redentor, y sigue
bebiendo con él las negras aguas del Cedrón, aceptando con piadosa resignación
el sufrimiento y la penitencia.
PADRE PÍO PADRE PÍO
Atraviesa con Jesús este
torrente, sufriendo con constancia y valentía los desprecios del mundo por amor
a Jesús. Vive recogida, y toda tu vida quede escondida en Jesús y con Jesús en
el huerto de Getsemaní, es decir, en el silencio de la meditación y de la
oración.
No te asusten ni la oscuridad
de la noche de la humillación y de la soledad ni el aumento de las
mortificaciones. Siempre adelante, adelante, Raffaelina; la amargura del
torrente de la mortificación no te detenga. La persecución de los mundanos y de
todos los que no viven del espíritu de Jesucristo no te aparten de seguir ese
camino que han recorrido los santos. Corre siempre por la pendiente del monte
de la santidad y no te desanime el sendero escabroso. Sigue caminando junto a
Jesús, y si, siguiéndole a él, estás a salvo de todo, es también muy cierto que
triunfarás, como siempre, en todo. — 365 días
con el Padre Pío. Pag, 34
Escrito por Padre Pío
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