La Iglesia Católica
admite una devoción hacia los Ángeles Custodios, pero no adorarlos y ponerles
un nombre.
Por: María Ximena Rondón | Fuente: ACI Prensa
Los Ángeles Custodios acompañan y protegen al ser humano desde el
momento de la concepción, y la Iglesia Católica admite una devoción hacia
ellos, pero no adorarlos y ponerles un nombre.
El motivo está explicado en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, elaborado por la Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede y publicado en el
año 2002.
El Capítulo VI titulado “La Veneración a los
Santos y Beatos”, indica que a lo largo de los siglos los fieles “han traducido en expresiones de piedad las convicciones
de fe respecto al ministerio de los Ángeles”. Por ejemplo, los han
nombrado patronos de ciudades, han construido santuarios en su honor y han
establecido días festivos.
Otra devoción es la del Ángel Custodio, que si bien es “legítima y saludable” puede dar “lugar a desviaciones”.
En ese sentido, el documento precisa que se debe “rechazar
el uso de dar a los Ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y
Rafael, que aparecen en la Escritura”.
En tanto, el numeral 328 del Catecismo de la Iglesia Católica explica que
los Ángeles son “seres espirituales, no
corporales”, como las demás cosas de la tierra sobre las cuales el
hombre tiene dominio y puede nombrar.
Ese mismo texto agrega que los ángeles “tienen
inteligencia y voluntad: son criaturas personales (Pío XII, enc. Humani
generis: DS 3891) e inmortales (Lc 20, 36). Superan en perfección a todas las
criaturas visibles”.
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