Al finalizar el
2017, dos informes dieron cuenta de parte de la acción social que la Iglesia
católica realiza alrededor del mundo.
Por: Felipe
Monroy | Fuente: Red de Comunicadores Católicos
Al finalizar el 2017, dos
singulares informes dieron cuenta de parte de la acción social que la Iglesia
católica realiza alrededor del mundo. El
primero, proveniente de Estados Unidos, reveló que la fundación Catholic
Extension patrocinó con 12 millones de dólares el servicio de asistencia a
migrantes en la frontera con México; el segundo, el reporte económico de la
empresa católica BOSCO, que se confirmó como
una de las más grandes proveedoras de internet en Uganda, originalmente fundada
para ofrecer una plataforma de contacto e información para confrontar al
terrorismo y remediar la brecha social en regiones marginales del norte del
país.
No son los únicos reportes
del año; en realidad, las fundaciones sociales católicas alrededor del mundo se
cuentan por centenas de millares y el análisis financiero del impacto que
dichas asociaciones de caridad tienen en sus realidades concretas ya ha sido materia de trabajo de sociedades de
inversión como Wilminton Trust, la cual publicó en 2016 un documento de trabajo
sobre “El avance de las fundaciones basadas en
organizaciones religiosas en los Estados Unidos” y en el que analiza la
importancia de estas estructuras de apoyo filantrópico organizadas y
administradas por la Iglesia católica.
Aunque el documento explica que el
financiamiento a organizaciones de caridad de la Iglesia católica en Estados
Unidos disminuyó tras los casos de abuso sexual revelados por los medios de
comunicación en la primera década del siglo, los analistas ven una mayor
confianza en los donantes católicos norteamericanos con el papa Francisco al
frente de la Iglesia universal: “De acuerdo con la encuesta
realizada por FADICA (Fundaciones y Donantes Interesados en Actividades
Católicas) el 24% de los católicos norteamericanos han incrementado sus
donativos en el último año [2014]. El estudio también menciona que
el 77% de los encuestados aseguran que es el propio papa Francisco quien los ‘inspira’ para donar, incluidos los 42% de quienes
afirman que el Papa tiene un impacto positivo en su acción caritativa”.
Sin embargo, más allá del análisis financiero, las obras de caridad que realizan las instituciones católicas alrededor
del orbe tienen potencial de mejorar la calidad de vida de no pocas
comunidades; incluso, de poder salvarlas. Esa fue
la intención original de BOSCO-Uganda, el
servicio de internet que la iglesia católica instaló en varios poblados del
norte de Uganda durante el régimen terrorista de Lord’s Resistance Army que
llegó a asesinar a más de cien mil ciudadanos y desplazar a dos millones de
ugandeses. El servicio de internet logró conectar a ciudadanos para defenderse
de asaltos armados, minas antipersonales y las amenazas de los soldados
radicalizados; Tony Okwonga, el director general y jefe de operaciones de BOSCO
explicó a National Catholic Reporter, que el servicio comenzó como un
equilibrio de acceso social (el servicio ordinario de internet cuesta 72
dólares al mes cuando el 35% de los ugandeses tiene un ingreso de 2 dólares al
día) pero que ha escalado a un nivel de competitividad regional a pesar de no
contar con los derechos para comercializar espacios digitales.
Lo mismo sucede con Catholic Extension. El
cardenal Blaise Cupich, de Chicago, reveló a Catholic News Agency que los
fieles de la parroquia del Sagrado Corazón en McAllen, Texas, lograron ayudar a
74 mil mujeres y menores migrantes en los Estados Unidos a través de esta
fundación durante la crisis de menores migrantes del 2014 y que, a través de la
fundación se destinarán 10 millones de dólares para construir un nuevo centro
de atención humanitaria en la diócesis.
Los servicios humanitarios
de la Iglesia católica permanecen a pesar de los regímenes políticos y las
debilidades estructurales locales. The
Catholic Herald publicó recientemente un análisis de David Paton, profesor
titular de la Universidad de Negocios de Nottingham y profesor visitante de la
Universidad de Santa María en Twickerham, en el que afirma que la Iglesia
católica opera en el mundo más de 140 mil escuelas, 10 mil orfanatos, 5 mil
hospitales y más de 16 mil clínicas. Tan sólo la organización Cáritas (que
agrupa a instituciones de caridad diocesana) estima que sus gastos en promoción
humanitaria ronda los 2.8 y 3.8 billones de dólares; eso, sin contar las obras
de caridad a pequeña escala que realizan las más de 200 mil parroquias
alrededor del mundo.
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