viernes, 30 de agosto de 2019

QUIERO SABER… ¿CUÁL ES TU SUEÑO?


¿ESTÁS DISPUESTO A AFERRARTE A TUS SUEÑOS?

No estoy hablando sobre un deseo – un deseo es usualmente solo un pensamiento con el que la mayoría de gente no hace nada al respecto. Pero un sueño es algo que captura tu corazón y espíritu. Enciende tu imaginación y te llena de una inextinguible esperanza. Se convierte en algo que no puedes dejar a un lado fácilmente.
Los sueños consumen tus pensamientos y te llenan de emoción y pasión. Esto puede pasar en un solo momento, o pueden cautivar tus pensamientos por años. A veces cuando el sueño es muy grande, tú lo abrazas, y de algún modo sientes que él te abraza también.
Nuestros sueños son usualmente sobre experimentar una vida mejor, sobre lograr grandes cosas… son imágenes que tenemos del futuro que revelan una parte de nuestras vidas que serán mejores que en el pasado.
Se necesita valor para soñar. En cualquier momento en el que te atrevas a soñar, habrá riesgos que involucrarán. ¿Qué si nunca ocurre? ¿Qué si cuesta mucho? ¿Qué si la gente se ríe de ti?
Es difícil sostener un sueño. Es difícil creer cuando el mundo y los que están alrededor tuyo no te dan ninguna razón para presionar y seguir adelante.
Yo he sido bendecido al poder realizar muchos sueños en mi vida y ministerio, y estoy convencido de que un sueño solo ocurre cuando dos cosas toman un lugar:
1. Vives con una fe expectante de que ocurrirá.
2. Te rehúsas a dejar ir tu sueño – independientemente a las circunstancias en tu vida.
Cuando Dios puso el sueño en mi corazón de adquirir una arena deportiva como el lugar para la iglesia Lakewood, tengo que admitir que incluso en el primer momento, estaba muy inseguro de cómo eso podría ocurrir. Pero solo me mantuve creyendo en la palabra de Dios. El me animó a que creyera en que con Él “nada es imposible”. Mientras los meses pasaban, hubo muchos momentos cuando los obstáculos y problemas eran innumerables y sobrepasaban la posibilidad de recibir la promesa que Él nos había hecho.
Pero durante esos momentos, fui a la palabra de Dios y aprendí algo sobre la vida de David. En 1 Samuel 30:6, dice que David se animó en el Señor.
Así que tomé la decisión de que cuando las circunstancias o gente dijera cosas que me desanimaran a seguir con los sueños de mi corazón, regresaba al Señor y me paraba en sus promesas. Además de eso, yo haría todo lo que pudiera para expresar continuamente esperanza, tanto verbalmente como en mis acciones, en lo que creía que Dios tenía guardado para nosotros.
Escogí no dejar ir a mi sueño o abandonarlo, sino seguir adelante y alabar a Dios.
Yo sé que en mi vida, nunca habría realizado algunos de los sueños más increíbles con los que Dios me ha bendecido, sino fuera por el apoyo de mi esposa Victoria. Cuando comienzo a dudar o sentir la presión de dejar ir lo mejor de Dios, ella está allí para recordarme la fidelidad de Dios, y para darme palabras de esperanza, vida y animarme sobre mi futuro.
Deseo que cada uno tenga una voz de ánimo como esa en su vida, pero a veces no es el caso. De hecho, a veces los más cercanos a ti pueden ser los más grandes “incrédulos” de tus sueños.
Creo que una cosa Dios me ha llamado a ser y es una voz de ánimo en tu vida:
¿Cuál es la visión de Dios que captura tu corazón, que ha permanecido, que no se ha ido? ¿Sigues sosteniéndolo o ya lo dejaste ir? Si lo hiciste, ha llegado el tiempo de recogerlo otra vez y reclamar tu sueño.
Déjame animarte: un sueño no siempre tiene que ser espectacular como ganar una medalla olímpica o llegar a ser presidente.
De hecho, uno de los mejores sueños es ver a tu hijo caminar en una correcta relación con Dios o experimentar la restauración de tu matrimonio o tener un trabajo que te pague por hacer lo que amas hacer.
A veces un sueño es solo una foto, una imagen que no entendemos por completo y requiere fe para creer en ella. Dios quizás te de un sueño en pedazos – pidiéndote que creas. Mientras vas dando pequeños pasos de fe, Él llenará los espacios en el camino.
Eso es lo que pasó en la vida de José en Génesis 37. Dios le dio a José un sueño inusual que él no entendió por completo, pero José creyó inmediatamente. Y por eso, los hermanos de José lo odiaban y su padre lo regañó. Nadie creía en José, y por años y años su sueño hizo su vida realmente difícil. Traicionado y dado por muerto por sus hermanos, fue vendido como esclavo en una tierra extranjera, solo y atemorizado, todo lo que José tenía para sostenerse eran sus sueños y su fe en Dios. Pero José no lo dejaría ir, y poco a poco el empezó a ver las pistas de que su sueño se iba a hacer realidad.
Los desafíos que enfrentas van a requerir que tu tomes la misma opción – ¿dejarás tu dolor en el pasado para conseguir tus sueños, o dejarás que esos sufrimientos roben tu esperanza de una mejor vida?
Como lo dije, ver cómo se lleva a cabo tu sueño puede no ser fácil, pero una vez que ocurre, vale la pena todo lo que invertiste.
Soñar y creer que mejores cosas en tu vida y en la vida de los que están alrededor tuyo vendrán es contagioso. Cuando tú te rodeas de alguien con el coraje para soñar, eso tiene un tremendo impacto en ti.
Como creyentes, no ponemos nuestra confianza en las circunstancia o en la gene. Nuestra confianza descansa en el Señor. Dios hará muchísimo más de lo que podamos pedir o pensar. Esto es lo que estamos creyendo y tengo la confianza de que ocurrirá mientras unimos nuestras manos y corazones para ofrecer esperanza real a la gente… una esperanza que solo se puede encontrar en una relación personal con Jesucristo.
No dejes que nadie te haga retroceder. No dejes que nadie te aleje de tus sueños. Los sueños que Dios te ha dado son tesoros por los que vale la pena vivir. ¡Ellos valen pagar el precio, te lo prometo!
Por Pastor Joel Osteen
Fuente: joelosteen.com/Pages/Article.aspx?articleid=6509

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