El Frepap (Frente Popular Agrícola del
Perú) vuelve a la escena política en Perú, donde el pasado 26 de
enero se han celebrado unas Elecciones parlamentarias extraordinarias (llamadas
“congresales”). Según informa Paolo Benza en El Comercio, el
partido del pescado (por su logotipo) tendrá nuevamente representación
parlamentaria después de dos décadas de repliegue a gobiernos
subnacionales.
El recuento de votos aún no ha
concluido en el momento de publicar esta noticia en InfoRIES. Al
hacerse por departamentos, los datos son fragmentarios. Las informaciones
periodísticas sitúan al Frepap entre el segundo y el cuarto puesto. Sería
segundo en número de votos, según el diario español El País, pero
descendería su lugar en número de congresistas. En Lima y el extranjero,
por ejemplo, el partido ha quedado en tercer lugar, pero en Lima
provincias es el primero.
Según El Comercio,
su votación ha sorprendido tanto que el mismo día de las elecciones la
fujimorista Martha Chávez les mandó un guiño asegurando que “se parecen
mucho” a su partido. Sin embargo, el personero legal del Frepap,
Wilfredo Tenorio, se deslindó de Fuerza Popular, en entrevista con el
portal Ojo Público, y dijo que esta afirmación era “temeraria”.
La ideología sobre la que está
fundada el Frepap –organización de corte religioso y mesiánico andino– conjuga
elementos del cristianismo y del cooperativismo incaico, según el antropólogo
Juan Ossio. Pero el corazón de su
doctrina está en el culto a la imagen del fallecido líder Ezequiel Ataucusi
Gamonal, fundador de la Asociación Evangélica de la
Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU).
El Frepap ha estado dos
décadas fuera de la escena política parlamentaria. Tras la muerte de
su mesías fundador Ezequiel Ataucusi, en
junio del 2000, y la instauración de la valla electoral como requisito para
ingresar en el Congreso, el Frepap sólo pudo ganar alcaldías
distritales en el interior del país. Los
éxitos electorales parlamentarios quedaron en el recuerdo de los años noventa.
Años en los que, bajo el
liderazgo de Ataucusi, el Frepap logró capitalizar su arrastre político con
cinco representantes. Alcanzó dos asientos en la
Asamblea Constituyente de 1992, uno en el Congreso de 1995 y dos en el que se
instaló en el 2000, pero duró sólo un año. En todos esos casos, el
partido se benefició de la ausencia de la valla electoral, que empezó a
aplicarse en 2006.
En el año 2000, por ejemplo,
alcanzó representación con sólo el 2,18 % de los votos válidos. Esta elección
se realizó pocos días antes de la muerte de Ataucusi. Pero al año siguiente,
tras la renuncia del ex presidente Alberto Fujimori, no pudo repetir el plato:
sacó solo 1,66 % y no logró diputados. En 2006, cayó todavía más, a 0,79
%. En las últimas dos elecciones –2011 y 2016– no
participó.
Durante esa época, el Frepap
se convirtió en un partido subnacional. En las elecciones municipales de 2002,
obtuvo dos alcaldías distritales y una provincial en Loreto; en 2006 repitió
las cifras, pero en Apurímac y Huánuco. Ese año, logró colocar a Livanov
Valencia al frente de la municipalidad de Challhuahuacho, el distrito vecino
del proyecto minero Las Bambas. A Valencia le tocó manejar el hoy extinto
fideicomiso social de la mina.
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS
Pero a partir de ahí, el
Frepap desapareció incluso del escenario municipal: no participó de
las elecciones subnacionales de 2010 ni 2014.
Volvió renovado en 2018, año en el que obtuvo cuatro distritales y una
provincial, en Huánuco, Loreto y Madre de Dios.
“Donde
hay un gran número de militantes
israelitas es en la selva y la ceja de selva. En la costa, en
algunas ciudades como Lima también hay una buena cantidad. Y también en la
sierra sur, allí hay muchísimos”, detalla el antropólogo y ex ministro de Cultura Juan Ossio, quien ha
estudiado a los israelitas durante más de tres décadas.
Pero pese a que su presencia
es fuerte en zonas aisladas, como el Vraem (Valle de los ríos Apurímac, Ene y
Mantaro), y aunque las laderas de los cerros en las carreteras de casi todo el
país tienen siempre una pinta con el logo del ‘pescadito’, el partido no logró crecer en términos electorales desde la muerte de su
líder fundador. Hasta la elección de hoy.
UN PARTIDO PARA EL
FIN DEL MUNDO
El ideario de los israelitas
es la conjunción de dos mundos estancados en el tiempo: su peculiar visión del
cristianismo y el incanato. No es posible entender al
Frepap separado del movimiento religioso, explica Ossio. Ambos
fueron fundados por Ataucusi: uno en los años 60, con el soporte institucional
de la Asociación Evangélica de la
Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU), y el otro en los 80, bajo el ya conocido logo
del pescadito.
“El partido lo creó Ezequiel Ataucusi con la
consigna de salvar a la población del fin del mundo. Ellos establecieron
que hubo dos cataclismos y que se venía el tercero, y ya estábamos viviendo sus
síntomas. La idea era aglutinar a la
gente y salvarla de la hecatombe que iba a venir”, explica
Ossio.
La
figura de Ataucusi Gamonal es la que aún cohesiona al movimiento, en medio de peleas
intestinas y escisiones políticas. Siempre que los israelitas se reúnen, así
sea en los cuarteles de las facciones disidentes, cuelgan en la pared un cuadro
con la imagen de su profeta más importante. “Lo
que los cohesiona es la imagen de Ataucusi. Él es la figura epónima del
movimiento”, dice Ossio.
El antropólogo explica que
detrás de este culto ferviente al líder fundador está lo que él llama el “mesianismo andino”, una característica común en las sociedades del
ande peruano que se puede rastrear hasta los levantamientos de líderes como
Túpac Amaru. Es también, según explicó en una entrevista al portal Ojo Público, una de las razones por las que el
crecimiento de Ataucusi se interpuso en el camino del de Sendero Luminoso.
“Era gente que buscaba adherirse a verdades que le
permitieran superar su sentimiento de crisis. Y la alternativa estaba
entre un movimiento que les ofrecía la posibilidad de ser los dueños de la
riqueza quitándosela a los propietarios […]; o encontrar el orden a través
de un profeta que les ofrecía
llegar a la tierra prometida siempre y cuando aceptaran las reglas de su
religión. Si no hubiese existido esta vertiente pacífica, digamos que
los senderistas hubiesen campeonado”, explicó a Ojo Público.
HOMBRES Y MUJERES EN
LA SECTA
Pero no es el mesianismo la
única característica del movimiento israelita. En la conjunción de una interpretación literal de la Biblia y la utilización de métodos
de organización social de los incas, el Frepap exhibe rasgos
ideológicos interesantes. Por ejemplo, se trata de un movimiento conservador en
términos sociales, que se podría oponer a políticas que incluyan el enfoque de
género, pero que ha dado una participación importante a las mujeres en sus
listas. La cabeza de lista de Lima es mujer: Raymunda
Quincha.
“De
acuerdo a su religión, están totalmente en contra de temas como el enfoque de
género. En esa materia, ellos piensan
que las mujeres son inferiores a los hombres, que el rol social de las mujeres
es el de servir a los varones. Pero los conciben como dos mundos
paralelos: no consideran los géneros como iguales; pero sí creen que las
mujeres pueden tener posiciones y expresarlas”, explica Ossio.
En la regla de vestimenta
israelita, que incluye las conocidas túnicas y barbas largas para
los varones, las mujeres deben portar un velo sobre sus
cabezas. En una reunión de la que participó El Comercio, los
asientos de las mujeres fueron estrictamente separados de los hombres. Sin
embargo, una integrante del movimiento le dijo sin problemas a otro militante
varón que debía ceñirse a la disciplina y realizar las labores que se le habían
asignado.
EL LUGAR DE LA
FAMILIA
Otro punto en el que los
israelitas han logrado hacer que los mundos confluyan, pese a las
contradicciones, es en la crianza familiar. Aunque en muchas de las comunidades
que han establecido en la selva se realiza una crianza comunal
de los hijos, el movimiento tiene a la familia como eje
preponderante de su estructura.
“La
familia es sumamente importante porque así está en la Biblia. Ellos se mueven
entre estos paradigmas de las
sagradas escrituras”, dice Ossio. Las enseñanzas de Ataucusi están principalmente basadas en
su capacidad de interpretación de los textos bíblicos, que privilegia un ángulo
sumamente radical. De ahí viene, por ejemplo, el requisito de vestimenta.
Pero, como todo en el movimiento,
esto se mezcla con motivos incas. “Han
utilizado en las colonias el sistema cooperativista, como el del ayllu, y su modelo político es una reinterpretación de
los incas. Los consideran los antiguos profetas. Utilizan para su modelo
político tradiciones que se dan en los andes, como la minka [trabajo
comunitario para beneficio social]”,
aclara Ossio.
De hecho, pese a que su búnker
político está en Cieneguilla, el corazón del Frepap está en
las comunidades israelitas asentadas en lugares remotos de la sierra y la selva. Por ellas, agrega Ossio, también entraron en
política. El proyecto más recordado –y aplaudido– de un congresista israelita
fue el de Fronteras Vivas: llevar su modelo de comunidad a las inhabitadas
fronteras del país, especialmente las de la selva.
“Para
el país se trataba de tener presencia en las frontera, reconocimiento del
territorio. Como la mayor parte de las fronteras está abandonada, ellos
ofrecían ocuparlas para convertirse en elementos custodios. Para ellos, se
trataba de lograr más colonias”, dice el antropólogo.
LO INESPERADO DE
ESTE ÉXITO
Aunque no han aparecido mucho
en prensa en la campaña electoral –El Comercio los invitó a su debate general y declinaron
participar–, algunas de las otras propuestas expresadas en el debate organizado
por el Jurado Nacional de Elecciones son el fin de la inmunidad parlamentaria y
el impulso de la venta de medicamentos genéricos.
Uno de sus candidatos por
Cajamarca, César Augusto Jara, registra dos procesos penales (no sentencias)
por tráfico ilícito de drogas.
Si bien el resurgimiento
parlamentario del Frepap se da en una elección fría, no deja de ser un logro
dada la situación que vive el movimiento desde hace algunos años. “Me llama la atención que haya logrado entrar al
Congreso, porque están divididos”, dice Ossio.
Desde
la muerte del mesías Ezequiel Ataucusi el movimiento se ha partido. Como
relató El Comercio en noviembre, el partido se preparaba para
la elección parlamentaria detrás de un delgado manto de silencio mediático, en
parte debido al recelo de la militancia por la existencia de facciones
disidentes. Su campaña se centró en presencia física en calles y plazas a nivel
nacional.
La más importante de estas
facciones no oficiales es la que lidera el primogénito de Ataucusi, Juan Noé.
Antes de que se iniciara la campaña, él dijo que el Frepap no había
estado “a la altura de las expectativas” en las últimas elecciones, y que esperaría
el resultado de estas para “tomar acciones
democráticas” que lo
coloquen al frente del partido para reorganizarlo.
Los resultados de las
elecciones parecen haberlo dejado sin piso. La facción
oficial está liderada por el hijo menor de su mesías, Jonás. “El grupo
de Jonás todavía es fuerte, porque son los que han copado todo el aparato
institucional del Frepap. Los otros se están abriendo campo para conquistar a
más gente, pero su situación no es muy sólida. No han logrado entrar al aparato
institucional”, explica
Ossio.
Sin embargo, Jonás es un líder ausente. “Nunca
he podido conocerlo. Nunca se presentaba en las ceremonias. Es manejado por
determinados grupos, y no tiene capacidad de ser dirigente político ni
religioso”, dice Ossio. Esto complicaría el manejo y la cohesión de
la bancada, opina el antropólogo.
Pese a estas pugnas, el Frepap
registra 42.083 afiliados a nivel nacional, seis veces más que Fuerza Popular, cinco más que
el Partido Morado y diez más que el Frente Amplio. En su momento de
mayor auge, Ezequiel Ataucusi le dijo a Mario Vargas Llosa que él lo llevaría a
la presidencia de la República. Hoy,
con expectativas mucho más acotadas, su partido sorprende a la opinión pública
regresando al Congreso.
Secretaría RIES
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