El Obispo Emérito de Marajó en la Amazonía de
Brasil, Mons. José Luis Azcona, denunció la “idolatría” y el “escándalo” en
torno a las polémicas imágenes de la Pachamama, que estuvieron presentes en
distintos eventos del Sínodo de la Amazonía.
En un artículo enviado a ACI Prensa, el Prelado que sirvió durante 30
años en la Amazonía brasileña, indicó que lo ocurrido con las imágenes de la
Pachamama en la iglesia Santa María en Traspontina en Roma, ha escandalizado a
muchos en todo el mundo, comenzando por los cristianos en la Amazonía.
A continuación, el artículo completo de Mons.
Azcona.
IDOLATRÍA, ESCÁNDALO
El día 25 de octubre, dos días antes de finalizar el Sínodo, el Papa
Francisco declaró que las estatuas de la Pachamama, Madre-Tierra, habían sido
encontradas en el río Tíber tras ser robadas de la iglesia de los carmelitas
cerca al Vaticano, donde estaban expuestas en un altar.
En esa ocasión el Santo Padre pidió disculpas a todos los que
por ese motivo se habían sentido profundamente ofendidos en sus sentimientos.
Al mismo tiempo dijo que las estatuas estaban en la iglesia “sin intención idólatra”.
El martes 22 el señor Andrea Tornielli, director editorial del Vaticano,
llamó a los ladrones de las imágenes “vándalos” y
“nuevos iconoclastas”.
Explicó que no se trataba de idolatría, sino de un símbolo de fecundidad,
de la tierra y la sacralidad de la vida. Con argumentos tan débiles y apoyados
en conceptos tan limitados y fluidos como los de símbolo, simbolismo, idolatría
y adoración, el director editorial del Vaticano dejó al descubierto la
fragilidad de su argumentación así como la sensación extraña de que no estaba
siendo dicha toda la verdad.
De modo evidente, la declaración del Santo Padre de que el gesto de
colocar las estatuas en un altar en la iglesia de los carmelitas no tenía “intención idólatra” manifestaba la convicción
personal del Santo Padre. ¿Cómo negar esta
afirmación del Papa por lo que dice respecto a la certeza y conciencia de eso
mismo con relación a este asunto?
Pero ese mismo gesto fue un escándalo (y no fariseo) para millones de
católicos en el mundo entero, especialmente para los pobres, “los pequeños”, para los ignorantes, “los débiles” que evidentemente tienen el “sensus fidei” (sentido de la fe), tan justa y
permanentemente defendido por el Papa Francisco y violentamente golpeadas en su
conciencia inerme, indefensa por completo ante tamaña violencia religiosa.
Y de modo particular fueron los pobres, los simples, “los débiles”, los desprotegidos de la Amazonía,
los más afectados por este impacto idólatra. Ellos sintieron en lo más íntimo,
al menos en la Amazonía brasileña, este ataque contra la fe cristiana, contra
la convicción eclesial de que la única Reina de la Amazonía es Nuestra Señora
de Nazaré, Madre de Dios Creador y Redentor. ¡Ninguna
otra madre, ninguna otra Pachamama andina o de donde fuera, y tampoco ninguna
Jemanjá! (diosa pagana).
Así como para el católico no hay otro Señor y Salvador que nuestro Señor
Jesucristo, Hijo de Dios vivo y de Nuestra Señora de Nazaré, los otros varios
espíritus, también de los indígenas, así como cualquier otra espiritualidad del
tipo que fuera y que no es vivificada por el Espíritu Santo de Dios, procede de
los demonios y a ellos conduce. “Quien no tiene al
Espíritu de Cristo no pertenece a él” (Rom 8,9). Es decir, no es
cristiano y no es salvo. “Porque los que están en
la carne (que no viven según el Espíritu) no pueden agradar a Dios” (versículo
8).
Para los hermanos evangélicos y pentecostales este escándalo ha tenido
un efecto devastador. Horrorizados, han sido testigos de escenas de verdadera
idolatría y entre el espanto y el estupor se confirman ahora más y más en la
convicción errada de que el católico es un adorador de ídolos. Ya no de santos,
santas, José o María, sino de verdaderos demonios. De esta manera, el diálogo
ecuménico-interreligioso ha sido sacudido con consecuencias humanamente
irreparables y con complicaciones ecuménicas pesadas para quien quiera entender
el misterio de la Iglesia como “Sacramento
universal de salvación” (Lumen Gentium) también para los pentecostales.
¿Estos son algunos de los “nuevos caminos” para la
Iglesia y para la ecología integral en la Amazonía? Sé y confieso que el Papa es el principio visible de la unidad de la
Iglesia, que él tiene autoridad plena sobre toda la Iglesia. Declaro, ante todo
el mundo, que me siento en comunión con él, sucesor de Pedro, “cum Petro et sub Petro” (con Pedro y bajo Pedro).
El precedente inmediato a este escándalo fue ampliamente cubierto en las
noticias en todo el mundo en el gesto idólatra de un grupo de adoradores (as)
de esta divinidad, en los que estaba un religioso con hábito en los Jardines
del Vaticano al inicio del Sínodo. En este ritual la Pachamama, la Madre Tierra
fue adorada. El grupo se postró rostro a tierra en profundo gesto de
reconocimiento ante la diosa. El significado de esta postración puede haber
sido doble: postración como forma máxima de
adoración, reconocimiento y gratitud por la fecundidad generosa de la diosa en
toda la tierra, o como señal muy expresiva de la necesidad humana de recorrer
en intercesión ante ella para recibir las bendiciones de la fecundidad de la
tierra, los animales, la salud, etc.
Esto en presencia del Santo Padre y de algunos cardenales y obispos.
Precedieron a esta adoración otros rituales incluyendo por ejemplo la
invocación de “espíritus” y ritos con humo…
en Brasilia en el mes de junio por parte de la Repam y pocos días antes del
Sínodo en la sede de Sao Paulo en presencia de algún Cardenal.
Para lo que vamos diciendo no se ofrece una explicación satisfactoria
cuando, ante las reacciones generales, algunas veces apasionadas de muchos en
la Iglesia, se dice que se trata exclusivamente de grupos “ultraconservadores”. ¿Por qué no abrirse a la
posibilidad de que esta indignación general no sea, por el contrario, el
resultado de una reacción a conciencia cristiana injustamente agredida, más
bien formada en la Escritura, en la Tradición y la Doctrina de la Iglesia que
está viendo, de hecho, cómo es real un peligro grave para la integridad de la
fe católica, para la unidad de la Iglesia, ya tan sacudida y, en definitiva,
para una evangelización auténtica de la Amazonía que influenciará el futuro de
la humanidad?
En la declaración del Papa dos días antes de la conclusión del Sínodo
pidiendo perdón a quienes se sintieron profundamente ofendidos por el robo de
las imágenes, Francisco dijo finalmente: "La
exposición de las estatuas durante la Santa Misa de clausura del Sínodo, se
verá. Delego al Secretario de Estado para que responda a esto”.
Estas palabras en boca del Papa dejaron en espanto y horror a millones
de católicos ante esta posibilidad. Los corazones de muchos hijos de la Iglesia
lloraron amargamente clamando por piedad para la Iglesia y por misericordia a
la Madre de Dios, Madre y Reina de la Amazonía, Nuestra Señora de Nazaré.
Las imágenes fueron colocadas nuevamente en la iglesia de los
carmelitas, cerca al Vaticano, para vergüenza y humillación de muchos miembros
del Cuerpo de Cristo. Y una vez más “la abominación
de la desolación” volvía para su lugar. Las imágenes recibieron adoración
idólatra en nuevo en un “gesto de reparación”, de
honra profanada de la Diosa Madre: velas
encendidas, gestos de reconocimiento de diosa, homenajes convencidos a ella
ofrecidos por parte de adoradores en detrimento del Rey de Reyes presente en el
Santísimo Sacramento. Así se consumaba este momento tristísimo para la Esposa
de Cristo. Esta estaba despreciando públicamente a su Esposo. “¡No queremos que este reine sobre nosotros!”. Ella
soportó las burlas y mofas de su propio pueblo. Este, abandonando a su Dios se
volvió a un ídolo, un becerro festejado, aclamado y acariciado por los suyos.
Este, que es un ídolo muerto.
En este contexto de oscuridad, “pero esta es
vuestra hora, la del poder de las tinieblas” (Lc 22,53) recordemos a las
numerosas Madres-Tierra que precedieron y acompañaron a la Pachamama como
diosas de fecundidad, de fertilidad en culturas y religiones de todos los
tiempos del ámbito bíblico.
En el Antiguo Testamento estaba Astarté (Asherà), la diosa de la
fecundidad, del amor sensual, representada desnuda. Con Baal era la divinidad
máxima del mundo cananeo en lucha permanente y mortal a veces (conf. Elías) con
los profetas de Dios. Su símbolo era un animal sagrado.
En el Nuevo Testamento, en el libro de los Hechos de los Apóstoles 19,
23-40; 20,1 Artemisa de Éfeso “La grande”, diosa
de la fecundidad representada con la mitad del cuerpo lleno de mamas resumía lo
que se entiende por la estatua de la Madre Tierra Pachamama.
De esto comprendemos que Éfeso era famosa por las prácticas mágicas, fue
testigo del poder del Evangelio cuando muchos ciudadanos convertidos lanzaron
al fuego los libros de magia que habían usado, y al mismo tiempo confesaban
públicamente sus pecados (versículos 18,19).
La predicación apostólica "desvió en
Éfeso y en casi toda Asia" una multitud de idólatras "porque Pablo dice que no son dioses hechos por
manos humanas" (vs26). La predicación de Pablo hizo que "el
templo de la gran Artemisa fuera ignorado e incluso Artemisa fuera despojada de
su majestad, que toda Asia y el mundo entero adoran" (vs27). "Éfeso adora a la gran Artemisa y su estatua cayó
del cielo" (vs35).
¿Qué diferencia existe entre estas formas
ancestrales que cultura y religiosamente se pierden en el túnel del tiempo, con
la adoración de la Madre Tierra, la Pachamama, su fecundidad, y su potencia
vital?
Con la reinstalación de las imágenes de la Madre Tierra en la iglesia de
los carmelitas vuelven en nuestro tiempo las monstruosidades de idolatría
introducidas en la historia de Israel: “Hijo de
hombre, ¿ves lo que hacen estos, las grandes abominaciones que comete aquí la
casa de Israel para que me aleje de mi santuario? Pero aún verás mayores
abominaciones“. (Ez 8,6).
“El espíritu me llevó a la entrada del pórtico
interior del templo que da para el norte donde está colocado el ídolo de celos,
esto es, aquel que provoca celos” (IBID 8),
este es el celo de Yahvé, su cólera por toda la práctica idólatra. Ese ídolo de
celos tal vez sea la estatua de Astarté que Manasés introducirá en el templo (2
Reyes 21,7).
Este ídolo de “celos” tiene todo que
ver con la “abominación de la desolación de la que
habla el profeta Daniel y está instalada en lugar santo” (Mt 24, 15ss), “instalada donde no debía estar” (Mc 13,14). En
Daniel (9,27; 11,31; 12,11) parece que se designaba un altar pagano erguido en
el templo de Jerusalén (año 68 A.C) y en conexión con la profanación del mismo
y al final del sacrificio perpetuo (es decir que no existe más la comunión con
Dios) “hasta que la cólera llegue al cúmulo” (Daniel
11,36) entre el aplastamiento del pueblo de Dios y las purificaciones terribles
del mismo, junto con las maldades enorme de los malos (Daniel 12,5-13).
Esta es la “abominación horripilante” o
“desoladora” evocando al antiguo Baal y su
consorte inevitable Astarté, objeto de idolatría enfrentada y reprobada por los
profetas (Daniel 9,27). Evidentemente todo eso tiene que ver para quien quiera
comprender lo que en estos días sucedió en Roma. Uno de los aspectos más
vergonzosos de este gesto idolátrico ha sido el aplastamiento de la conciencia
de los “pequeños” por el escándalo.
Muchos se mostraron insensibles ante el principio fundamental apostólico
de respeto a la conciencia del otro proclamado y hecho efectivo por el Apóstol
como en Romanos 11,1 y siguientes. Muchos olvidan que el principio primero y
último del discernimiento y acción en la Iglesia, la ley suprema de la misma es
la caridad, especialmente con los “pequeños”. Ante
el débil, el hermano cristiano está obligado por la ley de la caridad, “la ley del espíritu que da vida” (Rom 8,1-4), a
acoger al “débil en la fe” con amor
comprensivo, que lo haga renunciar de hecho a su derecho, en virtud del supremo
mandamiento de la caridad: “Acoge al débil en la fe
sin querer discutir sus opiniones” (Rm 11,1).
“Cuida ante todo de no colocar tropiezo o escándalo
ante vuestro hermano” (13). Y aquí se colocaron muchos
tropiezos de manera que muchos hermanos cayeran. Los motivos según la doctrina
apostólica son evidentes. Si por causa de un alimento (imagen) tu hermano queda
entristecido “sucumbiendo al escándalo o viendo a
su hermano cometer una acción que él reprueba, ya no procedes por amor” (vs.15).
El efecto de este comportamiento frío e insensible es devastador: “Estás haciendo perecer por causa de tu alimento (imagen)
a alguien por quien Cristo murió” (ibidem 15b). Esto lleva
necesariamente a la destrucción de la obra de Dios que es la propia persona
débil (vs.15) o la comunidad cristiana (1 Cor 3,9).
Esta es la regla suprema también en nuestros tiempos: “Nosotros los fuertes debemos cargar las fragilidades y
no buscar la propia satisfacción” (Rm 15,1). Todo esto recibe
confirmación plena en el texto paralelo de la primera Carta a los Corintios 8,
vs. 10-13. Esta es la suprema ley del Evangelio. Muchos “pequeños” ignorantes, pobres, sobre todo en la Amazonía se
quedaron golpeados en su conciencia con consecuencias para la fe y para la
comunión eclesial de trascendencia difícilmente imaginables. Hechos que claman
al cielo.
POR ÚLTIMO, ¿QUÉ ES EL
ESCÁNDALO?
El Catecismo de la Iglesia Católica (N.2284 y siguientes) trata del
escándalo cuando estudia el quinto mandamiento de la ley de Dios “No matarás”
en la segunda parte. El título es “El respeto a la
dignidad de las personas. El respecto al alma del otro: El escándalo”.
Se trata por lo tanto de un ataque a los derechos humanos y divinos.
El escándalo es la actitud o el comportamiento que lleva a otro a
practicar el mal. Aquel que escandaliza se convierte en el tentador del
prójimo, arrastra a su hermano a la muerte espiritual. El escándalo constituye
una falta grave si por acción u omisión se conduce deliberadamente a otro a una
falta grave (CIC 2284).
El escándalo se reviste de una gravedad particular en virtud de la
autoridad de los que lo causan o de la debilidad de los que lo sufren. En este
caso del Papa, algunos cardenales, obispos, asesores, etc. o de los “débiles”, de los que lo sufren, en general de
gran parte del pueblo amazónico: indígenas,
afrodescendientes, ribereños, analfabetos, cristianos poco evangelizados… y
también del mundo entero.
“El escándalo es grave cuando es dado por aquellos
que por naturaleza o por su función deben enseñar y educar a los otros”. (CIC 2285) (Conf. nota 469 1Cor 8,10-13).
Volviendo al texto de la primera de Corintios, el asunto de las carnes
sacrificadas a los ídolos, Pablo habla severamente a los “fuertes”, los “libres”,
los “bien formados”, diciendo: “y así, por causa de tu ciencia perecerá el débil, el
hermano por el cual Cristo murió” (1 Cor 10,10-11). “Así pecáis contra vuestros hermanos, así herís su
conciencia, así pecáis contra Cristo, contra la comunidad, contra la Iglesia,
contra el Cuerpo de Cristo” (vs12) también y especialmente en la
Amazonía. Por eso “si un alimento (imagen) es
ocasión de caída para mi hermano nunca comeré carne” (vs 13), dice el
apóstol.
En relación a los acontecimientos de las imágenes en Roma también son
válidas como nunca las palabras del Catecismo: “El
escándalo es grave cuando…” (final del número 2285) se entiende
lógicamente de quien llevó deliberadamente a
otro a una falta grave (2284 final).
Para concluir, es necesario recordar que: “La
autoridad será ejercida legítimamente si procura el bien común del grupo en
cuestión y si para alcanzarlo se usa medios moralmente lícitos. Se sucede que
los dirigentes promulgan leyes injustas o toman medidas contrarias al orden
moral, estas disposiciones no podrán obligar a las conciencias”. “En este caso
la propia autoridad deja de existir degenerando en abuso de poder”
(Pacem in terris 51; CIC 1903).
Lo que se refiere directamente a la autoridad humana en este numeral
tiene evidentemente aquí una aplicación mucho más exigente y grave, tratándose
de la salvación eterna, del Cuerpo de Cristo, de su unidad, de la “comunión íntima con Dios” (Lumen Gentium 1). El
escándalo, por otra parte puede ser provocado por la ley o por las
instituciones (N. 2287).
Finalizando, es imposible colocar sobre el mismo altar o en el mismo
templo la imagen de Nuestra Señora de Nazaré, Madre de Dios y de la Iglesia; y
la imagen de la Pachamama, la diosa de la fecundidad y de la sacralidad de la
vida.
Así como es imposible adorar a Jesús el Hijo de Dios vivo y adorar a
Astarté (Pachamama, Madre Tierra) en los Jardines del Vaticano como fue adorada
al inicio del Sínodo.
Es imposible por lo tanto “beber el cáliz
del Señor y el cáliz de los demonios, participar de la mesa del Señor y de la
mesa de los demonios. Porque no quiero que entréis en comunión con los
demonios” (Conf. 1 Cor 10,20-21). “¿O
queremos provocar el celo del Señor? (Por el ídolo del celo de la
cólera. Ezequiel 8,5). ¿Seríamos más fuertes que
él?” (vs 22)
¡Viva Nuestra Señora de Nazaré!
¡Viva Nuestro Señor Jesucristo!
¡Viva el Papa!
1 de noviembre de 2019
Anajás (Marajó) Amazonía
¡Viva Nuestro Señor Jesucristo!
¡Viva el Papa!
1 de noviembre de 2019
Anajás (Marajó) Amazonía
Redacción ACI Prensa
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