El Papa Francisco inauguró el Mes Misionero
Extraordinario que la Iglesia universal celebrará durante todo el mes de octubre
de 2019 y alertó sobre tres “pecados en contra de la misión”.
El Santo Padre dio inicio en la Basílica de San
Pedro del Vaticano a esta iniciativa sin precedentes al presidir el rezo de las
vísperas en la memoria litúrgica de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de
las misiones.
El rito litúrgico se llevó a cabo en un clima de devoción y oración que
fue alternado por la escucha de algunos testimonios de misioneros, momentos de
silencio y cantos.
Antes de concluir, el Pontífice entregó crucifijos a misioneros
-religiosos y laicos- que partirán en misión a Taiwán, República Democrática
del Congo, Camboya, Bangladesh, Sudán del Sur, Kazajstán, Kirguizistán y
Brasil.
Previamente, el Papa Francisco envió un mensaje a través de su cuenta
oficial de Twitter @Pontifex en el que animó a seguir el ejemplo de Santa
Teresita del Niño Jesús durante este Mes Misionero Extraordinario. “A través de nuestros pequeños pasos de amor, Dios hace
grandes cosas, Dios logra la salvación del mundo”, escribió el
Pontífice.
A través de nuestros pequeños pasos de amor Dios
hace grandes cosas, Dios logra la salvación del mundo. Confiemos a Santa
Teresita del Niño Jesús, amiga fiel, el #MesMisioneroExtraordinario
que comienza hoy. #MissionnaryOctober
https://t.co/zgihGZo97T
— Papa Francisco
(@Pontifex_es) 1 de octubre de
2019
Durante su homilía pronunciada en la Basílica de San Pedro, el Santo
Padre explicó que este Mes Misionero Extraordinario “quiere ser una sacudida
que nos impulse a ser activos en el bien. No notarios de la fe y
guardianes de la gracia, sino misioneros” y para ello, pidió no vivir una fe “de sacristía”.
Reflexionando sobre el pasaje bíblico del capítulo 25 de San Mateo, el
Pontífice se detuvo en la enseñanza de la parábola para destacar que “Dios nos ha confiado sus bienes más grandes: nuestra
vida, la de los demás, a cada uno muchos dones distintos. Y estos dones, estos
talentos, no representan algo para guardar en una caja fuerte, sino una
llamada: el Señor nos llama a hacer fructificar los talentos con audacia y creatividad”.
“Dios no nos preguntará si hemos conservado
celosamente la vida y la fe, sino si la hemos puesto en juego, arriesgando,
quizá perdiendo el prestigio”, afirmó el Papa, quien animó a
todos los fieles -religiosos y laicos- a entregar la vida por la misión.
“La hemos recibido no para enterrarla, sino para
ponerla en juego; no para conservarla, sino para darla. Quien está con Jesús
sabe que se tiene lo que se da, se posee lo que se entrega; y el
secreto para poseer la vida es entregarla. Vivir de omisiones es
renegar de nuestra vocación: la omisión es contraria a la misión”, exclamó.
¿CÓMO SE HACE PARA SER
MISIONERO?
En esta línea, el Santo Padre describió cuál es la clave del ser
misionero. Dijo que es el vivir como testigo, “testimoniando
con nuestra vida que conocemos a Jesús. Testigo es la palabra clave, una palabra que tiene la misma raíz
de significado que mártir. Y los mártires son los primeros testigos de la fe:
no con palabras, sino con la vida. Saben que la fe no es propaganda o
proselitismo, es un respetuoso don de vida. Viven transmitiendo paz
y alegría, amando a todos, incluso a los enemigos, por amor a Jesús”.
Por ello, el Papa Francisco advirtió sobre los pecados de omisión que
van contra de la misión, porque “en vez de
transmitir la alegría, nos cerramos en un triste victimismo, pensando que
ninguno nos ama y nos comprende”; y preguntó: “¿Dios
te ha dado unos talentos y tú te crees tan pobre que no puedes enriquecer a
nadie?”.
TRES PECADOS EN CONTRA
DE LA MISIÓN
De este modo, el Pontífice describió en concreto
tres pecados en contra de la misión:
1. “Cuando,
quejumbrosos, seguimos diciendo que todo va mal, en el mundo y en la Iglesia”.
2. “Cuando
somos esclavos de los miedos que inmovilizan y nos dejamos paralizar del
‘siempre se ha hecho así’”.
3. “Cuando
vivimos la vida como un peso y no como un don; cuando en el centro estamos
nosotros con nuestros problemas, y no nuestros hermanos y hermanas que esperan
ser amados”.
En este sentido, el Papa Francisco recordó que “Dios
ama al que da con alegría” y explicó que el Señor “ama una Iglesia en salida. Si no está en salida no es
Iglesia”.
“Una Iglesia en salida, misionera, es una
Iglesia que no pierde el tiempo en llorar por las cosas que no funcionan,
por los fieles que ya no tiene, por los valores de antaño que ya no están.
Una Iglesia que no busca oasis protegidos para estar tranquila; sino que solo
desea ser sal de la tierra y fermento para el mundo. Sabe que esta es su
fuerza, la misma de Jesús: no la relevancia social o institucional, sino el
amor humilde y gratuito”, dijo el Papa.
TRES MODELOS PARA EL
MES MISIONERO EXTRAORDINARIO
Finalmente, el Santo Padre señaló que durante este Mes Misionero
Extraordinario de octubre, mes del Rosario, seremos acompañados por los modelos
de una religiosa, un sacerdote y una laica: Santa Teresa del Niño Jesús, San Francisco
Javier y la venerable Paulina Jaricot, “una trabajadora
que sostuvo las misiones con su labor cotidiana: con el dinero que aportaba de
su salario, estuvo en los inicios de las Obras Misionales Pontificias” e
interrogó: “Y nosotros, ¿hacemos que cada día sea
un don para superar la fractura entre el Evangelio y la vida? Por favor, no
vivamos una fe “de sacristía”.
Por este motivo, el Papa Francisco propuso una enseñanza con estos tres
modelos, quienes dicen que “nadie está excluido de
la misión de la Iglesia”. “Sí, en este mes el Señor te llama también a ti.
Te llama a ti, padre y madre de familia; a ti, joven que sueñas cosas grandes;
a ti, que trabajas en una fábrica, en un negocio, en un banco, en un
restaurante; a ti, que estás sin trabajo; a ti, que estás en la cama de un
hospital... El Señor te pide que te
entregues allí donde estás, así como estás, con quien está a tu
lado; que no vivas pasivamente la vida, sino que la entregues; que no te
compadezcas a ti mismo, sino que te dejes interpelar por las lágrimas del que
sufre”.
“Ánimo, el Señor espera mucho de ti. Espera también que alguien tenga la valentía de
partir, de ir allí donde se necesita más esperanza y dignidad, ‘ad gentes’,
allí donde tanta gente vive todavía sin la alegría del Evangelio. Ve, el
Señor no te dejará solo; dando testimonio, descubrirás que el Espíritu
Santo llegó antes de ti para prepararte el camino. Ánimo, hermanos y
hermanas; ánimo, Madre Iglesia: ¡Vuelve a encontrar tu fecundidad en la
alegría de la misión!”, concluyó.
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI
Prensa
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