martes, 22 de octubre de 2019

LAS ÍDOLAS


Me gustaría lanzar una pregunta a los participantes del sínodo amazónico. Sería una pregunta compleja, pero fundamental. Una pregunta global, clave, trascendente: ¿cómo hacer que el mundo viva en paz y en justicia? ¿cómo lograr la conversión del mundo y la evangelización de la Amazonía?
Ya vemos las respuestas que se van ofreciendo: ordenación de “viri probati”, diaconado femenino, liturgia propia, opción ecológica, respeto a los pueblos indígenas, compartir creencias más que imponer nuestra fe, inculturación. ¿Será eso?
Alguien preguntaba a santa Teresa de Calcuta qué sería necesario para convertir América y salvar el mundo. Su respuesta clara y concisa: “Mi respuesta es: la oración. Lo que se necesita es que cada Parroquia visite a Jesús en el Santísimo Sacramento durante Horas Santas de oración".
Es la respuesta no de una cualquiera, de una ecologista o quizá, más bien, ecolo jeta. Es la respuesta de una santa que, curiosamente, y mira que dio su vida por los pobres y abandonados, cada vez es menos citada en la Iglesia, tal vez porque no tuvo necesidad de ciscarse en la doctrina ni en la disciplina de la Iglesia para hacerlo.
Nos han enseñado por activa, pasiva, reflexiva, perifrástica y peripatética una especie de encuentros de oración sincretistas en torno a unos cuantos ídolos e “ídolas” signos de virilidad, fecundidad y maternidad. Encuentros de oración y reflexión celebrados en los jardines vaticanos, con loro de plástico y todo, y en algunos templos romanos con canoa, remeros y plumas varias sin segunda intención, o con ella, qué más da. Por cierto, que creo que las “ídolas” van camino de su amazonía por el camino más ecológico: Tíber, Mediterráneo, estrecho de Gibraltar, Atlántico y a casa.
Madre Teresa, santa Teresa de Calcuta, me temo que en tal guisa hubiera dedicado escaso tiempo a la ecología, nulo al rito amazónico y posiblemente mucho a destacar que, en cualquier labor evangelizadora, o está Cristo en medio, o Cristo es adorado en el Santísimo Sacramento, o aquí estamos tocando no el violón, sino el manguaré o la flauta, mucho más propios.
Estamos medio bobos, y ahí lo dejo que me he levantado esta mañana generoso. Resulta que hemos conocido a Cristo, camino verdad y vida, por lo menos hasta ahora. Resulta que se nos ha dado el don de la eucaristía que nos permite celebrar el misterio de la muerte y resurrección de Cristo en cada celebración, y además conocemos y reconocemos a Cristo realmente presente en la eucaristía, a Cristo el Señor, a Cristo presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Pues en lugar de contarlo, manifestarlo y enseñar que ahí está la vida, que ahí tenemos todo, y que en la adoración tenemos la clave para la conversión del mundo, preferimos montar una performance con las ídolas, la canoa y el loro de plástico.
Me dicen que en la Amazonía cada vez hay más protestantes. Normal. Y fuera, protestones. Lógico.
Jorge

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