Con compasión y
misericordia tenemos que estar en primera línea, curando con amor a las
personas heridas que encontramos.
Por: Sam Guzman | Fuente: CatholicGentleman.net // capsulasdeverdad.com
Hace unos días escribí sobre los valientes
hombres católicos que escalaron los muros de Lisboa para liberar su tierra de
la opresión. La verdad es que la mayoría de nosotros no tendría que ir a la
guerra para luchar por la libertad, pero eso no significa que no podamos luchar
en este mundo por lo bueno, lo verdadero y lo bello de otras maneras.
Como nos ha recordado de manera incesante el
Papa Francisco, vivimos en un mundo increíblemente roto y herido. Hay algunas
formas de enfrentar valientemente este mundo quebrantado y, en muchos sentidos,
malvado. Con compasión y misericordia, los hombres católicos tenemos que estar
en primera línea, curando con amor a las personas heridas que encontramos, y
combatiendo los males que los destruyen.
TRES
MALES PARA LUCHAR HOY
1.-
ABORTO: El
aborto es el mal silencioso de nuestros días, la injusticia extrema. Sucede a
puertas cerradas en clínicas limpias (y a veces no tan limpias), atendidas por
trabajadores sonrientes que hacen que matar a tu hijo sea tan simple como tirar
de un diente. Debido a que el aborto está cubierto tan bien por la industria
que se beneficia de él, es fácil olvidar que más de 4.000 bebés mueren
violentamente cada día, y eso es sólo en América del Norte.
Para acabar con el aborto, necesitamos héroes
modernos que estén dispuestos a sacrificar su comodidad y bienestar para
defender a los más pequeños. Ya sea que se trate de consejería en las aceras,
orar en silencio fuera de una clínica abortiva, o apoyar financieramente a una
organización provida, todos deberíamos estar haciendo algo para poner fin al
aborto. Lo único que no deberíamos hacer es ser indiferente.
2.-
PORNOGRAFÍA: La
pornografía es omnipresente, de fácil acceso e increíblemente destructiva. He
leído algunas cosas perturbadoras con respecto a la edad cada vez más temprana
en la cual las personas comienzan su adicción a este mal. Planeo escribir algo
más largo en un futuro sobre este tema, pero por el momento, simplemente diré
que la mejor manera de luchar contra la pornografía es no verla. Nunca. Hay
pocas cosas que destruyen tu alma de forma tan acelerada. No le des al diablo
el placer de ver tu alma arrastrada al infierno, huye de la pornografía por su
repugnante realidad.
Además, proteja a tus hijos. Nunca asumas que no
conocen lo que es la pornografía. Guarda celosamente y vigila el tiempo que
ellos pasan en internet. Con mayor frecuencia los niños de tan sólo 10 años se
están convirtiendo en adictos a la pornografía. Si estás dejando a tu hijo solo
con una computadora, lo estás dejando con una pistola cargada que puede matarlo
espiritualmente.
3.-
INDIFERENCIA RELIGIOSA: Una de
las tendencias más perturbadoras del mundo, y tristemente en la Iglesia, es la
indiferencia religiosa. Si tuviera un dólar por cada vez que escucho decir a un
católico que las personas de otras religiones pueden ser salvados, yo sería un
hombre rico. Es más, he oído a algunos católicos -que dicen conocer su
religión- expresar que incluso podría ser la voluntad de Dios que alguien
permanezca fuera de la Iglesia. Esta es la indiferencia religiosa en su cúspide.
Ustedes pueden pensar que soy terriblemente
anticuado por creer esto, pero realmente no me importa. Creo firmemente que la
indiferencia entre los católicos es un cáncer que está enviando a millones de
almas al infierno. Estamos presumiendo de la misericordia de Dios, y olvidando
que no sólo es misericordioso, sino que es justo. Estamos dejando a la gente
creer mentiras destructivas porque abrigamos la ilusión de que Dios es lo
suficientemente misericordioso como para salvarlos a pesar de que rechazan su
Cuerpo y a su Novia, la Santa Iglesia Católica.
¿Es teóricamente posible
que Cristo salve a alguien fuera de la Iglesia? Cualquier
cosa es posible con Dios. ¿Pero debemos presumir
que aquellos que están desvinculados de los sacramentos y del cuerpo de Cristo,
su Iglesia, están perfectamente bien y no tienen necesidad de conversión? Absolutamente
no. Cristo no dejó su Iglesia como una buena opción entre muchas. La dejó como
el único camino para la salvación. Lo único que inspirará un celo misionero
entre los católicos es el redescubrimiento del dogma que ha sido definido ex
cathedra por tres papas diferentes: Fuera de la Iglesia no hay salvación. "No hay más que una Iglesia universal de fieles,
fuera de la cual nadie es salvo" (Papa Inocencio III, Cuarto Concilio
de Letrán, 1215).
¿ALGO
MÁS?
Estos tres puntos son sólo el comienzo. Hay un
sinnúmero de otros males con los que podemos luchar. Por donde miremos hay
individuos que están sufriendo de depresión, de desesperación, de soledad, y de
patrones destructivos del pecado. ¿Qué males te
apasionaría combatir? ¿Cuáles son los problemas más apremiantes a los que te
sientes que debes enfrentar?
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