El egoísmo hace que nos amemos más de lo que amamos
a Dios, lo que nos llevará a perder la vida eterna.
Por: P. Miguel A. Fuentes IVE | Fuente: ElTeologoResponde.org
PREGUNTA:
Podría informarme algo acerca de "el egoísmo", o un lugar en donde buscar
al respecto. Gracias
RESPUESTA:
En realidad el egoísmo es lo contrario del
verdadero amor, ya que este nos hace salir de nosotros mismos y nos hace
darnos a lo que amamos transformándonos en la cosa amada, en cambio el egoísmo tiene como centro de todas las cosas a nosotros
mismos y hacemos que todo convenga para lo que nosotros queremos,
por eso el egoísta no se sale de sí mismo sino que todo lo que haga será
buscando su propio interés. El mejor ejemplo del
verdadero amor contrario al egoísmo es el de Jesucristo que dio su vida por
nuestro rescate sin sacar El ninguna
ventaja, solo buscando nuestro bien. Y también podes tomar los ejemplos de lo
santos que por amor de Dios se olvidaron de su bien terrenal y se dieron por
completo en el bien del prójimo, pero por amor a Dios, o sea el orden que Jesús
enseñó cuando el fariseo le preguntó cual era el primero y principal de los
mandamientos.
En otro pasaje cuando Jesús dice aquello de que quien ama su vida la perderá y quien odia su vida, por amor a
Mí, la salvará, justamente se refiere al
verdadero amor y al egoísta que hace que nos amemos de modo desordenado -o sea más que a Dios- y ese amor desordenado de nosotros mismo nos
llevará a perder la vida que es la vida eterna.
Copio a continuación un texto de Mons. Fulton Sheen, donde él
describe como somos en realidad y lo que nuestro egoísmo nos hace creer que
somos
EL "EGO" Y EL "YO"
"El extraño caso del Dr. Jekylly de Míster Hyde" es la historia de todo
hombre nacido de mujer, porque dentro de cada uno de
nosotros viven dos nosotros mismos: el "Ego" y el "Yo"; el que aparece
exteriormente y el que es; el hombre que trata con otros hombres y el hombre desconocido
para todos los demás.
El
ego es lo que pensamos que somos; el yo es lo que, en realidad, somos.
El ego es el niño consentido: egoísta, petulante, alborotador
y mimado, el origen de nuestros errores en la vida. ¡El yo es nuestra personalidad hecha a imagen y semejanza de Dios!
Las vidas de nuestros dos nosotros mismos no pueden ser
vividas simultáneamente. Si pretendemos e intentamos hacerlo, sufriremos
remordimientos, ansiedades y descontento interno. Si la verdadera libertad se
ha de hallar dentro de nosotros mismos, el ego debe ceder al nacimiento de
nuestra propia personalidad. Pero es un compañero tan familiarizado, para
algunas personas, que no puede ser fácilmente dejado de lado, y no hay provecho
ninguno en decirles que el superficial ego no tiene lugar legítimo en su
interior. Lo mismo que la capa de arcilla de las fundiciones, el falso ego debe
ser arrancado, separado y arrojado, y es éste un proceso que implica
desasimiento, dolor, y que causa cierta indignación.
CUANDO
EL EGO DOMINA NUESTRA VIDA:
- Vituperamos
pequeñas faltas en los demás y excusamos grandes errores en nosotros
mismos;
- Vemos
la paja en el ojo ajeno e ignoramos la viga en el nuestro.
- Somos
injustos con los demás y negamos que haya falta en nuestra actitud; otros
hacen lo mismo con nosotros y decimos que debieran conocer mejor las
cosas.
- Odiamos
a otros seres y a ese odio lo calificamos de "celo";
- Halagamos
a otras personas teniendo en cuenta lo que pueden hacer en nuestro favor,
y a esto lo llamamos "amor";
- Les
mentimos, y esas mentiras las justificamos denominándolas
"tacto".
- Somos
remisos para defender en público los derechos de Dios, y a eso lo
calificamos como "prudencia";
- Procedemos
egoisticamente, hacemos a un lado a otros seres, y esa actitud es ante
nuestros ojos "procurar nuestros justos derechos";
- Somos
severos críticos de los demás y decimos que "enfrentamos
valientemente los hechos";
- Nos
rehusamos a abandonar nuestra vida de pecado, y a cualquiera que así
procede lo tildamos de "escapista".
- Nos
cuidamos excesivamente y decimos "cuidar la salud";
- Juntamos
más riquezas de las que son necesarias para nuestra situación en la vida y
decimos procurar la "seguridad";
- Nos
causa disgusto la riquezas de los demás y nos vanagloriamos de ser
"defensores de los sumergidos";
- Negamos
inviolables principios de justicia, nos aseguramos con toda firmeza en el
aire y decimos ser "liberales".
- Empezamos
nuestras frases con el pronombre "Yo", y condenamos a otras
personas como inaguantables, porque desean hablar acerca de sí mismas,
siendo así que nosotros deseamos hablar acerca de nosotros;
- Arruinamos
la vida familiar por medio del divorcio, y decimos que nos es preciso
"vivir nuestra vida";
- Creemos ser virtuosos… simplemente porque hemos hallado a alguna otra persona más viciosa.
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