miércoles, 7 de agosto de 2019

ALELUYA Y SÓLO ALELUYA, NO OTROS CANTOS RIDÍCULOS


De pena. No se quieren enterar, ni los coros parroquiales de guitarra y pandereta ni los responsables de la celebración (sacerdotes y obispos). Antes del Evangelio se canta el Aleluya, no otra cosa, no otro canto.
Estando todos en pie, el coro entona «Aleluya», que es repetir varias veces cantada esa bendita palabra: «Aleluya». Luego se canta el versículo breve que propone el Leccionario… y entonces todos cantan y responden alegres «Aleluya», repetido también varias veces.
Eso es cantar el Aleluya. Mientras tanto se impone incienso en el incensario, se da la bendición al diácono, y éste, previa inclinación al altar, toma el Evangeliario y va en procesión, junto a los cirios, al ambón…
¿Qué vemos? Algo raro. Una corruptela. Sustituir el Aleluya por un canto cualquiera que contenga la palabra «Aleluya»… pero que no es la aclamación Aleluya de la liturgia.
Por ejemplo, el divulgado y horrible canto (que no es para la liturgia) «Aleluya cantará quien perdió la esperanza y la tierra sonreirá. Aleluyaaa…»
Óiganlo aquí:
Cuando no, algunos atrevidos lo sustituyen por un canto que les gusta a los del coro, pero tampoco es el «Aleluya».
Escucha, tú, la Palabra de Dios, no sólo con tus oídos, también con tu corazón.

Escucha, tú, la Palabra de Dios y estate siempre atento a su Voz. (bis)
Déjala entrar dentro de tu corazón, pásala a tu mente y a tu situación, vívela, vívela en tu realidad, haz que por tu vida llegue a los demás.
Si tus manos son instrumento de Dios, da tu pan al pobre, préstale tu voz, ama a Dios, ama a Dios con tu caridad; oye su Palabra con sinceridad.
Y si lo quieren oír:
Pero no es esto lo que enseña el Misal en su Ordenación general ni la Ordenación del Leccionario de la Misa.
Es repetir sola y exclusivamente la palabra «Aleluya», luego el versículo bíblico, y aclamar de nuevo «Aleluya».
Cortemos los abusos sobre todo enseñando doctrina, el sentido que tiene cada elemento de la liturgia y haciendo bien las cosas.
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Aunque hoy tocaría seguir con la profundización en las respuestas, lo interrumpo con esto, porque es horroroso a veces ver la Misa en TV y encontrarte con estos disparates.
Javier Sánchez Martínez

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