El Papa Francisco animó a los fieles católicos a
aprender de memoria las Bienaventuranzas y repetirlas, “para tener en la mente
y en el corazón esta Ley que Jesús nos da”.
El Pontífice se expresó así durante la Audiencia General celebrada este
miércoles 29 de enero en el Aula Pablo VI del Vaticano, en la que inició una
nueva serie de catequesis sobre las Bienaventuranzas que desarrollará a lo
largo de las próximas semanas. Las Bienaventuranzas, explicó Francisco, abren
el Discurso de la Montaña, “que ha iluminado la
vida de creyentes y de no creyentes”.
El Pontífice subrayó que “las
Bienaventuranzas contienen la carta de identidad del cristiano. Es nuestra
carta de identidad, porque delinean el rostro del mismo Jesús, de su estilo de
vida”.
El Papa comenzó su reflexión llamando la atención sobre el contexto en
que se produce la proclamación de las Bienaventuranzas, es algo “fundamental”, insistió.
“Jesús, viendo a la multitud que le seguía, subió
una pendiente que rodea el lago de Galilea y, sentado, se dirigió a sus
discípulos, y anuncia las Bienaventuranzas”. Por lo
tanto, “el mensaje se dirige a los discípulos, pero
en el horizonte está la multitud, es decir, toda la humanidad. Es un mensaje
para toda la humanidad”.
Además, señaló que el discurso de Jesús en la colina junto al lago de
Galilea “remita al Sinaí, donde Dios entrega a
Moisés los Diez Mandamientos”.
De esa manera, al igual que Moisés entregó al pueblo la Ley antigua, “Jesús comienza a enseñar una nueva Ley. Esos nuevos
Mandamientos son mucho más que unas normas. De hecho, Jesús, no impone nada,
sino que desvela el camino hacia la felicidad”.
“Cada una de las Bienaventuranzas se compone de
tres partes. En primer lugar, está siempre la palabra ‘Bienaventurados”, luego viene la situación en que se encuentran esos bienaventurados: la pobreza de espíritu, la aflicción, el hambre y sed de
justicia, y así hasta llegar, finalmente, al motivo de esa bienaventuranza,
introducido con la conjugación ‘porque’”.
Invitó a poner la atención al hecho de que “el
motivo de las bienaventuranzas no es la situación actual, no, sino la nueva
condición que los bienaventurados reciben como regalo de Dios porque de ellos
es el Reino de los cielos, porque serán consolados, porque heredarán la
tierra”.
En el tercer elemento, “que es precisamente
el motivo de la felicidad, Jesús emplea el futuro pasivo: serán consolados,
heredarán la tierra, serán saciados, serán personados, serán llamados hijos de
Dios…”.
Pero, “¿qué quiere decir la palabra
bienaventurado? ¿Por qué cada una de las bienaventuranzas comienza con la
palabra ‘bienaventurado’?”.
“El término original no se refiere a uno que tenga
el estómago lleno, o que se lo pase bien, sino q una persona que se encuentra
en condición de gracia, que progresa en la gracia de Dios y que progresa en el
camino hacia Dios: la paciencia, la pobreza, el servicio a los demás, el
consuelo. Aquellos que progresen en estas cosas son felices y serán
bienaventurados”.
El Papa Francisco concluyó haciendo hincapié en que “las Bienaventuranzas nos llevan a la alegría. Siempre.
Son el camino para alcanzar la alegría”.
Redacción ACI Prensa
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